Esta semana hubo un encuentro absolutamente casual, pero no por eso menos importante. Si en esta columna tenemos la pretensión de buscar el “tono” de lo que está pasando en la política chubutense, no podemos dejar de advertir la muy amena charla que mantuvieron la diputada nacional, Ana Clara Romero, y el intendente de Rawson y presidente de la UCR, Damián Biss, en un ámbito particular: fue en Buenos Aires, en un evento convocado por el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

La conversación entre Biss y Romero se dio el último miércoles durante la Cumbre Global de Alcaldes C40, la red mundial de municipios y alcaidías contra el cambio climático. Allí, en un encuentro donde el anfitrión fue Rodríguez Larreta, el intendente capitalino concurrió junto a 200 intendentes de la Argentina, y representantes de unas 30 alcaidías de todo el planeta. Y por supuesto, estuvo invitada además la diputada de Juntos por el Cambio.

La cumbre global de alcaldes C40 sirvió de encuentro a Biss y Romero.

El ámbito, alejado del roce habitual que se da en la provincia, fue propicio para acercar más a dos dirigentes que tienen buena sintonía. Y en ese contexto con presencias de muchas figuras políticas de todo el país, ambos cruzaron palabras -también de casualidad-, con un dirigente de peso nacional, como el senador y aspirante a presidir la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Martín Lousteau.

Uno de los testigos contó que el ex ministro de Economía, de excelentes vínculos con el larretismo y en la vereda de enfrente del ala dura (los halcones) del PRO, tuvo elogios para ambos dirigentes chubutenses, y los habría impulsado a trabajar juntos por la unidad en la provincia.

Esta anécdota que traemos a colación, es una imagen que sirve para graficar determinados movimientos que se están observando en Juntos por el Cambio, un frente electoral que está en duda y que cruje hace rato en Chubut, como ya hemos explicado en más de una oportunidad.

Se trata de una alianza de éxito reciente, que superó con altura una primaria provincial en 2021 y obtuvo un amplio triunfo en las urnas, posicionando a dos senadores después de mucho tiempo. Pero este matrimonio UCR-PRO atraviesa una turbulencia demasiado extensa para ser una tormenta pasajera, y que muchos temen que haya llegado para quedarse.

Senador radical Martín Lousteau. Mantuvo un breve diálogo con Romero y Biss en la cumbre C40.

Hay una mirada coincidente y que preocupa a los principales responsables del espacio, no sólo de Chubut, sino del armado a nivel nacional: la relación entre el senador Ignacio Torres y el presidente del radicalismo, Damián Biss, sigue cortada y no da la impresión de volver a componerse. No se entienden y no parece que vayan a poder ponerse de acuerdo. Ya es una cuestión casi de tono personal.

UNA RELACIÓN IMPOSIBLE

Está claro que Biss no es la única expresión dentro del radicalismo chubutense, como queda demostrado en los comunicados que firman un grupo de dirigentes de una nueva línea que se denomina Compromiso Radical y que cuestionan la manera de manejarse de la conducción, por ejemplo, respecto a un tema como las PASO.

Desde el oficialismo de la UCR, aseguran que los integrantes de esa línea radical en realidad son “fuego amigo” que responde a Ignacio Torres. Nadie les saca de la cabeza a Biss que en vez de fomentar la alianza entre ambos partidos y respetar la autonomía interna, las acciones del joven senador buscan permanentemente dividir al partido y hacer “implosionar” a un radicalismo que está en un momento ideal para crecer.

Desde la línea disidente Compromiso Radical, le cuestionan a Biss y compañía la falta de consulta en los temas relevantes, a lo que el presidente radical les responde que permanentemente recorre los comités de la provincia y nadie le dice nada en la cara. 

Integrantes de la línea interna Compromiso Radical Chubut.

