Martín Vázquez tiene 32 años y recuerda que a los 24 cobraba 2 mil dólares en una multinacional que decidió abandonar y poder hacer su propio emprendimiento: recicla plástico y lo transforma en marcos de anteojos.

Y ahora, asegura, es realmente feliz ya que con su empresa hace además de su modo de vida, ayuda solidaria. 

Antes de renunciar por entonces en Techint, según cuenta TN.com.ar, se compró dos máquinas: una trituradora y una inyectora de plástico. 

Su pasión por el cuidado del medio ambiente lo llevó a convertir su sueño en realidad. 

Comenzó separando la basura en su hogar, pero su interés por las startups lo impulsó a investigar sobre el reciclaje. 

Dejo una mutinacional, creó una empresa de anteojos con plástico reciclado, hace ayuda solidaria y dice que ahora sí es feliz

Recibía envases de amigos y familiares, acumulando plástico en el patio de sus padres. 

Tras experimentar y cometer errores, descubrió cómo reutilizar el plástico para fabricar anteojos, convirtiéndose en un emprendedor visionario. 

Después de enfrentar numerosos rechazos de fabricantes, decidió visitar personalmente las fábricas para mostrar su proyecto. 

Dejo una mutinacional, creó una empresa de anteojos con plástico reciclado, hace ayuda solidaria y dice que ahora sí es feliz

Finalmente, encontró una empresa dispuesta a colaborar, lo que marcó el inicio de su empresa Qualia. 

Actualmente, cuenta con siete empleados, vende más de 15 mil anteojos al año y ha logrado una facturación significativa. 

Además, implementó el programa "Visión de Cambio", brindando consultas oftalmológicas gratuitas en zonas rurales y entregando anteojos a quienes lo necesitan. 

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Su compromiso con el medio ambiente se refleja en la utilización de redes de pesca recicladas para los anteojos y cuero reciclado para los estuches. 

Con planes de expansión, busca inversores para poder crecer y exportar a países vecinos. A pesar de las dificultades y sacrificios financieros, Martín destaca la satisfacción de seguir su pasión y el crecimiento personal que ha experimentado. Su mensaje para otros emprendedores es claro: aprender de los errores y seguir adelante en busca de la felicidad y el éxito.

Dejo una mutinacional, creó una empresa de anteojos con plástico reciclado, hace ayuda solidaria y dice que ahora sí es feliz
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