No debe haber existido una campaña electoral que haya despertado menos entusiasmo en la ciudadanía, que la que estamos viviendo previa a las primarias del 12 de septiembre. Y eso que Chubut es una de las 8 provincias en las que se vota para la categoría Senadores, lo que debería generar algo más de interés, ya que estamos hablando de la representación en la Cámara Alta por un lapso de 6 años, el más largo de todos los mandatos que existe en un cargo electivo.

Sin embargo, sucede todo lo contrario: la gente mira con fastidio la cercanía de estos comicios que se llevan a cabo en medio de un contexto social complejo, con una fuerte crisis post pandemia. El común de la sociedad está ocupada en asuntos que considera más urgentes e importantes, y está cada vez más alejada de su clase dirigente, a la que culpa de sus males y no le cree que vaya a tener las soluciones para sus problemas.

En este escenario difícil, en el que cuesta llegar con un mensaje a los votantes, la dirigencia política apostó -una vez más- por un discurso repleto de consignas vacías, con palabras lavadas y sin sustento, donde la discusión pasa más por el quién que por el cómo. Todos los aspirantes a las bancas coinciden en que hay que defender a Chubut, pelear por los intereses de la provincia y generar empleo. Nadie dice cómo piensa hacerlo, simplemente aseguran que ellos garantizan el compromiso.

Es decir que todo se reduce a una cuestión de fe: al votante no le queda otra que elegir el rostro del precandidato que menos le disgusta, ya que no hay ideas para comparar. Y con ese fin, los políticos buscan combatir el desinterés de la ciudadanía contratando a especialistas en marketing que diseñan carteles con fotos producidas al estilo de estrellas de tv y que inventan slogans que venden más un producto de mercado que propuestas políticas.

El cuarto oscuro y las boletas. ¿Habrá una alta concurrencia el 12 de septiembre?

Y lo que además suma a la confusión general, es la utilización de un discurso que, en vez de hablar de la función legislativa, se mete en cuestiones propias de una gestión del Ejecutivo Provincial. A los postulantes les resulta más atractivo hablar de la falta de seguridad, de los años sin clases, de la atención en los hospitales, de los planes asistencialistas, de las administraciones que llevaron a la provincia a un estado de crisis en sus cuentas públicas. Pero nada de eso forma parte del trabajo de un legislador nacional, que debe insertarse en un ámbito asambleario con representantes del resto del país para definir leyes destinadas a todos los habitantes.

El repaso de lo que han dejado como mensaje cada uno de los precandidatos en estas últimas semanas, arroja además el saldo de un sinnúmero de chicanas, de golpes y contragolpes verbales entre los principales figurones, que lo único que hace es restarles más puntos ante la mirada de los vecinos, que los ven alejados de sus temas cotidianos.

Por más que algún asesor le pueda recomendar a un precandidato que le suma más puntos elaborar un mensaje constructivo, es evidente que los políticos no pueden evitar la tentación de caer en la pirotecnia verbal, en competir para demostrar quién cometió más errores para llevar al país y a la provincia al contexto actual. Hacer una lectura parcial y tendenciosa del pasado es más sencillo que anticipar lo que piensan hacer en el futuro.

ESCENARIO EN CHUBUT

Haciendo un rápido repaso de lo ocurrido durante la campaña en nuestra provincia, hay que marcar primero que quedaron oficializadas 9 listas, pero en total son cinco los espacios políticos, ya que en tres de ellos hay internas para dirimir quién participa en las elecciones del 14 de noviembre.

Dicho lo anterior, viene bien recordar que en Chubut hay tres fuerzas políticas que se vienen repartiendo entre sí el 90 % de los votos en las distintas elecciones desde 2015: son el justicialismo, la alianza de Juntos por el Cambio, y el partido provincial del Chusoto.

Papaiani, Muñoz, Terenzi y Caminoa: precandidatas a senadoras en PJ, Chusoto y Juntos por el Cambio.

En el caso de esta campaña, los tres espacios utilizaron como uno de sus principales argumentos algo que es absolutamente obvio y previsible: que se comprometen a defender los intereses de la provincia Chubut. Pero no dan detalles de cómo piensan hacerlo en propuestas específicas ante el orden federal, sino que más bien se ocupan de defenestrar a los otros sectores políticos, a los que culpan de la crisis.

