Hagamos un juego de imaginar escenarios, ya que en política todo es posible, y disparemos algunas preguntas. ¿Qué pasaría si al final, después de tanto hablar, las elecciones en Chubut se hicieran en conjunto con las nacionales? ¿A quién favorecería y a quién perjudicaría, con los datos con los que contamos hoy? O por citar otra hipótesis: ¿y si dejaran de existir las PASO y una fuerza como el radicalismo se para mano a mano en una interna cerrada contra el PRO?  

En el título hablamos de “combo” porque se trata de una serie de variables que operan todas juntas, un paquete completo en el que entra todo para negociar. Incluso podríamos sumar dos puntos más: por un lado, la modificación de la ley que inhabilita la reelección de los intendentes –algo para nada descabellado a esta altura-; y por el otro, a la sanción de una Ley de Lemas, algo hoy casi descartado, por el impacto negativo en la sociedad y porque requiere un número de votos prácticamente imposible en la Legislatura.

Todos estos temas los anticipamos en este espacio hace ya tres meses, y por supuesto siguen estando en agenda. De lo que se trata en este caso, es de contarle al lector cómo juega cada uno de estos puntos en las charlas que se están dando. Los protagonistas de todas las reuniones -está habiendo, y muchas- hacen lo imposible para que no trasciendan, y como somos respetuosos de nuestras fuentes, no diremos quiénes hablan entre sí, pero sí lo que están negociando.

Cuándo se vota y bajo qué condiciones en 2023: eso es lo que se negocia y puede incidir en el resultado final.

La inflación, los salarios, la falta de clases por la calefacción, el reclamo por subsidios y por una corte federal, la posible contratación de una empresa para mejorar la recaudación, la agenda de las energías renovables: son algunos de los temas de fondo de la agenda de todos los días.

Pero nada de esto tiene verdadero sentido para las figuras políticas si no tienen el poder, y precisamente es clave la discusión sobre las reglas del juego para 2023, el año en que se va discutir el reparto del poder en la provincia y cada uno de los municipios.

Dicho esto, vamos a desgranar cada uno de los puntos en juego, explicando su importancia y lo que se está discutiendo: 1) la fecha de elecciones sigue siendo lo más importante, pero no lo único; 2) las PASO que hoy están vigentes, son un segundo eslabón que puede ser clave si llegan a eliminarse; 3) la situación de los intendentes que están “frenados”, suman un punto interesante que puede torcer la negociación. Son las tres patas fundamentales del combo.

LA FECHA ES “LA CARTA”

Cuando decimos que el gobernador Mariano Arcioni tiene el ancho de espadas en este tema, es porque de su firma depende la convocatoria a elecciones en el caso de Chubut, provincia que no tiene Código Electoral propio. El titular del Ejecutivo fija la convocatoria por decreto, como ha ocurrido históricamente, y en este caso, las chances son adherir al llamado nacional y votar en conjunto con las presidenciales, o desdoblar y votar antes. La pregunta es, ¿cuánto tiempo antes?

Mientras arma un frente propio de partidos, en principio con el Chusoto y el Frente Renovador que ya está en regla, y sumando partidos municipales, Arcioni sabe que, sin reelección a la vista, su carta para negociar un buen cierre dentro del justicialismo chubutense pasa por la fecha de convocatoria.

Y por ello juega todo el tiempo a las escondidas: da a entender que tiene una postura tomada de adelantar, y luego retrocede, en una estrategia que tiene en vilo a los otros integrantes del armado provincial, donde hay dos caras visibles como son las de Juan Pablo Luque y Ricardo Sastre.

Ya está listo el Frente Renovador de Sergio Massa, con el apoyo de Arcioni y la presencia de dos de sus figuras, Alejandro Sandilo y Vanesa Abril.

Hay una sensación de que no anticipar la convocatoria electoral favorecería a Juntos por el Cambio, en un escenario de elecciones presidenciales donde ese espacio presentaría candidatos con mejores chances que podrían impulsar un “efecto arrastre” de la boleta.

En realidad, esa hipótesis no es tan lineal: las legislativas del año pasado le dieron un amplio triunfo en Chubut a esa fuerza después de 20 años, pero las encuestas siguen diciendo que, en esta provincia, la intención de voto al Frente de Todos es mucho más alta que para las figuras del PRO, aunque como ya explicamos, se está “colando” la inesperada figura de Javier Milei.

Más allá de estas lecturas, que irán variando con las encuestas y con la mirada de la gente hacia la gestión nacional, determinar la fecha define todo, porque marca los tiempos de cada una de las estrategias. No es lo mismo terminar de cerrar las candidaturas y un armado provincial si se vota en marzo, que si se vota en junio o directamente en agosto y octubre.

