PUERTO SAN JULIÁN (ADNSUR) - El pequeño está al cuidado de su madre, mientras que su padre es objeto de un impedimento de contacto, ya que la Defensoría del Menor y el equipo de infancia dispusieron una medida cautelar en su contra, al menos hasta que se esclarezcan las circunstancias que provocaron las lesiones.

PUERTO SAN JULIÁN (ADNSUR) - El pequeño es hermano mellizo de otra bebé, a la que más tarde se le habría detectado fractura de húmero, por cuanto la situación familiar se agrava para los progenitores, informó Tiempo Sur. Según trascendió, habría malestar entre las autoridades provinciales, debido a que es el segundo caso que se detecta en Puerto San Julián, por escasos meses de diferencia.

CASOS ANTERIORES 

En noviembre de 2015, otro bebé sufrió gravísimas quemaduras en todo su cuerpo producto de una violenta pelea de sus padres. La madre estuvo con consigna policial en el hospital porque le daba la teta, mientras que su padre tenía prohibido acercarse al Hospital Regional. También entonces, la Defensoría del Menor de Río Gallegos se hizo cargo, iniciando una Medida Cautelar para preservar a la criatura mientras la Justicia penal dirimiese cómo fueron los hechos.

En agosto del año pasado, el fallo por el asesinato de la pequeña Abigail Tortelo evidenció que “el maltrato infantil es una enfermedad social” y puso en relieve que lo que la mató, fue el “Síndrome del Niño Sacudido” al que la sometieron sus padres, o al menos uno con connivencia del otro. El fallo del tribunal presidido por Joaquín Cabral fue novedoso porque incluyó al Síndrome de Niño Sacudido como una modalidad delictiva que no está prevista en el Código Penal.  

Los jueces nos dijeron entonces que Karla Orellano y Carlos Tortello no tuvieron la intención de matar a su beba, ni que golpeaban a Abigail de manera deliberada, sino que estaban inmersos en una relación violenta en la que dejaron a su hija en el medio pagando una consecuencia mortal.

“El síndrome del niño maltratado puede presentarse con una sacudida de sólo cinco minutos y que responda a un estado anímico circunstancial de su padre, madre o cuidador, quien en un momento de enojo sacude al niño para castigarlo o calmarlo. Estas sacudidas generalmente tienen lugar cuando el bebé está llorando sin consuelo y la persona que lo cuida se ve frustrada y pierde el control” reza el fallo.

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