Todos, casi sin distinciones, se mueven en la etapa del diagnóstico, pero no de las soluciones. Analizan en común que el gran problema a combatir es la falta de empleo, pero sólo se animan a esbozar algunas vagas ideas de que se deberían bajar los impuestos, aliviar la presión fiscal, dar incentivo a las pymes y las cooperativas. Faltaría saber sobre qué ley concreta, cuál artículo modificarían y cómo creen que podrían conseguir los votos necesarios del resto de los legisladores.

Las visitas del ministro de Turismo, Matías Lammens, y del senador Martín Lousteau. Algunas listas optaron por la estrategia del apoyo de figuras nacionales.

Curiosamente, tanto desde el Frente de Todos como desde Juntos por Chubut, se utilizó la misma palabra para definir la importancia de esta elección: “bisagra”. Unos, como Florencia Papaiani, se refieren al voto en apoyo a la gestión nacional para que no vuelva el macrismo, y los otros, para poner límites a Cristina Kirchner y el avance contra las instituciones, como han expresado “Nacho” Torres y Ana Clara Romero. Son dos fuerzas claramente insertas en un discurso de orden nacional, que trasciende a Chubut.

Los candidatos peronistas repiten como un mantra que las gestiones de Arcioni y de Macri destruyeron la provincia; mientras en Juntos por el Cambio aseguran que el PJ y el Chusoto son dos caras de la misma moneda y que sus representantes terminan todos votando en conjunto con Cristina Kirchner. De nuevo, se critica el pasado, se busca desgastar la imagen del adversario, pero sin propuestas.

En esta línea se inscriben por ejemplo los cruces sobre las responsabilidades en la toma de deuda por parte de la provincia, los pases de facturas por quién apoyó las leyes de Das Neves o quién votó en sintonía con Arcioni. En lo que sí coinciden el justicialismo y los candidatos de Juntos por el Cambio es en fustigar al actual gobierno provincial por la pérdida de días de clases en los últimos años y por la política en materia de seguridad. Todos temas propios de una campaña para llegar a Fontana 50, pero que tienen poca incidencia en el Congreso.

Corriéndose de ese ida y vuelta marcado por la grieta que divide al país, los precandidatos arcionistas de Chubut Primero utilizan como argumento que son una fuerza provincial que no está atada a mandatos nacionales, y que tienen independencia para decidir y hacer valer el peso del voto, aunque queda en una expresión de deseos que no puede mostrar hasta ahora resultados de que eso haya sucedido con sus representantes en el Congreso a lo largo de 6 años.

ESTRATEGIAS

Mientras las listas de Ongarato y Menna, como la de Massoni y Puratich, remarcan como una supuesta fortaleza la experiencia en los años de gestión de sus candidatos, desde el justicialismo, Linares y Papaiani se dedican a criticar el estado en que está la provincia y destacar el auxilio brindado por la gestión nacional, que según los candidatos de Juntos por el Cambio, por el contrario, ha discriminado a Chubut en las ayudas económicas.

Hay figuras con una agenda propia de temas, como es el caso de Federico Massoni, que apunta claramente a un sector del electorado de centro-derecha al prometer trabajar en una nueva ley de imputabilidad de menores y en modificaciones al Código Penal. Su mensaje de respetar el orden y los valores, y cuestionar el asistencialismo, va por un camino, mientras en la categoría diputados, Fabián Puratich y Vanesa Abril siguen una agenda más vinculada a lo productivo.

Campañas paralelas: Massoni se manejó en solitario con su propia agenda, mientras Abril y Puratich se mostraron siempre juntos.

Quizás en esta etapa haya sido Gustavo Menna el que intentó elaborar más propuestas concretas, con su proyecto para proteger a denunciantes de casos de corrupción, o de establecer una amnistía por las causas penales de violación de la cuarentena, buscando un rédito ante el enojo de la gente al conocerse las fotos de las reuniones del Presidente en Olivos. Incluso en los últimos días buscó distanciarse de la gestión de Mauricio Macri, y recordó que en su momento se plantó ante medidas como la quita de adicional por zona para la patagonia.

