El petróleo afronta un año de alta volatilidad: ¿qué puede esperar la cuenca del golfo San Jorge?
Si los precios caen por debajo de 50 dólares, las regalías tendrán un efecto fuertemente negativo en las cuentas públicas de la provincia. Qué factores pueden hacer que baje y cuáles pueden llevar la cotización hacia arriba.
El precio internacional del petróleo mostró señales a la baja en el último tramo de 2022, ubicándose en torno a 80 dólares por barril, un valor que si bien continúa siendo importante, es visto por analistas como una puerta de entrada hacia un sendero de muy alta volatilidad, en el que según cómo se combinen algunos factores externos, podría derivar en bajas pronunciadas y alzas sostenidas.
Para Eduardo Fernández, presidente de la comisión de Comunicaciones del Instituto Argentino del Petróleo y Gas (IAPG) y director de la carrera de Ingeniería en Petróleo de la UBA, entre otros roles de docencia y consultoría, ya desde hace un tiempo se vislumbra una alta probabilidad de que los precios del petróleo y gas bajasen.
“Claramente todo el proceso se demoró por el efecto de la guerra Rusia-Ucrania, entonces se postergó la caída, porque Europa tenía una demanda insatisfecha por el gas que dejaba de llegar desde Rusia –observó en principio, ante la consulta para este informe exclusivo de ADNSUR-. Pero además de eso, el tema más importante es el incremento de producción que ha anunciado Estados Unidos, que puede transformarlo en exportador neto, lo que va a provocar un aumento de la oferta a nivel mundial”.
La referencia del analista es a la proyección de un incremento de más de 600.000 barriles diarios que Estados Unidos extraerá adicionalmente desde 2023, llevando su producción hasta cerca de 12,4 millones de unidades por día. Aunque la cifra inicialmente proyectada por la Administración Nacional de Energía de aquel país era algo mayor, ajustando luego su perspectiva a un rango menos optimista, no deja de ser un salto importante, proveniente de sus campos no convencionales, hacia un mercado en el que la demanda no está del todo normalizada.
“Esa cantidad representa alrededor de un 12 por ciento de la producción mundial y es suficiente para transformar a Estados Unidos en un exportador neto, luego de 30 años que no lo era –continuó explicando Fernández-. Este escenario abre expectativas importantes, porque si Estados Unidos, en lugar de importador se transforma en exportador neto, habrá una cantidad excedente de barriles que se deberá colocar en otros mercados”.
A partir de esa sobre oferta, en un mercado fuertemente especulativo, el efecto esperable es que los precios tiendan a la baja, en particular si se suman otros factores que podrían incidir, como una recesión económica a nivel mundial, o al menos un freno en el crecimiento que se esperaba tras la pandemia.
La suba de la tasa de interés en Estados Unidos y la búsqueda de otras fuentes de Energía en Europa
Un factor que puede profundizar esa tendencia a la baja es la política de Estados Unidos para contrarrestar su alta inflación, lo que ha motivado sucesivas subas de su tasa de interés, algo que se prevé que continuará durante 2023. Generalmente el encarecimiento del dólar provoca una caída en el valor de las materias primas, lo que ha explicado los descensos que tuvo el precio del crudo en la segunda parte de este año, si bien la curva de precios volvía a recuperarse por la tensión geopolítica Rusia-Ucrania.
En definitiva, se prevé una especie de subi-baja, que podría caracterizar también a 2023. “Tengo la sensación de que habrá una alta volatilidad, no veo tampoco una línea recta decreciente, sino que me parece una cotización cambiante, por una serie de incertidumbres en el mercado”, afirmó Fernández.
“Colabora también en esto todo el tema de las energías renovables, que están empezando con mucha tranquilidad a reemplazar algunos consumos de hidrocarburos en general –añadió el integrante del IAPG-. Y por último, me parece que si Europa tiene la percepción que este faltante de gas va ser recurrente, volverán a las energías nucleares, sobre todo en Alemania y otros países, lo que también contribuirá a bajar la de demanda de hidrocarburos”.
Es necesario agregar que las derivaciones de la guerra podrían volver a generar subas de precios. En las últimas horas, el presidente ruso Vladimir Putin anunció que reducirá la producción de crudo de su país, como respuesta a la sanción de la Unión Europea, que fijó un precio máximo de 60 dólares para el barril de crudo ruso. Hay que recordar que Rusia produce algo más del 10% del petróleo total del mundo, por lo que un recorte de ese flujo volvería a tensionar los precios hacia arriba.
