Barefoot, pros y contras de correr descalzo

Sentir el terreno o mejorar la pisada son algunas de las razones que llevan a muchos corredores a hacer sus marchas descalzos. El ‘barefoot’ se ha convertido en una opción entre los runners que genera un gran debate.

Desde sus orígenes, el ser humano ha realizado carreras y recorrido grandes distancias sin ningún tipo de calzado, y precisamente correr descalzo es la máxima del barefoot running, también llamado natural running, que se distingue por ser una forma de correr algo diferente. Esta modalidad de running, en la que la marcha se hace sin zapatillas, entrando el corredor en contacto directo con el suelo, hizo ganar el primer oro para África en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960 de la mano de Abebe Bikila, que realizó descalzo la maratón.

También se le atribuyen diversos beneficios, avalados por numerosos estudios. Uno de ellos es el realizado por la Universidad de Harvard y dirigido por el doctor Lieberman, que se centró en analizar el tipo de pisada de los atletas que corrían calzados y compararla con la de los que lo hacían descalzos. En esa investigación, publicada en la revista Nature, se observó que entre un 75 y un 80% de aquellos que corren con zapatillas de running realizan el primer impacto contra el suelo con el talón, mientras que los que van descalzos entran en contacto con la tierra con la parte delantera del pie, es decir, con el metatarso. En ambas opciones las cadenas musculares que se activan, como los gemelos, isquiotibiliales o lumbares, son diferentes, siendo siete veces más agresivo el impacto con el talón, por lo que es más posible la aparición de lesiones.

Pero estamos acostumbrados a usar zapatillas desde que damos los primeros pasos, cegando así las sensaciones procedentes de las millones de terminaciones nerviosas que tenemos en los pies. Esto figura como uno de los principales motivos por los que muchos se lanzan a correr descalzos, para poder sentir las irregularidades y la temperatura del terreno, en lo que para ellos supone un gran gesto de libertad. Sin embargo, también existe el miedo a tener daños en las plantas de los pies, por lo que muchos practican el barefoot con un calzado minimalista, una especie de calcetín o sandalias muy finas, que permiten mejorar la pisada sin entrar en contacto directo con el terreno.

Si tienes pensado comenzar en el mundo del barefoot debes tener en cuenta que el cambio debe ser progresivo para evitar lesiones. Es recomendable comenzar poco a poco, intercalando fases de carrera con zapatillas y sin ellas; de esta manera, el pie comenzará a adaptarse a los cambios sin resentirse. También se puede comenzar practicando descalzo sobre una cinta estática para evitar la hipersensibilización de la planta del pie con el terreno. Otras buenas zonas para practicar el barefoot son el carril bici -pues suelen ser bastante lisos-, o pistas de atletismo y parques que cuenten con un suelo más blando.

Beneficios del barefoot

El barefoot parece algo que está de moda hoy en día, pero en realidad es el movimiento más natural, y lo que hacían nuestros antepasados más lejanos. Entre los beneficios demostrados de este tipo de running se encuentran:

La mejora de la pisada, ya que el aterrizaje se realiza sobre la parte delantera del pie, que gracias al arco y a los dedos, especialmente el pulgar, reparten el peso. Esto se traduce en un menor impacto para las articulaciones y músculos, especialmente de las rodillas y, por lo tanto, menos riesgo de lesiones.

El aumento de la propiocepción, es decir, la información se recibe de la posición de los músculos del pie, lo que hace posible corregir de inmediato una mala pisada. Con ello se reducen las lesiones, sobre todo los esguinces de tobillo.

Una mejora notable en la musculatura y los ligamentos de los pies, poco ejercitados cuando corremos con zapatillas.

Un aumento de la distancia recorrida, pues aunque se den los pasos más cortos, se hacen con mayor rapidez. También al dar zancadas más pequeñas, el peso que se ejerce en el impacto contra el suelo es menor.

Provoca una mejoría en la postura, haciéndola más erguida y estética, pues al correr con zapatillas el cuerpo tiende a echarse hacia atrás.

Una disminución de la frecuencia cardiaca y una reducción del consumo de oxígeno a un 5,7%, gastando menos energía que con el running tradicional.

Contraindicaciones de correr descalzo

Sin embargo, a pesar de los numerosos beneficios de este tipo de ejercicio, no todos pueden practicarlo. Es recomendable consultar con tu médico antes de lanzarte a correr descalzo, pues algunas personas no cuentan con una anatomía apropiada para hacerlo y pueden sufrir graves lesiones. Las ampollas y las erosiones en las plantas de los pies serán tus compañeros; para minimizarlas, intenta correr sobre una superficie más o menos lisa, que no tenga muchos desniveles, y que esté libre de objetos que puedan cortar o pinchar.

Recuerda que debes correr con seguridad y sin miedo para que el movimiento sea del todo natural.

Fuente: http://www.webconsultas.com/

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