En una casa de la calle Urquiza hay un pequeño museo que recorre parte de la historia aérea de Comodoro Rivadavia. Es el rincón histórico de Miguel Geldres, un mecánico de mantenimiento de aeronaves de Aerolíneas Argentinas que hizo su propio museo con objetos antiguos que hacen a la historia de la línea aérea de bandera.

Es que como dice “alguien tiene que juntar estas cosas, sino se pierden en la historia. Acá tengo de todo: manual de Instrucciones, un sistema para medir viento, tarjetas de embarque de esas antiguas que compré a través de internet. libros que alguna vez tuve y que luego se perdieron, los menúes de los aviones, vajillas, y hasta aviones a escalas; cosas antiguas que hacen a la historia de aerolíneas”, dice con orgullo.

Por supuesto, Miguel tiene su propia historia con la empresa de bandera argentina. Él comenzó a trabajar en octubre de 1980, luego que terminó el servicio militar obligatorio en el Regimiento de Infantería de Sarmiento. Tenía solo 18 años cuando llegó a la guarnición que dos años después iba a quedar en la historia por la recuperación de las Islas Malvinas y la Operación Rosario. Era chico, y recién salía de su Gobernador Costa natal, aquel poblado que divide la costa de la Cordillera de Chubut, paso obligado para llegar a Esquel y alrededores. 

Miguel recuerda con nostalgia esos tiempos. También su secundaria en Esquel y aquellos días en que llegó a Comodoro Rivadavia. Por supuesto tampoco se olvida de aquel octubre del 80, cuando comenzó su propia historia en Aerolíneas Argentinas. 

“En esa época éramos tres. Entré como técnico electromecánico, me formé y después conseguí la licencia. Al poco tiempo fue lo de Malvinas. Me acuerdo que estuvimos a full, porque teníamos que atender los vuelos de líneas que seguían viniendo bastante normal y además atender los vuelos que iban a Malvinas. Lo raro fue que el aeropuerto de un día para otro quedó lleno de aviones, porque esto era una base de logística”, recuerda sobre esos días de abril.

Precisamente uno de los tesoros más preciados que Miguel tiene en su museo está vinculado a islas. Se trata de una parte de un Twin Otter T-82 que estuvo en Malvinas. A ese objeto se suman aviones a escala de Aerolíneas Argentinas y una punta de hélice de madera, que data de entre 1918 y 1924. 

Según cuenta Miguel, la misma fue recuperada por su abuelo antes de emigrar a Argentina y es parte de la hélice de un zepelín. 

Amante de los antiguos, en su museo, Miguel también tiene espacio para otros objetos que ya no se ven cotidianamente. Por ejemplo, calculadoras, relojes, herramientas y hasta teléfonos celulares, desde el famoso Startac hasta otros modelos más recientes y algunos más antiguos.

Por supuesto, como buen amante de la historia también tiene su propio archivo de fotografías. Muchas de ellas, almacenadas en una computadora de escritorio, las comparte en la página de Facebook “Comodoro, historias áreas”, la continuidad a “Aeropuerto de Comodoro”, donde solía compartir imágenes de la estación aérea pero también de la historia de Aerolíneas Argentinas, aquella compañía que tanto quiere. 

En dos años Miguel espera abocarse a los beneficios de la jubilación. Sin embargo, eso no impedirá que siga recordando a su empresa, aquella de la que guarda parte de su historia en un rincón de su casa, como un gran valor preciado. 

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