Un hombre de casi 90 años decidió cederle su empresa a su "mejor empleada"
Sin hijos, y tras la muerte de su esposa, Juan Moreira le heredará su negocio la mujer que trabaja con su familia desde que tenía 12 años.
Juan Moreira tiene 89 años y es oriundo de Coronel Moldes, una ciudad del sur de Córdoba, a 290 kilómetros de la capital provincial. Tiene una Pyme relacionada con la industria de los neumáticos en esa localidad. El empresario está al frente de la compañía desde los 20 años y decidió dejárselo a Deolinda Alfonso, la empleada que trabaja con su familia desde hace cuatro décadas, a quien considera como la persona más idónea para llevar adelante el negocio.
Según explicó, esta decisión la había tomado junto a su esposa Elena cuando ella aún vivía, ya que la mujer empezó a trabajar con ellos cuando tenía tan solo 12 años. En ese entonces, por su edad, no tenía experiencia laboral, pero debía trabajar para ayudar a sus hermanos. Hace cuatro años, con el fallecimiento de su mujer y a falta de un hijo, el hombre reafirmó la decisión de heredarle la compañía a Deolinda. “Mi salud no me permite estar más frente a la firma, pero todo sigue igual, la atención sigue siendo como antes y cada vez mejor”, indicó el empresario.
En una entrevista que Deolinda le dio a La Nación contó que “viene de una familia humilde de siete hermanos, a quienes tenía que ayudar a salir adelante”. Entonces, le pidió ayuda a su madrina para encontrar un trabajo que pudiera hacer con su edad y esta la recomendó con la pareja.
Juan y Deolinda en el negocio familiar
“Cuando me preguntaron qué sabía hacer les dije ‘de todo’, pero no sabía casi nada, así que todo lo que sé y quién soy se lo debo a ellos. Para nosotros que venimos de muy abajo esto es muy emocionante”, dijo a este medio. Para ella, este gesto le permitirá surcar el futuro de sus hijos y de sus nietos. “Piense que vivíamos en una casa que era una pieza y un dormitorio; con mi hermana dormíamos una para los pies y otra para la cabecera; íbamos al colegio una a la mañana y otra a la tarde. Imagínese lo que es esto”, contó la mujer que ahora tiene 50 años y tres nietos.
Fue Elena quien marcó el camino de Deolinda: la tomó a prueba durante un mes para ayudar en los quehaceres del hogar. De a poco, la chica que tuvo que abandonar el colegio para poder trabajar y colaborar en la economía de su casa, aprendió a desenvolverse tanto en el hogar como en la vida. Tanto ella como sus hermanos tuvieron sus primeras vacaciones con Elena y Juan en Villa Carlos Paz. Incluso, contó que la pareja le celebró los 15 años y, cuando se casó, le ofrecieron el vestido de novia. Su vida estuvo marcada por los Moreira, quienes la acompañaron también cuando atravesó los momentos más difíciles de su vida; por ejemplo, cuando le detectaron un cáncer y su esposo se quedó sin empleo.
Con el tiempo, la relación de la mujer con la familia se profundizó y un día recibió un inesperado llamado. Del otro lado de la línea, Juan le comunicó la decisión que había tomado años atrás con su esposa: ella se quedaría al frente de “Moreira Gomas”, el negocio al que él había dedicado toda su vida. “Me largué a llorar, no podía creerlo. Él todavía me dirige. Ojalá haya muchos Juan, gente que reconozca a los que trabajan”, recordó.
Fuente: La Nación