Hay una frase popular que indica que "hay momentos que deberían ser eternos" . Pero muchas veces el paso del tiempo conspira contra eso y aquello que en el pasado supo enorgullecer a toda una comunidad hoy los avergüenza. 

El ejemplo bien podría aplicarse a lo que viene sucediendo en Trelew con respecto a "La Calera", un fábrica que simbolizó el progreso de la ciudad en las décadas de los 60 y 70 y que desde hace unos cuantos años atrás a esta parte se volvió en un verdadero problema. 

Construida a partir de la visión del geólogo Luis Jorge Marzullo, la imponente infraestructura montada en un perímetro de tres manzanas aproximadamente llegó a convertirse en uno de los símbolos de mayor prosperidad de aquel Trelew al que todos orgullosamente querían pertenecer. 

Desde las alturas los delincuentes que se refugian en el interior del edificio en ruinas observan los movimientos de los vecinos.
Desde las alturas los delincuentes que se refugian en el interior del edificio en ruinas observan los movimientos de los vecinos.

Ser motor del desarrollo de una amplia zona de la provincia a la que le esperaba un significativo futuro, no era menor.

ÍCONO DEL PROGRESO

A principios de los años 50, un visionario como lo fue Marzullo comenzó a trabajar con piedra caliza y antes de finalizar esa década se arrancó con la construcción de un establecimiento que pocos años después se convertiría en un ícono del progreso de la ciudad y la región. 

Los más memoriosos recuerdan que la edificación comenzó entre 1958 y 1959 y que entre los años 1962 y 1963 se ejecutó la instalación de gas para comenzar a calcinar entre 1964 y 1965. 

Los trabajos consistían en hacer extracción en canteras, transporte, pre-molienda, molienda, calcinación, hidratación y molienda fina o impalpable.

Se incluía en la producción la adicción en un 5 por ciento de caolín y otro 5 por ciento de arcilla y en el imponente edificio funcionaban áreas de control de calidad, laboratorios, soldadores, mecánicos y administrativos. 


Con una planta inicial de casi medio centenar de trabajadores, el crecimiento de la producción hizo que ese número creciera hasta llegar a cerca de un centenar de empleados.
 

Es que era imprescindible tal crecimiento porque para los años 70, "La Calera" no sólo abastecía de materiales a Trelew sino que lo hacía en todo el Valle, Comodoro Rivadavia y un circuito de ventas que abarcaba desde San Antonio Oeste, en Rio Negro, hasta Ushuaia en Tierra del Fuego. 

Era tal la actividad que la empresa concentraba todos los procesos de producción que iban desde la extracción de la piedra caliza hasta la comercialización de la cal y el yeso, lo que derivó incluso en que los trabajadores fueran divididos en tres turnos para atender tanta demanda.

LOS 2000 LO CAMBIARON TODO

Sin embargo aquella planta fabril de 12 mil metros cuadrados de superficie dedicada a la molienda y el envasado de cal hidráulica y yeso para la construcción nunca más fue la misma cuando falleció su fundador. 

Todo se complicó cuando llegaron los 2000 dando inicio a una etapa de deterioro que se fue agudizando con el correr de los años. 

El edificio con fosas, horno y una enorme estructura quedó sin actividad alguna y su cierre no sólo fue un mazazo para la sociedad trelewense sino que significó el comienzo de un problema para Trelew que aún perdura por estos días. 

Imponente. Así se ve el edificio de "La Calera" desde una de las calles linderas al predio que tiene un perímetro de tres manzanas aproximadamente.
Imponente. Así se ve el edificio de "La Calera" desde una de las calles linderas al predio que tiene un perímetro de tres manzanas aproximadamente.

La enorme estructura se convirtió en un edificio abandonado, vandalizado una y mil veces y apropiado por delincuentes. Un lugar sumamente peligroso en materia de inseguridad sobre todo para los vecinos de los barrios Corradi y Menfa, lindantes a "La Calera". 

Las mismas paredes que cobijaron por años el progreso y fueron modelo en materia productiva se volvieron oscuras y lo que fue peor un refugio incluso para el consumo de alcohol y drogas: lo que se dice un aguantadero. 


Tal fue el deterioro del lugar que en 2013 un joven de 29 años fue asesinado en su interior, cuando lo golpearon salvajemente rematándolo con una roca que pesaba más de 5 kilos sobre su cabeza. 
 