Ocurre que en Juntos por el Cambio hay una interna aparte, de alto nivel de intensidad, a diferencia de las otras dos internas más suaves que se dan sin fuertes cruces dentro del Frente de Todos como del Frente de Izquierda. En este espacio, hay tres listas pugnando por las candidaturas, con un sector como el que encabeza Mario Cimadevilla en la boleta de “Abrí los ojos Chubut” que cuestiona a todos por igual. El ex senador tiene un discurso que toca más bien temas provinciales como el mal servicio de energía o las causas de corrupción, y busca diferenciarse de los que en su momento pactaron con Das Neves o formaron parte de la gestión macrista (que él también integró).

Pablo Martínez y Mario Cimadevilla, cabezas de lista dentro de "Abrí los ojos Chubut".

Dentro de esta interna, se observó el cruce más tenso de toda la campaña, cuando hace unos días hubo acusaciones de una supuesta “campaña sucia” a partir de la utilización de las “fake news” a través de redes sociales. Este cortocircuito se vivió entre la lista de Ongarato y la de Torres, y si bien parece haberse calmado por el momento, es probable que queden heridas de cara a la general. “Está todo mal” confesó uno de los armadores a esta columna, y vaticinó que es probable que la lista que no resulte ganadora se cruce de brazos para el mes de noviembre.

Desde que entró en vigencia el sistema de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, siempre fue un dilema elaborar una estrategia para las fuerzas políticas que tienen internas. Apuntan a un mensaje que termina confundiendo a los votantes, ya que cuestionan a las otras fuerzas políticas, pero primero deben imponerse a las otras opciones dentro de su mismo espacio.

Mucha gente puede tener afinidad ideológica, pero escucha un mensaje muy parecido entre los aspirantes del mismo espacio, y termina definiendo por la cara del candidato. Aquí pasan a jugar un rol central las redes sociales, el “boca a boca”, y algunos imponderables que juegan en la cabeza de los electores hasta el mismo momento que entran al cuarto oscuro, como puede ser una cara que inspire más confianza, el nombre de fantasía, un apodo, o hasta el color de la boleta.

LAS PROPUESTAS MARGINALES

Cuando hablamos de algo marginal, no lo hacemos en tono peyorativo, diciendo que es algo secundario, o sin interés. En este caso, lo marginal quiere decir que está en los márgenes, alejado del centro, que en política significa el poder, el “status quo”. Justamente es una descripción que seguramente no caerá mal a sus protagonistas, que se muestran como la alternativa a quienes están ocupando cargos desde siempre, como una opción distinta. Precisamente, son las boletas en las que no hay entre sus precandidatos ninguno que haya ocupado alguna vez un cargo público.

Aclarado esto, podemos decir que en Chubut habrá en las PASO 4 listas con propuestas que se autodefinen en la búsqueda de un camino diferente. Un dato interesante en el análisis es que, en estos casos, las mujeres tienen un rol mucho más fuerte. Mientras que las primeras cinco boletas que analizamos (las de Linares, Massoni, Ongarato, Torres y Cimadevilla), tienen a 8 hombres y apenas 2 mujeres como cabezas de lista, en estas cuatro propuestas hablamos de 6 mujeres que encabezan categorías frente a sólo 2 hombres.  

Cabezas de listas en la interna de la izquierda: Masquijo y Saavedra vs. Sáez y Gordiola,

Por un lado, está la interna dentro del Frente de Izquierda, con la lista del MST encabezada por Maximiliano Masquijo y por Emilse Saavedera, y por el otro, la lista del Partido Obrero que lleva a Gloria Sáez y Daniela Gordiola. Realmente cuesta encontrar diferencias en las propuestas, ya que claramente hay una identidad ideológica, que pasa por la oposición a la megaminería, el cuestionamiento a la política salarial con los empleados públicos, la crítica al modelo de renta que favorece a las grandes empresas y el planteo de no pago de la deuda externa. El objetivo de este espacio es consolidarse como alternativa, aunque fracasaron en el intento de armar una lista de unidad.

En el Frente de Todos -compitiendo contra la lista que encabeza Carlos Linares- hay una línea marginal que va creciendo de manera paulatina, al punto de ser la única alternativa dentro del peronismo que logró quedar oficializada además de la oficialista. Se trata del Frente de Mujeres Justicialistas, que postula a Lorena Elisaincin y Daniela Andrade, que es la primera precandidata trans en la historia de la provincia, todo un dato que marca el desafío de instalar otra agenda, con un mayor peso del género femenino a la hora de tomar decisiones. En este caso, la discusión además del Congreso, pasa por pelear espacios hacia adentro del justicialismo, y tener mayor reconocimiento.

