Juzgan a madre y padre por los robos y crímenes de su hijo adolescente
"Turrón" está acusado por al menos cinco asesinatos. Para la Justicia, los adultos lo ayudaban a cometer los delitos y eran parte de una asociación ilícita.
LOMAS - En la sala de los tribunales de Lomas estaban los familiares de las víctimas, los abogados, la fiscal y los jueces. También cinco de los acusados. Sólo faltaba Jésica Paola González (33), la sexta imputada. La demora no respondía a un corte de calle o un paro sorpresivo de subte: “La Rubia” había sido detenida horas antes por tentativa de hurto. Aunque la liberaron días después, sus conflictos legales continúan: está siendo juzgada junto a su ex esposo, César Gustavo Aguilera (35), por los robos y crímenes cometidos por Maxi “Turrón”, su hijo de 17 años.
Durante las audiencias, la pareja se sienta al lado de los hermanos Claudio “Musambe” (25) y Damián “Bebu” Gomucio(23). Según la investigación, ambos estaban con “Turrón” el día que mataron al policía de la Federal Ezequiel Alifraco (32). El agente fue asesinado de un balazo en la cabeza frente a su hijo de seis meses, el 25 de febrero de 2015, durante un robo. Para los investigadores, el menor fue el autor del disparo.
No era el debut en sociedad de “La banda de Pedraza”. En Villa Jardín, partido de Lanús, les adjudican una larga lista de asaltos similares. Siempre iban armados y no dudaban en disparar: están acusados de matar a un vecino, herir a una nena y asesinar a un cómplice por accidente.
El crimen de Alifraco dio inicio a una investigación de la división de Operaciones Federales de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Federal, área en la que la víctima trabajó durante cuatro años. Las intervenciones a los celulares de los tres acusados confirmaron su vinculación con el homicidio -en las escuchas se jactaban de haber matado a un “cobani”- y revelaron más delitos.
Dos semanas después de asesinar al policía, la banda le dio siete balazos a Alvaro Peñalba, acusado de “traición”. Por error también hirieron a un repartidor de gaseosas. El 11 de abril, ya con “Musambe” detenido, sus dos cómplices atacaron a Cristian Rodrigo Ríos Acosta, uno de sus enemigos. El joven de 20 años sobrevivió a 10 balazos.
“Turrón”, en ese entonces de 15 años, estuvo prófugo nueve días más. Lo atraparon en el cementerio de Lanús, durante el entierro de su abuela. Una semana después se escapó mientras lo trasladaban a un instituto de menores: los policías que lo custodiaban dijeron que se tiró por la ventanilla de una camioneta. Estuvo prófugo cuatro meses y se entregó. Su mamá dijo que ella se lo había aconsejado: “Tenía miedo de que lo mataran”, contó a los medios. Las escuchas mostraron que la estrategia era otra. “A él le conviene no fugarse, que le hagan todo ahora que es menor. El tiene beneficio de todo. Régimen abierto, correrla con que es adicto”, le aconseja a “La Rubia” una mujer identificada en el audio como “Vero”.
Las referencias a los crímenes de “Turrón” eran cotidianas en las charlas de González y Aguilera. Según figura en la investigación, encabezada por la fiscal Viviana Giorgi, ambos instigaban al joven a cometer delitos: le daban consejos para planificar los asaltos y lo mantenían al tanto de los movimientos de la Policía.
“Papilo” Aguilera sabía de qué hablaba. Charlaba con celular con su hijo desde la cárcel de Olmos, donde cumplía una condena por robo. En las conversaciones le consultaba sobre los próximos golpes, le daba consejos y le prometía hablar con un conocido para conseguirle “mano de obra” para sus asaltos. “Yo tengo una banda de laburos para hacer, lo único que falta son pibes que le pongan onda, que tengan móviles”, le dice “Turrón” a su papá. “Bueno yo ahora hablo con alguno y a ver quién está, porque hay un montón acá que tienen hijos laburando en la calle también, viste”, le contesta Aguilera en una de las escuchas que figura en el expediente.
A cambio de los consejos y el apoyo logístico, el adolescente se encargaba de conseguirle droga a su papá. “El chico vendía una escopeta y el padre lo contactó con un interesado. El trato fue el que pibe le comprara marihuana y se lo mandara a través de una mujer que iba a visitarlo a la cárcel”, explica una fuente del caso. Para la Justicia tanto Aguliera como su esposa “usufructuaban las ventajas económicas que obtenían los delitos” que cometía el adolescente.
Las escuchas posteriores a la detención en el cementerio de Lanús también revelaron la complicidad de todo su entorno. Ese día “Turrón” llevaba encima el arma con la que habría asesinado a Alifraco. Sin embargo, la pistola nunca apareció. “Cuando lo vieron rodeado, sus familiares hicieron un gran pasamano para que desapareciera. Se la llevó una chica en un colectivo y después la guardaron el abuelo y el tío. Finalmente le perdimos el rastro”, contó una fuente de la investigación.
A “La Rubia” le obsesionaba dejar en claro quién era el dueño del arma, ante los reclamos de otros integrantes de la banda. “Ese fierro lo robó mi hijo, él solo fue y puso el pecho, que fue cuando mató al gendarme para sacarle ese fierro, estaba solo él”, asegura en otra charla con su amiga “Vero”. Y mientras se preocupaba por encontrarle un lugar seguro para que no cayera en manos de la Policía, se preocupaba por conservarla. “Le voy a poner un abogado a mi hijo, que de última si necesita tanta plata está como diez lucas esa pistola (...) con esa pistola mató al chabón (en referencia a Alifraco)”, cuenta en otra charla.
Por tener 15 años al momento del crimen de Alifraco, “Turrón” fue declarado inimputable. Un juez decidió mantenerlo en un instituto de menores hasta septiembre, cuando cumpla 18 años. “Musambe” y “Bebu” siguen detenidos y están siendo juzgados junto a González y Aguilera (ambos en libertad), Soledad Galeano (novia de “Musambe”) y Soledad Ayala, alias “La Quemada”. Para la Justicia conformaron una “asociación ilícita” -delito que prevé una pena de hasta 10 años- acusada por el homicidio del policía de la Federal y otros cuatro asesinatos.
“Queremos Justicia, no sólo por nuestro hijo, sino para que esta banda no siga arruinando vidas”, resume Adriana Rodríguez, mamá de Alifraco. Ella y su familia, acompañados por personal dela Sección Patrocinio de Querellas del Personal Caído de la PFA, participan de cada una de las audiencias, por las que ya pasaron decenas de testigos. Por miedo, muchos suavizaron su relato frente a los jueces. Otros directamente se ausentaron. Un policía resumió el terror del barrio: “Un chico nos contó que una vez se cruzó a ‘Bebu’ y se desmayó”, relató. Por las demoras, los alegatos recién comenzarían la segunda semana de julio.
Fuente: https://www.clarin.com/policiales/juzgan-madre-padre-robos-crimenes-hijo-adolescente_0_HJOdFoBEW.html