El día después del cierre de listas para las elecciones provinciales del 30 de julio deja dos inquietudes para analizar el escenario actual y futuro en Chubut: por un lado, el caos que significó la eliminación de las PASO, porque la ausencia de un sistema que ordenaba la selección de candidatos generó incertidumbre hasta el minuto final; por el otro, la aparición de varias candidaturas locales en algunos municipios, ante la chance legal de que se habilite la adhesión a boletas con categorías provinciales.

La primera lectura es que la eliminación de las PASO votada por la Legislatura en diciembre pasado trajo mucho desorden y confusión, debido a que las fuerzas políticas debieron encargarse ahora de un proceso interno de selección de candidaturas que antes fiscalizaba el mismo estado, en una convocatoria que era general y simultánea para todos, con voto obligatorio.

Con el argumento de achicar costos y bajar el número de votaciones para la gente, el oficialismo eliminó las primarias; pero luego el Ejecutivo desdobló los comicios, haciendo lo contrario que pregonaba la reforma, convocando a una elección que se estima costaría unos $ 500 millones y que obligará a los chubutenses a ir a votar dos semanas antes que las elecciones nacionales.

A consecuencia de esta reforma de la mano de una convocatoria con plazos ajustadísimos, las juntas electorales tuvieron la presión de tener que resolver sin margen de tiempo, con polémicas en torno a la constitución de alianzas en las que se cerraron acuerdos con requisitos bastante restrictivos en algunos casos, como ocurrió con Juntos por el Cambio con los avales del PRO.

En nuestra primera columna de este año allá por enero, ya habíamos previsto este conflicto ante la falta de primarias y con internas polémicas, y volvimos a hacer referencia hace un mes en la previa a los cierres, cuando advertimos de una unidad con “fórceps” en algunas localidades, que terminó estallando luego en el ámbito judicial

El resultado fue una enorme desprolijidad, que de casualidad no terminó aún peor. En Esquel, luego de que el TEP habilitó la competencia interna a una lista que no había sido oficializada, se debió improvisar una elección abierta con apenas dos días de anticipación.

Estefanía y Taccetta protagonizaron una interna improvisada y a las corridas: una consecuencia de la eliminación de las PASO.

Otra de las consecuencias las pagó la Lista Blanca de candidatos a concejales de la UCR en Comodoro Rivadavia, que en este caso quedó a la espera de una decisión de la justicia para competir que nunca llegó. Todo quedó en un limbo que fue injusto para los protagonistas, que merecían alguna explicación concreta.

El escándalo continúa aún con la oficialización de las listas de concejales de Juntos por el Cambio en algunos municipios, porque ahora el TEP debe resolver por disidencias en el armado luego de las internas en Esquel, Puerto Madryn y Gaiman.

En Arriba Chubut los cierres también fueron polémicos en muchos casos, con candidatos municipales que se bajaron a último momento por incumplimiento de acuerdos de cúpula, y el planteo de Exequiel Villagra de que, ante los requisitos de avales de la alianza, era imposible armar una lista provincial para competir.

Exequiel Villagra (PJ) y Cristina Cejas (UCR).

Lo más desprolijo de todo se vivió en las últimas horas, cuando partidos como el GEN, el Frente de Izquierda y el PLICH terminaron completando en las horas finales todos los trámites de sus candidatos para entregar al TEP, cuando en realidad eso debió haber ocurrido legalmente mucho antes: para cumplir con la ley, debían haber tenido las listas oficializadas por sus juntas electorales antes de su propia fecha de interna.

Eso nunca ocurrió y todo terminó presentándose a los tumbos y fuera de tiempo, pero no fue culpa de estos partidos, sino de una convocatoria hecha a último momento que no dio tiempo para nada, acortando los plazos de todos y obligando a cada fuerza a averiguar desde cero cómo cumplir con un sistema que antes estaba a cargo del estado.

LAS ADHESIONES

El otro dato disruptivo del cierre, que pasó hasta el momento desapercibido para el gran público y que muy probablemente va a ser el “gran tema” de debate en los próximos días, es si existirán o no las llamadas listas de adhesión municipal, que podrían ir pegadas a otras boletas de categorías provinciales a gobernador y diputados.

Se trata de la opción de que una boleta corta con candidatos a intendentes y concejales, sea autorizada a ir pegada a una lista a gobernador. Para muchos, eso sería lisa y llanamente una colectora, algo prohibido por la ley. 

Pero hay otra lectura -en lo que es el anticipo de la polémica- según la cual una colectora sería la duplicidad de una candidatura dentro de dos fuerzas políticas distintas; de acuerdo a esta interpretación, no sería estrictamente una colectora que un candidato a gobernador vaya en dos boletas municipales si integran su mismo espacio de la alianza.

Averiguaciones realizadas por ADNSUR a fuentes especializadas citan el Decreto 736 de junio de 2015, firmado por Martín Buzzi, que es Reglamentario de la Ley XII N° 9, Ley Orgánica de Partidos Políticos de diciembre de 2014. Este decreto está vigente y figura en la convocatoria provincial realizada por Mariano Arcioni.

Un decreto del ex gobernador Martín Buzzi reglamentó la Ley de Partidos Políticos y habilita adhesiones de boleta.