Está claro que, si Arcioni busca cerrar un acuerdo con Juan Pablo Luque y Ricardo Sastre, el principal punto que tiene para negociar –por ejemplo- el ingreso de diputados de su espacio en las listas de la Legislatura, así como candidatos a intendente y por qué no, algún lugar en la lista de legisladores nacionales, pasa por la fecha.

¿Por qué Arcioni envía mensajes de que está dudando y no está convencido de adelantar las elecciones? Da la sensación de que –en un ambiente donde prima la desconfianza y las sospechas de traición- está presionando a los otros referentes a que se sienten en la mesa a ofrecerle un buen acuerdo. Ocurre que, si el gobernador no adelanta los comicios, todo el espacio del peronismo y pan peronismo corre el riesgo de someterse al peor escenario, y quedarse todos “sin el pan y sin la torta”, para cederle el poder en bandeja a la oposición.

Mariano Arcioni, Ricardo Sastre y Juan Pablo Luque deben sentarse a tratar de consensuar un armado para 2023.

Además, si se vota con la Nación, está claro que deberá hacerse sí o sí con PASO; pero si hay elecciones por separado, se abre la otra opción de eliminar (en una ley que requiere solamente mayoría simple de 14 votos) las primas obligatorias en Chubut, lo que -de ocurrir- podría redefinir todo el cierre de alianzas en la provincia.

LAS PRIMARIAS Y EL ARMADO

La eliminación de las PASO, que está siendo analizado seriamente en la Legislatura, puede tener consecuencias tremendas en el armado de cada alianza. En un escenario de desdoblamiento sin primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, cada espacio político fijaría sus propias reglas para definir candidatos, volviendo al sistema de internas tradicionales.

Por ejemplo, en el PJ podría darse una interna entre Luque y Sastre, y cualquier otro aspirante a la gobernación, donde sólo voten los justicialistas o en todo caso los independientes, pero sin ser obligatoria. En realidad, el PJ no va a ir como partido en solitario, sino que habrá frentes electorales con otras fuerzas, es decir, que las reglas se fijarían desde cero más allá de lo que digan las cartas orgánicas partidarias.

El caso más interesante es Juntos por el Cambio. Hoy por hoy, es la fuerza que mejor ha utilizado las PASO, porque capitalizan los votos en la elección general. Ha demostrado ser mucho más inteligente que el peronismo en este tipo de sistema. Pero en un contexto que hoy aparece más favorable al PRO, con un Ignacio “Nacho” Torres como figura instalada luego de lo visto el año pasado, si se cambian las reglas y las internas son “cerradas”, en el radicalismo se tienen más fe para manejar el “aparato”.

Ignacio Torres y Damián Biss aparecen como las figuras más fuertes para 2023 en Juntos por el Cambio.

Igualmente, en el equipo de Torres muestran mucha confianza y dicen que ese escenario todavía les favorece más, porque tienen más “fierros” y apoyo para encarar una interna abierta. Tienen la sensación de que en el radicalismo no hay una figura que les pueda hacer frente.

Del lado de la UCR, la visión es diferente. Hay quienes consideran que, si no llega a haber PASO, quizás a Torres no le convenga arriesgar contra Damián Biss en una interna más cerrada, y elija postularse directamente a las elecciones generales con el sello del PRO. Si esa hipótesis -es una especulación que por ahora no tiene base real- se confirmara, sería la ruptura de Juntos por el Cambio, que iría con candidatos por separado a la general, un escenario que no disgusta en el radicalismo.

Y este entusiasmo de los radicales en Chubut obedece a que hay contactos con interlocutores de fuerzas del peronismo y el pan peronismo que podrían abrir las chances de cierres de frentes electorales más variados, tal como están planteando figuras de la UCR a nivel nacional como los hermanos Facundo y Gastón Manes, quienes ya excluyeron el nombre de Juntos por el Cambio en la convocatoria de la última Convención Nacional.

Sin ir más lejos, el presidente de la UCR, Gerardo Morales –quien en su gobierno en Jujuy tiene un vicegobernador que pertenece al Frente Renovador- estuvo en Chubut en estos días, y dejó en claro que también aboga por un radicalismo que no sólo dispute poder al PRO, sino que amplíe sus fronteras a todo aquello que sea peronismo “no K”.

Gerardo Morales y Facundo Manes, dos figuras de la UCR que plantean disputar poder al PRO y sumar a otras fuerzas a JxC.

Algunos comentan que figuras en Chubut como las de César Treffinger, quien se ubicó tercero en el último turno electoral, están siendo tentados para sumarse a un hipotético frente con los radicales que no incluya a Nacho Torres en 2023, por ejemplo, con una banca en la Legislatura. Por supuesto, falta mucho para que haya definiciones, pero que las charlas existen, es un hecho.

