La Isla de los Pájaros, la reserva natural de Chubut que inspiró al escritor de El Principito
A 3 kilómetros del Centro de Visitantes del Istmo Ameghino se encuentra la Isla de los Pájaros, una porción elevada de tierra sobre el mar que tiene la particularidad de cambiar con la marea alta y baja. Allí el turista puede avistar aves patagónicas y conocer los rastro de los conquistadores españoles en el norte de Chubut.
Se denomina como isla pero los expertos aseguran que no lo es, en virtud que cuando baja la marea se puede caminar hasta el lugar. La Isla de los Pájaros es parte de esos sitios únicos que tiene Chubut, una provincia que combina mar, cordillera y meseta, siendo un arcoíris paisajístico por su diversidad.
La isla se encuentra a 800 metros de la costa, en el Golfo San José, a 3 kilómetros del Centro de Visitantes del Istmo Ameghino, la puerta de entrada al Área Natural Protegida Península Valdés.
Esa porción de tierra siempre estuvo frente al mar. Sin embargo, en 1967, por sus características y la cantidad de aves que cobijaba fue denominada reserva. Siete años después se prohibió el ingreso a su interior para evitar la intervención del hombre en el hábitat natural de aves, como cormoranes, garzas blancas y brujas, gaviotas cocineras, biguaes, ostreros, flamencos, pingüinos de Magallanes y gaviotines.
La leyenda cuenta que el escritor Saint-Exupéry, piloto fundador de la Aeroposta Patagonia que llegaba a Comodoro Rivadavia, se inspiró en ella para un dibujo de “El Principito”, aquel libro histórico que han leído diversas generaciones y que se ha traducido a múltiples lenguas.
Como el turista no se puede acercar, en el Centro de Visitantes hay un potente binocular, que permite observar de cerca el comportamiento de las aves, en esta porción de tierra de 170 metros de largo por 75 de ancho.
Pero eso no es todo. Allí también se puede observar una réplica de la capilla del fuerte San José, único asentamiento español en la Península.
La misma fue creada en 1779 por los conquistadores españoles con un objetivo defensivo, ideológico, productivo y comercial, asegura la investigación “De gestas, de salvajes y de mártires. El relato maestro sobre el Fuerte San José reconsiderado desde la arqueología histórica (Península Valdés, Pcia. de Chubut, siglo XVIII)”.
Pero el asentamiento no solo fue una capilla, también hubo una plaza cerrada, con habitaciones para el superintendente, cuadras, almacenes y caballeriza. Además, afuera de la plaza se instalaron dependencias precarias, un hospital, el camposanto y una batería emplazada sobre un cerro, indica la investigación.
El fuerte sobrevivió a la Real Orden de abandonar los poblados patagónicos, que data del 1 de agosto de 1783. Sin embargo, en 1810, fue atacado por habitantes originarios que tomaron control del lugar.
La capilla finalmente fue demolida, pero hace unos años se construyó una réplica con fines turísticos y para recordar la colonización española.
Quienes visitan el lugar también recorren las instalaciones del Centro de Visitantes, donde se puede comprender con mayor profundidad la naturaleza de la zona. Allí el visitante puede apreciar elefantes marinos, lobos de un pelo, orcas, ballenas franca, delfines y aves como pingüinos, cormoranes de pecho blanco, gaviotas del sur y gaviotas.
Este es el paso obligado para quienes visitan el Área Natural Protegida Península Valdés, un recorrido aproximado de 400 km que se recomienda iniciar bien temprano si se desea conocer el área en toda su extensión.
Así, a solo 28 kilómetros del ingreso a Puerto Pirámides y 49 de Puerto Madryn se puede disfrutar de este icónico lugar, un sitio con historia que inspiró a uno de los escritores más famosos.