Diego Cabanas: el fotógrafo comodorense que soñó con documentar ballenas y terminó filmando para National Geographic
Desde su primer encuentro con orcas en Caleta Valdés hasta colaborar con National Geographic, su trabajo combina arte y conservación. Con drones y teleobjetivos, ha registrado imágenes únicas de ballenas y otras especies, siempre con el compromiso de minimizar el impacto en la naturaleza. Sus imágenes han sido utilizadas en documentales internacionales, llevando la esencia del mar patagónico al mundo. Conocé su historia.

Diego Cabanas nació en Comodoro Rivadavia, pero a sus pocos años de vida su familia se mudó a Rada Tilly, esa pequeña joya costera de Chubut donde el viento y el mar dictan las reglas. Su infancia estuvo atravesada por la esencia patagónica, entre acantilados y mareas, con los pies en la arena y la mirada clavada en el océano. Desde muy pequeño, supo que su destino estaba ligado al mar. Su sueño de pequeño tuvo una resonancia premonitoria.
"Nací en Comodoro Rivadavia, toda la vida estuve relacionado con la naturaleza, porque a mi familia le gustaba mucho. De muy chico, mi papá me regalaba los VHS de 'La Aventura del Hombre'. Todavía tengo guardado el primero que me voló la cabeza: el de Península Valdés, que era sobre orcas”, relata Diego hurgando en sus recuerdos. “De ahí fue la curiosidad de decir: las quiero conocer. Jugaba a los documentales con amigos, que también estaban muy relacionados con la naturaleza”.
UN ENCUENTRO CON EL DESTINO
La fascinación de Diego por la naturaleza fue creciendo con él. A los 16 años, su vida cambió cuando le regalaron su primera cámara, una Nikon D50. Con más intuición que técnica, su primer impulso fue viajar a Caleta Valdés en busca de orcas, como las que había visto en los documentales.
"Me regalaron mi primera cámara. Y lo primero que hice fue irme a Caleta Valdés a ver si veía orcas. Era una Nikon D50, con un lente 18-250. Yo sin saber nada, sabía prender la cámara y ya está. A la gente le preguntaba y me decían: 'No vas a ver orcas porque no hay, no es época'. Ese día aparecieron las orcas adentro de la caleta. Las vi, les saqué fotos y dije: 'Yo me tengo que dedicar a esto'. La orca fue el primer animal que me conectó con el mar y de ahí empecé mi camino”.
Con el tiempo, su amor por la fotografía se transformó en un compromiso con la conservación. Aprendió a leer el mar, a conocer los movimientos de los animales, a entender cuándo acercarse y cuándo esperar. Su talento lo llevó a Punta del Marqués, donde comenzó a documentar ballenas junto al guardaparques Alberto Loizaga.
“En 2013, Alberto, que está en la reserva Punta del Marqués, me dice: 'Che, ¿por qué no venís con la cámara a sacar fotos? Hay ballenas, se ven ballenas'. Y ahí empezamos a hacer registro con teleobjetivo, desde el mirador de los lobos. Alberto hizo el contacto con los investigadores, y cuando los contacta y se dan cuenta de que son ballenas Sei, empiezan a venir más científicos a estudiar por qué estaban ahí, cuántos individuos se veían y demás.”
VOLANDO ALTO
La llegada de los drones llevó su trabajo a otro nivel. Su primer equipo, un DJI Phantom Uno con apenas diez minutos de batería, lo desafío a perfeccionar su técnica. Con paciencia y respeto por la fauna, logró imágenes inéditas que pronto llamaron la atención de productoras nacionales e internacionales.
"Consigo mi primer dron, era de los primeros. Era una odisea poder filmar algo con eso. Y todo un desafío, porque el viento acá es tremendo. Aparte, para poder hacer un buen registro de las ballenas necesitaba, al menos, 20 minutos. Entonces era llegar, sacar una foto y volver."
Hoy, su material ha sido utilizado en tres documentales y su trabajo forma parte de proyectos de National Geographic, incluyendo la prestigiosa Pristine Seas. “Es loco pensarlo, pero pasé de jugar a hacer documentales para National Geographic a filmar realmente para ellos”, destaca Diego.
"Hasta ahora tres documentales han usado imágenes mías. Hay dos que ya los tienen y uno más que está por salir. Son productoras nacionales con proyectos internacionales. Este primer corto se va a presentar en un importante Festival internacional de cine de naturaleza."
Pero su misión va más allá del espectáculo visual. Para Diego, cada imagen es una acción concreta de conservación. Su ética es clara: mínimo impacto, máximo respeto. Ha vivido experiencias únicas: ballenas Sei emergiendo a centímetros de su bote, una yubarta sin identificar nadando por primera vez en aguas argentinas y una ballena "marcada" en Malvinas reapareciendo en Chubut.
"Una vez estaba en el bote, no había actividad, no se veían ballenas, nada. Estaba configurando la cámara para hacer una toma de Comodoro desde la embarcación, y escucho una explosión atrás mío: una ballena respiró, salió y se puso a dar vueltas al bote muy despacio. Fue una toma muy linda. Se escuchó como un aire comprimido, y el chorro fue como de 4 metros. Me dejó empapado, fue realmente un momento increíble.", recordó el fotógrafo comodorense.
Hoy, Diego Cabanas sigue explorando, sigue filmando. Y aunque ha trabajado con algunos de los nombres más importantes en el mundo de la conservación, sigue siendo ese vecino de Rada Tilly que, como cuando era niño, no puede dejar de mirar el mar con asombro. Porque, al final del día, sabe que el océano tiene siempre una historia nueva que mostrar, y él, procura estar ahí para contarla.