Con estas especulaciones queremos expresar que no hay nada escrito aún: la actual composición de batalla entre “Frente de Todos VS. Juntos por el Cambio” podría explotar por los aires si hay un adelantamiento y se eliminan las PASO volviendo a las primarias históricas. Por eso, son los dos puntos centrales de la negociación de la dirigencia política en el combo hacia 2023.

INTENDENTES

Otro tema a negociar dentro del “paquete”, que puede ser decisivo en el cierre final, es qué hacer con el gran número de intendentes y jefes comunales que con la actual ley están impedidos de presentarse a un nuevo mandato en sus localidades.

Como ya explicamos el año pasado, luego de una reforma de 2015 que puso un límite de dos mandatos municipales, del total de 27 municipios y 20 comunas rurales, hay 16 intendentes y 10 jefes comunales que están impedidos de ser reelectos en 2023. Es un número altísimo, que marca que –sumando a los que tienen límites de sus cartas orgánicas- de 47 jefes comunales, 26 tienen que buscar otro futuro político.

Por eso, en el reparto de poder y el armado para lo que viene, este asunto es clave. Lo primero a resolver es ¿se debe reformar la ley y permitir que se vuelvan a presentar para un nuevo mandato? En el justicialismo, que puede definir esta votación en la Legislatura, lo miran con lupa, porque quieren medir cuántos de esos intendentes son propios y tienen efectivamente chances de ganar.

Ariel Molina de Corcovado, Claudia Loyola de Camarones, y Mario Pichiñán de Paso de Indios: tres intendentes que no podrían repetir un nuevo mandato.

Hasta el momento, dos figuras salieron a hablar del tema públicamente a favor: uno fue el vicegobernador Ricardo Sastre, quien dijo debería volverse a las reelecciones indefinidas; el otro fue el ministro del gabinete chubutense, Miguel Castro, quien además aseguró que trabaja en el armado de una confederación de partidos municipales.

Mientras tanto, está en el freezer a temperatura bajo cero la idea inicial de una Ley de Lemas –luego de varias evaluaciones parece haberse pinchado, aunque nunca está todo dicho- este combo que explicamos, que incluye la fecha, las PASO y las reelecciones de intendentes, forma parte de las decisiones que deberán tomarse sin más demora en el segundo semestre, luego del receso invernal.

SE MUEVEN

Así las cosas, cuando aún faltan varios meses para las definiciones, los posibles candidatos van marcando las cartas con sus movidas. En Juntos por el Cambio, cada uno oficia de anfitrión recibiendo a los referentes nacionales de su espacio que los posicionan para lo que viene, como ocurrió en el caso de Torres con un presidenciable como Horacio Rodríguez Larreta, y en el caso de Biss con una figura nacional como el jujeño Gerardo Morales.

Por el lado del arcionismo, buena parte de las figuras del gabinete se sumaron al nuevo partido del Frente Renovador de Sergio Massa, mientras el gobernador Arcioni se muestra abocado a la gestión, la inauguración de obras, recorridas por el interior y gestiones con otros gobernadores y en conjunto con el gobierno nacional.

En el caso del peronismo, quien más se está moviendo es Juan Pablo Luque, quien además de participar como referente de Chubut en el Encuentro Nacional de Hidrógeno 2030, estuvo de paso por la comarca andina, donde se reunió absolutamente con todos los intendentes de la zona y recibió el apoyo para su armado provincial.

Por el lado de Ricardo Sastre, se lo ve más abocado a su función en la Legislatura y centrado en Puerto Madryn, más allá de alguna visita esporádica como la que realizó a Gaiman un mes atrás, o a un club de Rawson. Por el momento, no está recorriendo la provincia.

Juan Pablo Luque recorrió el fin de semana pasada la comarca andina y recibió el apoyo de los intendentes Huisman y Sánchez.

Y un caso aparte es el del intendente de Trelew, Adrián Maderna, quien está en medio de una fuertísima interna con el gobierno de Arcioni, pero se anima a armar nuevas convocatorias para el futuro inmediato, como su anticipo de un acto para 30 mil personas en diciembre. Asegura que no está armando una candidatura propia y que su intención es sumar para el justicialismo. Los que lo conocen, afirman que más que trabajar para alguien, Maderna puede llegar a ser decisivo en impedir que gane alguno de sus enemigos, jugando sus votos propios a la vereda contraria.

Llegando a la mitad del año, las negociaciones se hacen cada vez más intensas. El “combo” incluye varios puntos, y todo puede ocurrir. El equilibrio es muy delicado, y los llamados van en direcciones cruzadas, muchas veces subterráneas e inesperadas. Nada está dicho aún, y Chubut ha demostrado ser un escenario que en política, siempre es una caja de sorpresas.

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