Daniela Andrade y César Treffinger, cabezas de lista en el Frente de Mujeres Justicialistas y en el Pich.

Por otro lado, está la lista del Pich, con César Treffinger como precandidato a senador y hombre fuerte de la boleta. Se trata de un emprendedor exitoso en el ámbito privado que –mientras arma el partido Ciudadanos por Chubut- da sus primeros pasos en la política, y terminó monopolizando el discurso dentro de este espacio. La suya es una propuesta que cuestiona el sistema, al punto de anunciar que no cobraría su dieta si llega a la Cámara Alta, y que apunta al ciudadano que está cansado de la política tradicional, y que busca algo distinto.

¿Y LOS JÓVENES?

En el terreno del análisis de esta pobre campaña electoral, queda por marcar finalmente que hay un sector de votantes que está en el centro del debate a nivel nacional, pero que a, juzgar por los discursos de los precandidatos locales, no ha sido casi tenido en cuenta. ¿Cuál de los candidatos tuvo un mensaje específico dirigido a captar el voto de los más jóvenes?

Como se sabe, en los últimos años están habilitados a votar los ciudadanos de entre 16 y 18 años, una franja de los votantes que puede ser decisiva si se toma la franja hasta 25 años. Un sector de la sociedad que claramente maneja otra agenda, que viene golpeado por no poder desarrollar su actividad social normal a causa de la pandemia, que además está sufriendo grandes dificultades para conseguir su primer empleo y tener su propia fuente de ingresos para independizarse. Un estrato social absolutamente desesperanzado y que, según las encuestas, en su mayor parte ve futuro fuera del país.

La sorpresiva convocatoria en el acto de lanzamiento de campaña de Javier Milei, con gran acompañamiento de público joven.

A nivel nacional, las apuestas de diferentes espacios políticos mostraron que este sector del llamado “voto joven” está siendo hoy uno de los ejes de la disputa electoral: así lo demuestran las declaraciones de Victoria Tolosa Paz sobre el “garche” dentro del peronismo, los dichos de María Eugenia Vidal sobre la diferencia entre el consumo de marihuana de acuerdo a la zona, y especialmente, la estrategia –que ha mostrado ser la más afectiva- de los llamados “libertarios” como Javier Milei y José Luis Espert, que con su discurso explosivo captan el interés de los que recién comienzan a meterse en el terreno de la política.

¿Alguien en Chubut tuvo en cuenta a ese espacio de los votantes como para captar su interés? Más allá de determinadas reuniones cerradas o de alguna consulta periodística, el repaso de las gacetillas de prensa de las diferentes fuerzas políticas no muestra una mirada específica para capturar la atención de los pibes y las pibas chubutenses, que además no se informan a través de los medios tradicionales, sino que están más atentos a redes como TikTok o como Instagram.

Los precandidatos mostraron en estos días previos a las PASO que están pensando más en posicionarse para 2023 que en representar a Chubut en el Congreso. Algunos se acordaron de que existe el interior provincial cuando empezaron a recorrerlo para pedir el acompañamiento de los votantes. Pero la sensación de la gente, es que una vez que llegan a Buenos Aires se olvidan del pueblo.

Los más jóvenes comienzan a tener peso en el voto final, pero nadie parece tenerlos en cuenta.

A modo de ejemplo, basta decir que el nivel de conocimiento de los tres senadores que dejan su banca es bajísimo, y hay que bucear mucho para ver alguna actividad que hayan realizado con vecinos de la provincia a lo largo de los últimos 6 años. Las encuestas marcan que la gente no los reconoce, y que no se siente representada. Un fenómeno que no pasa solamente aquí, sino en todo el país.  

La mayoría de los postulantes para el Congreso en Chubut desaprovechó la oportunidad que dio la campaña de las PASO, de llegar al vecino común con una agenda real y con propuestas concretas que no lo subestimen. Además, se evitó la confrontación de ideas a través de debates constructivos y del intercambio de visiones. Es probable que al menos cinco listas tengan la posibilidad de aprovechar mejor el tiempo para la campaña que se avecina hacia el mes de noviembre. Para otros, habrá sido demasiado tarde.

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