Cabalero: sigue a la Scaloneta en el mismo televisor de ocho canales en el que vio salir dos veces campeón a la Argentina
En un taller de carpintería de la calle Saavedra un viejo televisor Sharp de 8 canales evoca el recuerdo de lo que fue el Mundial de México 86, aquella copa que catapultó a Diego Maradonal a la gloria del fútbol. Historia de nostalgia, recuerdos e infancia en tiempos donde la tv a color era toda una novedad.
“Hasta se ve y todo”, dice entre risas Armando Fuentes, mientras mira el televisor de 8 canales que alguna vez compró su viejo, allí donde vio dos veces salir campeón a Argentina.
En época de fiebre de Mundial, cábalas y sobre todo ilusión, este comodorense de 54 años desempolvó aquella pantalla que heredó y la montó en su taller, siendo su cábala para los partidos de la Scaloneta.
Es que Armando vio el debut frente a Arabia Saudita en su casa y fue derrota. Y el encuentro frente a México también lo estaba viendo en su hogar, hasta que en el segundo tiempo se fue a su taller y apareció la magia; golazo de Messi de afuera del área y definición exquisita de Enzo Fernández dentro del rectángulo. 2 a 0 y victoria adentro. Desde entonces, Armando ve los partidos en su taller de calle Saavedra, allí donde práctica el hobby que lo acompañó toda la vida: la carpintería.
“Estos son antirrobos, no se lo lleva nadie”, dice entre risas mirando el televisor. “Este televisor lo compró mi papá para que miremos el Mundial 78, la primera transmisión a color. Yo tenía como 11 años y todavía me acuerdo, más que nada por los festejos, por la expectativa de la gente, porque en ese entonces era todo una novedad tener un televisor”.
Por ese entonces Armando vivía en Laprida, el barrio donde nació y se crió. Todavía recuerda aquellas tardes en que los chicos se reunían en su casa para ver el Mundial y la magia de Kempes, el Pato Fillol, Leopoldo Jacinto Luque, entre otros grandes jugadores que hicieron historia.
“Fue algo muy lindo, todos los chicos de la cuadra y de la vuelta iban a mi casa a ver el partido, entonces era más emocionante todavía, porque no es lo mismo ver el partido con tu familia que con todos amigos de la infancia”.
El Sharp de 20 pulgadas y 8 canales, fabricado en Comodoro, donde Kenia S.A tuvo una planta, fue parte de la historia de su hogar. Allí junto a su familia miró todo lo que sucedió en torno a la Guerra de Malvinas, pero también el Mundial de España 82, donde Argentina quedó eliminada frente a Brasil en 8vos de final. Por supuesto, esa televisión fue el escenario de México 86, la hazaña más importante de la historia del fútbol argentino, por todo lo que significó, y Armando lo recuerda.
“Ese Mundial también lo vimos ahí. Ya era más grande, pero me acuerdo del partido contra Inglaterra y la final, la alegría de la gente y los festejos en el centro”.
El televisor acompañó hasta sus últimos días al padre de Armando, ese hombre amante del fútbol e hincha de Huracán que trabajaba en YPF. Cuando falleció hace cuatro años, quizás por nostalgia, recuerdo y cariño, Armando decidió heredar el viejo Sharp y lo montó en el taller que tiene hace unos años en calle Saavedra, allí donde despunta el vicio que siempre lo acompañó.
“Cuando lo traje lo enchufe, prendió y quedó funcionando hasta hoy. El televisor no se apaga y funciona con antena de aire, como en los viejos tiempos”, cuenta.
Como las cábalas se respetan, el último viernes Armando miró el partido frente a Países Bajos, -Holanda para quienes apreciamos la historia futbolera- y la receta no falló. El equipo ganó, gustó y clasificó a semifinales, donde enfrentará a Brasil.
Por supuesto, el martes el partido lo mirará en tu taller, allí donde realiza juguetes que luego regala a algún niño o vende a través de Facebook, oficio que empezó de chico, gracias a su paso por la escuela 91 de Valle C, y que lo ha llevado a regalar juguetes en las plazas para sacarle una sonrisa a los chicos; porque como dice los recuerdos de niño son los que quedan para siempre, como cuando vio a Argentina salir campeón, el sueño de muchos que hoy nos ilusionamos con el Mundial de Lionel.