Las tres fuentes de ingresos principales provienen del ámbito nacional, a raíz de los recursos que Nación envía a las provincias por coparticipación. Ahí hay una discusión que, si se plantea, podría abrir las puertas hacia un real federalismo. Es que Chubut es una de las provincias más relegadas en la percepción de recursos por coparticipación nacional (alrededor del 2% del total de la torta). El gobierno de Mario Das Neves anunció la decisión de demandar a Nación por el recorte indebido, para solventar la caja de la ANSES, aplicado desde el año 2006 en adelante, pero aún en el supuesto caso de ganar esa demanda, sería una reparación parcial a un retraso mucho más grande. 

La tarea de los legisladores nacionales de la provincia debería apuntar a promover la discusión de una nueva ley de coparticipación federal en el Congreso de la Nación, para revisar los índices de distribución en base al crecimiento poblacional y en la que indefectiblemente le gobierno nacional debería ceder parte de los recursos que hoy concentra y que usó en el anterior ciclo político, para disciplinar a los gobiernos provinciales.

La segunda ventanilla de ingresos de la provincia es la recaudación propia de impuestos; según dijeron las autoridades del área económica poco antes de asumir el actual gobierno provincial, no hay margen para pensar un incremento en la presión impositiva.

Y la tercera fuente de ingresos se conforma por las regalías hidrocarburíferas, que en 2015 y 2016 arrastra bajas que se proyectan hoy en no menos de 2.000 millones de pesos, pudiendo ser mayor, según sea el comportamiento del precio del crudo en los próximos meses.

EL REPARTO DEL INGRESO

Por eso, la discusión en torno a cómo se reparte el ingreso actual debería incluir necesariamente el debate sobre cómo engrosar los ingresos. Linares habló de minería, pero lo mismo podría plantearse en torno a los desarrollos eólicos que siguen pendientes de cristalizar el potencial que alguna vez se proyectó (no ya en la zona sur de Chubut, pero al menos se podrían aprovechar los desarrollos que comenzaron a profundizarse en Trelew y Puerto Madryn, o las perspectivas de las que se habló para la zona de la Meseta). Para eso, claro, es necesario debatir y articular visiones estratégicas, con el diseño de proyectos realizables en el mediano plazo.

La discusión abierta en torno al nuevo esquema de distribución retrotrajo la mirada a lo que percibe la zona sur de   la provincia, tras la renegociación de contratos petroleros. Si bien el ministro Cisterna salió luego a aclarar que el gobierno provincial no pretende quitar recursos que hoy recibe la urbe petrolera, algunas de sus expresiones textuales bien reflejaron la mirada que puede extenderse desde el corazón político de la provincia hacia el porqué de los beneficios extraordinarios recibidos por una zona en particular, en momentos en que la frazada corta no alcanza para tapar a todos. 

Si bien no hubo una nueva escalada y desde el gobierno municipal hubo confianza en que no hay una intención de Rawson de avanzar sobre esos fondos extraordinarios, el episodio (¿un globo de ensayo para medir reacciones, o una chicana para disciplinar diputados díscolos?) sirvió para reflejar nuevamente las mutuas desconfianzas. 

Más allá de que el gobernador Das Neves selló el inicio de una alianza con el sector petrolero, hasta el propio Jorge Ávila se mostró incómodo con las expresiones del ministro coordinador de gabinete. Lo cierto es que nadie quiso romper el pacto tácito tras los fuertes cruces que hubo entre Mariano Arcioni y algunos funcionarios del área municipal, que habrían sido parte de las conversaciones y acuerdos de “no agresión” en Buenos Aires, en las decisivas horas en las que se buscaba destrabar la crisis petrolera con el gobierno nacional.  

Para el gobierno provincial, no es conveniente abrir un nuevo frente. Demasiados ruidos en las últimas horas con los cambios en las filas policiales, en un contexto en el que se avecina la discusión paritaria que preparan sectores duros del ámbito estatal, que salieron a medir inflación y preparan indicadores de subas de servicios y alimentos para llevar a la discusión, en asambleas que comenzarán desde la semana próxima.

Para el gobierno municipal, hay mucha tarea en el día a día, como para desgastarse en discusiones que parecen más vinculadas a posicionamientos de cara a un lejano 2019, antes que a los objetivos concretos de gestión. Temas esenciales como el cierre del basural, la puesta en vigencia de la tarjeta SUBE, la reparación de cañerías que derrochan 20 de cada 100 litros de agua (siempre escasa) o el ordenamiento de un tránsito caótico aparecen hoy como metas más necesarias y útiles, de cara a una ciudad que explica la tercera parte de los ingresos de toda una provincia. 

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