Biss les reprocha que en vez de discutir puertas adentro, sólo se reúnen para firmar comunicados elaborados por el mismo Torres junto a dirigentes como Nano Raso, Gustavo Menna, Edith Terenzi y Jaqueline Caminoa, a los que despectivamente califican como los “amarillos” o “yellow friendly”.

El enfrentamiento Biss-Torres ya lleva varios meses. A las divisiones que describimos en su momento, basadas -entre otras cosas- en serias diferencias a causa de páginas truchas que difunden agravios personales a través de “fake news” y la declaración de guerra que fue el apoyo a la candidatura de Federico Massoni en Trelew, se le fueron agregando otros hechos que agravaron aún más la situación.

El apoyo de Biss y del presidente del bloque radical, Manuel Pagliaroni, al proyecto de la eliminación de las PASO en la Legislatura -algo anticipado desde esta misma columna- provocaron una respuesta furibunda a nivel nacional, en un operativo que nació desde Chubut de la mano de Torres.

Bullrich y Torres levantan las manos de Maxi Valle, futuro competidor contra el radicalismo en territorio de Biss.

Y a su vez, la gacetilla del PRO con dichos de Patricia Bullrich en Rawson, apoyando (en respuesta a la candidatura de Massoni) a otro precandidato en la interna local, como Maximiliano Valle y hablando de mafias en la misma ciudad comandada por Biss, sumaron más leña al fuego, y avivaron un clima general de maltrato y desprecio dentro de una alianza que cada vez parece más lejana.

LA FOTO

En el marco de ese ambiente tóxico de operaciones cruzadas que se vive en JxC a nivel provincial, es que tuvo una enorme repercusión la foto difundida la semana pasada desde Comodoro Rivadavia, que mostró la convocatoria de Ana Clara Romero, como jefa indiscutida del territorio de ese espacio en la zona sur, reuniendo absolutamente a toda la dirigencia del PRO y de la UCR.

Esa foto, con todos los dirigentes locales unidos en un mismo ámbito, fue un mensaje que pegó fuerte, y que llegó a Buenos Aires. No es casual que luego se hayan sucedido los llamados telefónicos de dirigentes nacionales del PRO hacia el teléfono de la diputada nacional, que no paró de sonar en toda la semana.

Ana Clara Romero en el centro de la foto de la unidad que surgió desde la zona sur.

Las versiones dan cuenta de dos tipos de llamado. Los más alarmados por la situación, se animaron incluso a hacer un sondeo a Romero sobre si estaría dispuesta a asumir una candidatura provincial a la gobernación, algo que la diputada descartó de plano: su proyecto a la intendencia no tiene discusión, porque además está atado a un proyecto de vida familiar que hoy está en Comodoro Rivadavia.

Los otros llamados -y alguna charla personal-, sí fueron receptados por Romero: en este caso, la invitan a asumir un rol más protagónico en el armado de Chubut, y replicar la unidad que logró mostrar en la zona sur en toda la provincia. En este caso, cuentan que la diputada estaría dispuesta a asumir esa responsabilidad, y que esto no sería mal recibido en el radicalismo.

Más bien todo lo contrario, para el oficialismo de la UCR, sería una buena noticia que Romero se convierta en la “negociadora oficial” de aquí en adelante. Y aquí volvemos al punto de partida de nuestra columna: el encuentro Romero-Biss en Buenos Aires, en un entorno “larretista”.

OTRO PERFIL

¿Qué puede aportar Romero que no esté ocurriendo hoy? Hay quienes creen que su figura sería más componedora, una especie de cambio de aire femenino dentro de una disputa de “machos alfa” que comenzó a escalar sin que, hasta aquí, nadie cediera un milímetro. Se espera que la diputada pueda aportar una palabra con mayor compromiso, con pactos cumplibles, verificables, palpables, y especialmente, respetados.

Desde comienzos de año, se viene dando un mano a mano que sólo trajo divisiones dentro del mismo radicalismo, con el surgimiento de una línea interna que antes no existía, ya que Biss fue electo por consenso de manera unánime en abril, en un hecho inédito en la historia de un partido acostumbrado al internismo.