Los impactos en Argentina
Ante la consulta sobre el reflejo de este escenario mundial sobre la Argentina, el analista consideró en principio que los precios internacionales impactan en el país en forma secundaria, particularmente con las importaciones.
“La realidad es que el gobierno administra las importaciones y subsidia la compra de algunos combustibles, como el gasoil para la generación de electricidad o el LNG (Gas Natural Licuado), para el consumo residencial o industrial –detalló Fernández-. De modo que no veo que en 2023, los precios de Argentina estén muy relacionados con las referencias internacionales. Salvo que haya una presión de los refinadores para que impacten sobre el precio de las estaciones de servicio”, advirtió, en referencia tanto a posibles subas como de bajas en el precio del petróleo.
“Y desde el punto de vista de la producción, sabemos que el gobierno trata de controlar o regular el sector, en forma directa o a través de YPF, para fijar cuáles son los precios en boca de pozo y eso el año próximo va a seguir igual, no veo mucho cambio. Más aun cuando el 50 por ciento, o más, sobre el precio del combustible se compone de impuestos”.
El analista también valoró el efecto positivo que tendrá para la economía del país el gasoducto “Néstor Kirchner”, que se construye entre Vaca Muerta y Salliqueló, en la provincia de Buenos Aires.
“Eso es una gran noticia para los productores, que están esperando infraestructura para poder evacuar producción de gas, que hoy está limitada por el cuello de botella en la capacidad de transporte –dijo-. Por supuesto que lo más importante será cuando se concrete la habilitación en tiempo y forma, en junio próximo”.
Para una etapa posterior, advirtió, quedará pendiente el proyecto de construir plantas de licuefacción, para pasar el gas a estado líquido y poder transportarlo en buques, para que Argentina pueda transformarse en exportador de un producto que hoy el mundo demanda fuertemente.
“Si hoy pudiéramos exportar Gas Natural Licuado estaríamos haciendo haciendo un negocio espectacular, por la necesidad que tiene Europa –añadió-, sería grandioso. Pero la verdad es que no estamos corriendo una maratón en esto, sino varias carreras cortas. Vamos a poquito. Me gustaría que fuera mucho más rápido, pero se necesitan grandes inversiones para construir las plantas de licuefacción. Creo que va a ser mucho más lento que lo que muchos quisiéramos, pero habrá que ver cómo evoluciona esto”.
El escenario para la cuenca San Jorge
El flujo de precios internacionales del petróleo se refleja en la cuenca San Jorge a partir de la porción de petróleo que vende al mercado externo. Ese segmento del mercado es el que está expuesto a los vaivenes internacionales, en tanto en diciembre y enero se estiman precios de exportación de entre 75 y 78 dólares por barril.
Para poner en contexto el dato anterior, hay que considerar que las exportaciones de agosto, desde Chubut, se hicieron a 93,32 dólares por barril, bajando a 81,13 dólares en septiembre, mientras que en octubre no hubo ventas externas, según los registros de la Secretaría de Energía de la Nación consultados para este informe.
Si los precios externos continúan en descenso, el impacto negativo para la provincia se verá sobre el ingreso por regalías petroleras durante 2023. Vale repasar algunos datos del año que concluye: en julio, cuando el crudo Brent promedió un pico de 108 dólares por barril, esos ingresos se liquidaron sobre un precio ponderado para la provincia (que combina el valor del mercado interno y externo) de 73,14 dólares por barril, lo que reportó una recaudación de 37,5 millones de dólares. En enero, con un precio promedio mensual de 85 dólares, la liquidación se hizo en base a 68,28 dólares, con un ingreso total de 35 millones de dólares.
La última vez que el petróleo Brent, que se toma como referencia en el país, cotizó por debajo de 80 dólares fue en diciembre de 2021, con un precio promedio de 74,37 dólares por barril. Ese mes, Chubut tuvo regalías por algo menos de 33 millones de dólares. Con un promedio de 49 dólares, en diciembre de 2020, el ingreso cayó hasta los 26 millones de dólares.
En un año en el que los vencimientos de la deuda del BOCADE volverán a demandar más de 30 millones de dólares por trimestre, el dato de posibles fluctuaciones negativas del petróleo suma complicaciones para Chubut, que usó los ingresos de regalías como garantía de una deuda que recién se terminará de pagar en 2030.
La provincia de Neuquén, inversamente, pudo conformar lo que tantas veces aquí fue objeto de discusiones y anuncios durante décadas pasadas: un fondo anticíclico, a manera de ahorro para tiempos en que el precio internacional desciende. Por esa vía, la provincia que hoy lidera la producción petrolera del país llevaba recaudados, hasta octubre de este año, más de 5.000 millones de pesos.