Laura Reyes: "El mayor impacto fue cuando vimos al macho adulto tratar de revivir a los pichones"
La segunda testigo en la jornada del martes relató el escenario que se encontraron al llegar al lugar horas después del paso de la máquina sobre los nidos.
En el tramo final de la segunda jornada del juicio por ‘La Masacre de los pingüinos’ que se desarrolla en la sala de audiencias del Superior Tribunal de Justicia de Rawson, se hizo presente – a pedido de la Fiscalía- la Dra. Laura Mariela Reyes, especialista en Fauna Superior Marina.
En la oportunidad, describió “Punta Clara es uno de los tres núcleos de una reserva de biósfera que tiene 3.100.000 hectáreas y es grande como la provincia de Misiones”.
“Es la reserva biósfera más grande del país y tiene 3 zonas núcleos que conservan la mayor biodiversidad y una de ellas es Punta Clara", puntualizó.
“Punta Tombo se encuentra en AICA que significa ‘Área Importante para la Conservación de las Aves’. Estos puntos se iluminan -internacionalmente- como muy importantes porque son zonas que tienen concentraciones importantes de aves marinas o costeras o bien son zonas de reproducción, descanso o alimentación. Son zonas de categorías internacionales”, subrayó.
“Un área natural protegida es un espacio que tiene características importantes en relación con los recursos naturales (faunísticos, paisajísticos) pero también puede tener recursos culturales o históricos. Tienen un marco de protección legal y están amparados por legislaciones provinciales y nacionales”, señaló.
“La ‘zona de amortiguación’ está por fuera del área protegida y cumplen la función de ‘amortiguar’ los impactos que vengan del exterior para mitigarlos”, distinguió.
“Punta Tombo es un área protegida provincial. Punta Clara estaría dentro de la zona del resto de la pingüinera que rodea Punta Tombo que es zona de amortiguación”, precisó.
“En la zona de amortiguación, se puede hacer ganadería compatible con los objetos de conservación como -por ejemplo- la fauna en la que está puesto el foco de la conservación”, aseguró.
"En el caso de Punta Tombo, el punto de conservación está puesto en la pingüinera que es su principal atributo. Se pueden hacer actividades compatibles con la ganadería que no dañen al objeto de conservación. Se podría hacer fotografía e incluso 'turismo regulado' con autorización y controlando que no se afecte a los objetos de conservación", añadió.
"La ganadería ovina, los guanacos o la fauna autóctona son compatible porque le tienen miedo a los pozos. Incluso, los pingüinos son agresivos porque agreden cuando uno se acerca a los nidos. Por su parte, las vacas no son compatibles con la pingüinera porque son animales pesados que se pueden mover en manada encima de los nidos", indicó.
CONOCIMIENTO DEL HECHO
"El 24 de noviembre del 2021, el Dr García Borboroglu me informó que había recibido llamadas telefónicas del sr Alberto La Regina y del ex ministro de Turismo, Néstor García quienes le informaron que se habían abierto trazas y caminos en una zona de pingüinera, Punta Clara y le pedían que concurriera al lugar", recordó.
"Mi primera reacción fue que había que avisar a Fauna y el Dr. Borboroglu me informó que había estado en contacto con el sr Sergio Cassin y que le habían explicado el caso al Director de Fauna que no estaba en el lugar y que había dicho "no hay nada que hacer ni que se podía hacer nada"", reveló en coincidencia con la declaración de Borboroglu durante la mañana.
"Ante esos requerimientos, el 26 de noviembre concurrimos al lugar, el sr Alberto La Regina nos llevó a una zona sobre elevada y vimos una traza de un camino recto de varios metros (700 metros aproximadamente desde el punto donde estábamos) y había sectores donde no había pingüinos y -a medida que fuimos descendiendo- ingresamos a la colonia. Literalmente, la colonia estaba partida al medio", aseguró.
"Había un movimiento de suelo muy reciente. Había remoción y huellas muy marcadas de maquinaria pesada y de un vehículo", puntualizó.
"Hacia el lado izquierdo del camino, había un alambrado con 6 hilos recién colocado. Incluso, había un alambre electrificado que estaba conectado a una batería con un panel solar", afirmó.
"En algunos sectores, el alambrado estaba muy bajo y los pingüinos no podían pasar. Era evidente el desconcierto de los animales porque no podían ingresar desde el mar o atravesar el camino inverso. Los pingüinos son animales de costumbre y siempre circulan por los mismos caminos", lamentó.
"Nos llamó la atención una zona más deprimida que era como una 'cañada' dónde también se pusieron elementos para bloquear el paso por los alambrados. Tampoco, los pingüinos podían pasar por ese lugar", acotó.
"También me llamó la atención la acumulación de sedimento de tierra mezclada con vegetación hacia ambos laterales del camino que era producto del movimiento reciente de una topadora", relató.
"En uno de los momentos, el Dr Borboroglu nos llamó para ver un nido con el techo colapsado y adentro había 2 pichones tapados con tierra y ramas. Esos pichones no tenían olor y era evidente que era una muerte reciente por el movimiento de la topadora", interpretó.
"La rueda de la topadora estaba al lado del techo del nido", graficó.
"Cuando estábamos viendo eso, vimos que llegó el macho adulto padre para intentar reanimar a los pichones. Los trata de acomodar entre las patas para empollarlos. Fue el momento de mayor impacto", exclamó la Dra. Reyes en uno de los momentos más dramáticos de la jornada.
"La pingüinera era como un queso gruyere lleno de cuevas, cortada al medio donde todos los nidos habían sido removidos y arrasados por la topadora. Fue muy impactante ver a los pichones muertos por el colapso de la cueva", repasó.