Pero esto duró poco, porque después de algunas reuniones con Torres, y ciertos intentos de mostrar una mesa de acuerdos hasta mitad de año, todo explotó en medio de acusaciones de destrato y falta de palabra

Biss acusó a Torres de buscar construir exclusivamente en beneficio propio y no del espacio, apostando a un “personalismo” que rompió todo a su paso, y logró hacer daño hacia adentro del mismo radicalismo. Torres a su vez reprochó a Biss el jugar en tándem con el gobernador Mariano Arcioni y con su futuro rival del PJ, el intendente comodorense Juan Pablo Luque, buscando perjudicarlo.

Dentro de este panorama de conflicto bélico ruso-ucraniano, a meses de comenzar un 2023 que será decisivo para la renovación de autoridades en todos los ámbitos, Romero puede aportar el intento de la búsqueda en serio de la unidad, con un tono que calme los ánimos, y que pretenda acercar posiciones. Así se lo piden desde el llamado “ala blanda”, o también las “palomas” del PRO.

La última reunión de dirigentes del PRO y la UCR de Chubut fue hace un mes en Rada Tilly.

De llevarse a cabo esta nueva estrategia, sería todo un mensaje hacia Torres, un joven con un estilo irreverente y ambicioso que le ha dado muy buenos resultados en el pasado reciente, pero que podría recibir algún tipo de límite desde las más altas esferas

Hace un año, fue la figura nueva que se llevó puesto al “status quo” de la política; pero ahora se convirtió en el hombre a vencer, tiene a todos los faroles apuntando a su cabeza, y el mensaje subtitulado sería: “hay que bajar un cambio”.

MENSAJE DE UNIDAD

Es evidente que en Juntos por el Cambio a nivel nacional hay perfiles que están en las antípodas, y que las diferencias entre figuras del PRO del estilo de Mauricio Macri y Patricia Bullrich, tienen enormes matices que los distancian de perfiles como el de Horacio Rodríguez Larreta y su “dialoguismo” con la UCR y otros partidos.

Esto sin hablar de las diferencias dentro de la misma alianza entre los dirigentes del PRO y figuras del radicalismo como Gerardo Morales o Facundo Manes, para mencionar sólo a dos. Algo que no es nuevo, ya que este matrimonio por conveniencia provocó mucho ruido ya desde su nacimiento en 2015, incluso a pesar de los éxitos electorales.

Patricia Bullrich, Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Facundo Manes y Gerardo Morales.

En Juntos por el Cambio, todos se llenan la boca hablando de la unidad, y saben que el pedido de la gente es que, para vencer al oficialismo, deben estar todos juntos. Claro que la unidad es fácil proclamarla, pero es difícil aplicarla en lo práctico. El estilo que se viene mostrando en Chubut muestra que hay un enorme ruido que aleja las posibilidades de consenso cada vez más.

Los movimientos detectados en las últimas horas, indican que en las altas esferas de Juntos por el Cambio se prendió una señal de alerta. Son lógicas las apetencias personales de Torres, a quien han destacado como candidato natural del espacio a gobernador tanto Macri, como Bullrich y Larreta. Pero a su vez radicales como Manes, Morales y Lousteau van a apoyar a Biss si finalmente proclama su aspiración hacia Fontana 50.

Todo conduce a una interna abierta no obligatoria, ya que es inminente la aprobación de la ley que elimina las PASO. Para que esa experiencia termine bien, y que quienes resulten perdedores acompañen a los ganadores, serán necesarias reglas de juego “claras y limpias”, con una campaña lo más transparente posible.

Para que la alianza de Juntos por el Cambio no vuele por los aires, deben cerrarse cuanto antes una serie de pactos y acuerdos, que luego deben ser cumplidos por ambas partes, algo que hasta acá no se ha logrado. ¿Podrá ser Ana Clara Romero la garantía de ese acuerdo de paz?

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