Allí expresa en el artículo 6° que “se prohíbe el pacto de adhesión de boletas entre diferentes agrupaciones políticas”, lo que se llama colectoras, pero en su artículo 7° aclara que dentro de una misma agrupación política, una lista de candidatos de una categoría puede tener adherida una o más listas de candidatos de categorías posteriores” algo que no se permite a la inversa.

Y luego especifica en el artículo 8° que “la opción de adhesión deberá expresarse por escrito al momento de la presentación de listas ante la Junta Electoral de cada Agrupación. La opción deberá ser suscripta por los apoderados de las listas internas interesadas, determinando claramente las categorías adherentes y las categorías adheridas. El incumplimiento de lo aquí dispuesto impedirá la adhesión de boletas”.

Esto significa, según este decreto, que para que exista adhesión de boletas debe estar claramente especificada en la constitución de la alianza. Por ello, en el acta constitutiva del frente Arriba Chubut ahora cotiza en bolsa un artículo -muchos lo atribuyen al experimentado cerebro de Blas Meza Evans- que ya fue autorizado por el TEP y que nadie vio venir: ahí entraría el famoso Caballo de Troya.

CABALLO DE TROYA

Al Frente Arriba Chubut lo integran 8 partidos, pero a muchos llamó la atención que allí no estuviera enumerado el PTP, llamado Partido del Trabajo y el Pueblo, oriundo de Comodoro Rivadavia, con una ideología referenciada en la izquierda comunista, y con el dirigente Marcelo Barab como figura más conocida.

Marcelo Barab y el PTP: aliados de Arriba Chubut.

Ese partido había integrado el Frente de Todos en la elección municipal de Trelew, y no figuraba en la provincial. Sin embargo, sí aparece mencionado más abajo en el acta de la alianza, como un partido que estaría habilitado a adherir boletas municipales, tal como establece el artículo 8 que citamos más arriba como requisito ineludible.

Esto significa que los 12 candidatos a intendente que vayan por el PTP -entre ellos localidades importantes como Esquel con Patricia Berra, Lago Puelo con Iván Fernández, Gaiman con Ana María Ordoñez, Camarones con Alberto Faristo y el caso del intendente de Gualjaina, Marcelo Limarieri- podrían pedir la adhesión a la boleta de Juan Pablo Luque y Ricardo Sastre. Si esto es autorizado, significaría que la fórmula provincial del justicialismo podría ir en varias localidades en dos boletas.

Patricia Berra (Esquel), Iván Fernández (Puelo) y Marcelo Limarieri (Gualjaina): 3 candidatos que se bajaron de la interna del PJ y van por el PTP.

Claro que este es el lado A del disco; el lado B indica que de ocurrir eso, se podría sacrificar varios municipios, al “dividir” el voto y perjudicar a los candidatos locales. La estrategia está apuntada a triunfar en la provincia, por lo que estaría ya masticada y aceptada por todos.  

Una vez que las listas sean oficializadas por el TEP, se abrirá este capítulo de adhesiones, que promete ser otra encarnizada lucha judicial: seguramente desde Juntos por el Cambio se las considerará como una colectora prohibida por ley y es probable que todo pueda terminar en el Superior Tribunal de Justicia.

A juzgar por cómo la corte se tomó el caso de los concejales radicales de Comodoro, no habría que esperar gran rapidez. Y seguramente volverá a ponerse sobre el tapete la integración del TEP, con dos diputados de extracción justicialista e incluso uno de ellos, Carlos Eliceche, que es candidato en una de las listas.

A LA PESCA

La incógnita que se abre, por un lado, es si se van a habilitar las listas espejo del PTP junto a Arriba Chubut; y por el otro, si Juntos por el Cambio tendría la chance de buscar el mismo tipo de adhesiones en otras localidades. En este punto es donde muchos miran al “tendal” de figuras que quedaron en el camino con el renunciamiento de Adrián Maderna y Alejandro Albaini.

En el río revuelto que quedó con el anuncio de “retirada” del intendente de Trelew, es donde fueron a pescar todos a último momento desde diferentes sectores, tanto de Luque, como de Torres y Treffinger. Versiones cruzadas de todo tipo circulaban hasta la previa del cierre de listas, de cómo incluir a muchos actores locales con ganas de participar y que habían confiado en el espacio del madernismo.

Maderna se bajó. A la pesca de su gente fueron Treffinger, Torres y Luque.

Ahora no hay más tiempo de ofrecimientos para candidaturas y la suerte está echada. Hay que esperar cómo quedan oficializadas cada una de las listas y cómo se conforma después toda la ingeniería del diseño de boletas, las posibles adhesiones, y ya la campaña propiamente dicha.

A la vez, la mirada está puesta en el escenario de extrema tensión a nivel nacional, que este miércoles tendrá su cierre de alianzas para las elecciones del 13 de agosto, y dejará ya el panorama más claro de fuerzas en pugna, en una previa en la que da la impresión que todo está agarrado con alfileres y puede estallar a último momento.

El escenario es de caos y volatilidad: los que parecían mejor parados hace un mes hoy se llenan de dudas; los que se mostraban firmes y decididos, cambian de opinión y se quedan en su casa; otros que parecían confundidos, de pronto ven las cosas más claras. Faltan 50 días, y es muchísimo tiempo: el vecino de a pie -la inmensa mayoría- ni siquiera empezó a considerar seriamente su voto y lo hará en la última semana, por lo que todo puede pasar, y la moneda está en el aire.

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