Cómo trabaja el Consultorio Inclusivo que en Comodoro ya atendió a 50 personas trans en el tratamiento para cambiar de género
Desde 2017 en Comodoro Rivadavia funciona el Consultorio Inclusivo, un espacio dedicado a la atención de personas trans que buscan adecuar su cuerpo a su identidad autopercibida, un proceso que les cambia la vida, tanto a ellos como a las profesionales que brindan servicio en el lugar.
El primer paciente que llegó al Consultorio Inclusivo de Comodoro Rivadavia, dejó un recuerdo imborrable en Alejandra Braña, la doctora que en 2017 comenzó este espacio que hoy sigue creciendo en el CAPS del barrio San Martín.
La médica clínica venía atendiendo hace un tiempo a este hombre trans. Sin embargo, hubo una consulta que cambió todo para ella. “Estaba la posibilidad de que él se pudiera hacer la masculinización de tórax, es decir sacarse las glándulas mamarias”, cuenta Alejandra en diálogo con ADNSUR. “Él estaba con su pareja y yo le dije: ‘está la posibilidad de que te hagas la cirugía’. Lo dije así nomás, pero me acuerdo que él se largó a llorar, se abrazó con su pareja y me di cuenta lo que significaba para él”.
Para Alejandra esa consulta fue un quiebre. La ayudó a entender qué significa el consultorio inclusivo para los pacientes trans.
El próximo martes este espacio cumplirá su quinto aniversario, y se consolida como un lugar de atención y contención para quienes tienen una identidad o expresión de género que difiere del sexo que se les asignó al nacer.
Alejandra hoy ya no está sola en el CAPS del San Martín. Hace casi un año se sumó al consultorio Florencia Maurizio, clínica médica, que también realizó la capacitación en hormonización. Juntas atienden a todos los pacientes trans, binarios o de cualquier género que llegan a realizar una consulta.
Según cuenta Alejandra, finalmente ese primer paciente accedió a la operación de masculinización de tórax. Sin embargo, lo hizo a través de su obra social, aprovechando los derechos que hoy les brinda la ley, en esta nueva época de inclusión que vive Argentina.
AVANZAR COMO SOCIEDAD
El consultorio se fundó hace cinco años por impulsó de la Dirección de Diversidad y la Secretaría de Salud Municipal. Para su funcionamiento se eligió el Centro de Salud del barrio San Martín que tuvo que prepararse para ser un lugar de contención y atención ante este tipo de situaciones.
Es que como aún se vive un momento de aprendizaje, es necesario adaptarse y conocer las realidades de todos para poder actuar en consecuencia. Así, previo a su apertura se realizaron talleres de sensibilización para que el personal conozca de cerca de qué se trataba el consultorio. En ese espacio de capacitación, conocieron diferentes historias, personas que contaron qué era lo que les pasaba y como sufrían por dentro.
Alejandra, quien se capacitó para estar al frente del consultorio, asegura que en un inicio tenía mucho temor por enfrentar esta experiencia. “Era un tema nuevo y tenía temor, pero de a poquito empezaron a llegar pacientes. En principio era un solo día, y después a medida que empezaron a aumentar la cantidad de consultas se amplió el horario de atención”, dice, al recordar los inicios.
Las médicas cuentan que en el lugar se atiende a personas de todas las edades, pero principalmente gente joven, adultos jóvenes y adolescentes de 16 años en adelante, la edad mínima antes que un paciente sea considerado pediátrico.
Alejandra cuenta que muchos adolescentes llegan acompañados por familiares, y admite que cada caso es distinto, pero la mayoría se acerca para realizar el tratamiento de hormonización, es decir, acceder al uso de medicación controlada para modificar el cuerpo en función de la identidad de género autopercibida
Así, las mujeres trans (persona que nació en el cuerpo de un hombre y se autopercibe como mujer) accede a la hormonización a través de Estradiol y un antiandrógeno que permite que baje la testosterona. Mientras que un hombre trans (persona que nació en el cuerpo de un una mujer y se autopercibe como hombre) accede a un tratamiento en base a testosterona.
Por supuesto, no es tan simple como suena, principalmente porque depende de cada paciente, sus necesidades, su perfil hormonal y la reacción de su cuerpo. Por eso para acceder a cada uno de estos tratamientos es necesario conocer al paciente, ya que como cuenta Alejandra “hay cambios que se generan que son irreversibles, y hay otros que si uno saca la hormona se revierten”.
“Es un tratamiento largo”, explica Florencia al respecto. “No es que uno les da la pastilla o lo que necesiten y al otro día van a ser otra persona, no. Es un cambio gradual que se va produciendo, y como todo cambio, con el aumento de concentración en sangre uno va logrando resultados. Por eso, uno tiene que medir los laboratorios, hacer controles seguidos para ver si hay que aumentar o bajar la dosis, achicar los espacios interdosis, entonces el paciente debe tener un seguimiento permanente, y también dependiendo de qué quiera el paciente, porque me ha pasado que un paciente varón trans por ahí tiene el deseo de fertilidad, entonces discontinua el tratamiento y se puede generar lo que ellos desean”.
