A casi 100 años de la primera edición, 17 países (contando la doble de Korea-Japón) han sido anfitriones del mundial y todos tuvieron un factor común que los diferenció de los Juegos Olímpicos, el otro gran evento deportivo a nivel internacional. Ya hemos destacado en la columna del martes que desde 1994, FIFA ha llevado a la cita más importante del mundo a horizontes impensados hace algunas décadas en pos de profundizar el negocio, sin embargo Qatar, además de ser una sede sin tradición futbolera, es un país pequeño, de dimensiones similares a las de Beijing, una de las grandes metrópolis que han sido casa en olimpíadas.

Si bien las cortas distancias concedidas por esta ciudad-estado son un beneficio a la hora de asistir a casi todos los partidos del mundial, la concentración de delegaciones, trabajadores, medios e hinchas se hace sentir de tan solo salir a la calle. El mundial aún no ha comenzado y las calles ya están abarrotadas, los hospedajes están completos casi en su totalidad y los tickets están vendidos.

El metro es una maravilla, la comodidad es total, también la frecuencia (cada dos minutos en promedio), el calor es agobiante solo en las calles, pero cada instalación de Doha está acondicionada con regulador de temperatura, los estadios son de última generación. El dinero invertido y el trabajo realizado en Qatar verdaderamente se ve y hace la diferencia.

No obstante, es una incógnita cómo congeniarán la prolijidad y la severidad del organizador de la copa del mundo con los corrientes disturbios a los que nos tienen acostumbrados sus asistentes en las calles. Ni las leyes, ni las fuerzas armadas qataríes son similares a las occidentales, las que conocemos de este lado del mundo. La prohibición de la ingesta de alcohol en la vía pública (salvo fan fest) y en los estadios es una normativa que debuta en el evento.

La espera terminó: Qatar 2022 es una realidad

Lo relativamente alarmante es que, si bien ya hay una buena cantidad de turistas (mayormente asiáticos y del norte de África) que completan casi en su totalidad la oferta de alojamiento, aún resta llegar el grueso de asistentes. La baja oferta, sumada a que Qatar no es un país barato, será un tema al cual prestarle atención en los próximos días.

En cuanto al fútbol, no hay descanso, tras las caídas de Joaquín Correa y Nicolás González de la lista argentina, nada más ni nada menos que Karim Benzema, la estrella francesa ganadora del Balón de Oro, es la nueva baja del mundial. Un desgarro hizo que Deschamps, entrenador galo, baje al del Real Madrid y se convierta en uno de los cinco habituales convocados por el campeón del mundo afuera de la cita más importante del deporte.

Cuando a la una del mediodía argentino, Qatar y Ecuador hagan rodar la pelota, nada más importará, las calles estarán vacías, los televisores no pasarán otra cosa que fútbol, el tiempo ya no correrá, los corazones alrededor del mundo se detendrán. Las bocas y los ojos de los mortales, al igual que los pies de los mejores, todos se llenarán de fútbol: la cuenta regresiva terminó, Qatar 2022 ya llegó.

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