Sin embargo, ese no iba a ser el único hecho trágico. En junio de 2020 el cuerpo sin vida de un hombre fue hallado en el interior, en tanto que a principios del año 2023 una menor de 16 años de edad debió ser rescatada tras caer de diez metros de altura dentro de una chimenea de la antigua fábrica.

LA DEMOLICIÓN COMO SOLUCIÓN

Hoy a siete décadas de aquel auge el único destino cierto que tiene semejante estructura, convertida en un nido de delincuentes, es su demolición. Y así lo confirmó hace menos de un mes el intendente de la ciudad, Gerardo Merino, aunque el tema viene desde hace al menos dos años atrás cuando el juez de Faltas Municipal, Marcelo Gelvez, emitió un dictamen para que los apoderados de la ex fábrica sean los responsables de llevar adelante la tarea de tirarla abajo. 

Pero como suele suceder en el ámbito judicial, los tiempos se dilatan y el edificio continúa en pie.

Aunque esta vez la situación parece ser distinta, porque el final está cerca. Y si los responsables del edificio no lo hacen, será la Municipalidad la habilitada en concretar la demolición, debiendo luego esos particulares cargar con los costos. 

Resolución del Juez de Faltas de Trelew en la que impuso una multa de más de un millón de pesos y ordenó la demolición de "La Calera".
Resolución del Juez de Faltas de Trelew en la que impuso una multa de más de un millón de pesos y ordenó la demolición de "La Calera".

Por eso el día que por fin lleguen las máquinas para derribar la estructura, los vecinos del barrio Corradi, los más afectados por la situación, tendrán definitivamente la respuesta a la demanda que tantos años han llevado adelante ante los distintos intendentes y concejales de la ciudad preocupados por los hechos de inseguridad de los cuales han venido siendo víctimas.

EL ANTECEDENTE MÁS CERCANO

La demolición de "La Calera", que ya es un hecho, no es el único caso de Trelew en el que un edificio emblemático se convirtió en un aguantadero.

Hay un antecedente cercano en el tiempo y es el que se dio hace exactamente dos años atrás, cuando en mayo de 2022 las máquinas viales pusieron fin a otra estructura abandonada en la ciudad que también se había reconvertido en un peligroso reducto para la delincuencia. 

Se trató de la demolición del ex hotel alojamiento "Jaque Mate", una construcción ubicada en la zona sur de Trelew que representaba un verdadero problema para todo ese sector donde con el paso de los años fueron levantándose distintos barrios.

En aquella oportunidad, y tras la intervención del Juez de Faltas Municipal Marcelo Gelvez, la Municipalidad a cargo en ese entonces del intendente Adrián Maderna derribó la antigua estructura cumpliendo de esta manera con la Resolución 2183/21, cobrándole posteriormente los gastos del operativo -que aquel entonces fue estimado en dos millones de pesos- al propietario del predio abandonado. 

Antecedente. En mayo de 2022 la Municipalidad demolió el ex hotel alojamiento "Jaque Mate" ubicado en la zona sur de Trelew.
Antecedente. En mayo de 2022 la Municipalidad demolió el ex hotel alojamiento "Jaque Mate" ubicado en la zona sur de Trelew.

Ahora la nueva gestión de gobierno enfrenta una situación similar, aunque quizás un tanto más compleja que la del año 2022. Es que para tirar abajo "La Calera" se requieren de algunos procesos previos, "hay que hacer un estudio, ver si hay elementos químicos. Esto lleva un proceso", dijo días atrás el secretario de Gobierno del municipio, Mario Romeo.

Mientras el tiempo sigue transcurriendo y los vecinos continúan esperando una respuesta ante los hechos de inseguridad de los que siguen siendo víctimas, derivados de ese edificio en ruinas, otros en tanto prefieren recordar aquel pasado de grandeza cuando "La Calera" era un orgullo para todos los trelewenses. 

Por eso el día que se produzca su demolición seguramente en la sociedad trelewense habrá dos sensaciones: por un lado de alivio ante el punto final de un problema que nunca debió haber existido y por otro de añoranza ante la caída definitiva de un gigante que fue símbolo del progreso de una ciudad que necesita recuperar su protagonismo.

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