Como cuenta Florencia, el tratamiento se va adecuando al paciente. La buena noticia es que en Argentina, a diferencia de otros países, hormonizarse no es una obligación para quien quiere realizar su cambio de identidad de género. Así, cada uno puede decidir en base a sus tiempos, porque como dice Alejandra “cada paciente tiene su propio proceso”.
Sin embargo, Florencia asegura que es un cambio de vida para la persona trans. “Vienen mostrando una cosa, pero los ves después y son totalmente diferentes, incluso en cómo hablan, cómo se manifiestan, pero no solo en el consultorio, sino en su vida. Yo cuando empecé lo hice en consultorio con muchos pacientes de Ale y te cuentan cómo fue su tratamiento y es increíble”, dice con orgullo.
Alejandra coincide con ella. “Vos los vas citando para ver y empezás a ver los cambios físicos que ellos y ellas empiezan a ver, pero como desde la primera consulta entran muy tímidos, muy retrotraídos - más que nada el varón - y una vez que empiezan a ver los cambios, cambian la actitud y lo enfrentan de otra manera. Ya no los ves en una esquinita en la sala de espera, sino que son un paciente más, esperando, porque seguramente la autoestima está más elevada... como dice, Florencia es un cambio de vida para ellos”.
Las profesionales admiten que la consulta es mucho más profunda de lo que suena, y que incluso ellas cambian junto a los pacientes. “Es algo increíble lo que sucede. porque en los relatos de vida del adulto hay mucho sufrimiento. Esto antes no era muy hablado abiertamente y se hacía en forma clandestina dejando secuelas, entonces también uno crece con ellos a nivel espiritual y nivel intelectual porque te abre la mente en un montón de cosas y te desarma de un montón de otras, y porque con esto uno tiene la posibilidad de hacer otro tipo de medicina. Como digo yo: la medicina del alma, porque vos sanas y ellos sanan con vos. Entonces está buenísimo, y está buenísimo sensibilizar porque acerca otros pacientes y otros profesionales”.
DIVERSIDADES
Alejandra cuenta que en el último tiempo han aparecido otro tipo de casos que también acceder a la consulta, quizás como parte de su proceso personal. “En el último tiempo he visto muchos pacientes que son no binarios; que no se identifican con el género femenino o masculino. Entonces vienen algún varón que biológicamente es varón, pero quiere hormonizarse para tener algunos rasgos más femeninos, y mantiene su nombre masculino o les es indistinto. Entonces hacés algunos cambios muy sutiles que al ver que les gusta, recién empiezan a hacer el cambio de identidad, pero algo muy individual del paciente”.
En el consultorio, las especialistas todos los días atienden por lo menos un paciente de Diversidad. La mayoría son varones trans, y casi todos acceden a la hormonización. En el caso de los varones trans, también sueñan con la masculinización de tórax. Mientras que en muy pocos casos hay consultas por vaginoplastia y faloplastia, es decir la reconstrucción del órgano sexual del género autopercibido, cirugía que solo se realiza en Buenos Aires.
Hasta el momento han pasado más de 50 personas por el tratamiento de hormonización. Sin embargo, hay muchos pacientes en espera, avanzando en los controles médicos para iniciar su propio proceso.
“Todos los días vienen pacientes y muchos están en proceso, porque antes de empezar la hormonización uno tiene que pedir bastantes cosas: laboratorios, ecografías, entonces es como que hay mucha gente en eso. Por ahí la salud pública nos limita mucho, sobre todo en laboratorios, el perfil hormonal que tiene que viajar a Bahía, entonces eso retrasa el inicio, y con la obra social también. Pero hay gente todos los días”, dice Florencia.
“Ahora se está acercando muchísimo más gente, sobre todo gente joven”, agrega Alejandra. Por suerte, muchos ya tienen obra social, entonces eso les facilita realizarse los controles, los pedidos médicos que uno tiene que realizar antes, porque no es venir, tomar una pastillita y ya está. Hay todo un tratamiento. También tienen mucho contacto con la Secretaría de Diversidad y Género, y también hay mucha contención".
Las especialistas aseguran que el consultorio es “el nexo para garantizar ese derecho que las personas trans se ganaron”, y ellas tienen “la obligación de que se cumpla”, pero también una responsabilidad grande. Por eso tienen un solo deseo: “Ojalá muchos colegas puedan acercarse a esta temática. No digo que sea fácil, pero tampoco es neurocirugía, porque es simplemente ganas. Tiene que ver con la empatía y con las ganas de ayudar al otro, porque como dice Flor es un cambio de vida y necesitan del personal de salud que los acompañe”.