Compró una gomería, la cerró por la pandemia, se reinventó y armó un local móvil
“Siempre anduve renegando con los fierros”, dice Néstor Núñez, un suboficial del Ejército que hace más de una década compró una gomería por casualidad. Al emprendimiento le iba bien, pero en la pandemia se vio afectado por las restricciones y tuvo que cerrar. Lejos de bajar la persiana, la familia reconvirtió una Mercedes Sprinter y la transformó en una gomería móvil. “Tenemos 10 o 15 servicios por día, anda muy bien, gracias a Dios”, contó Néstor a ADNSUR.
“Era un negado a la Patagonia y hoy en día soy un agradecido”, dice Néstor Núñez (49). El hombre, sargento Ayudante del Ejército Argentino, hace 23 años llegó a Comodoro Rivadavia y se radicó para siempre. Compró su casa, formó una familia y creó su propio emprendimiento: una gomería móvil que llama la atención en las calles de la ciudad.
Gomería Km8 nació en pandemia, como una forma de reinventarse por las restricciones que obligaron a que muchos comercios cierren sus puertas, en medio de un panorama desolador que se quedó con la vida de miles de personas.
“Así empezamos”, dice Néstor a ADNSUR. “Nosotros teníamos una gomería en la avenida Jukic y cuando vino la pandemia nos obligó a cerrar. Pero como teníamos una camioneta que habíamos comprado para hacer otra cosa, mi hijo Mariano dijo: ‘¿Y si hacemos una gomería móvil?’, y nos largamos”.
Néstor, que desde 1990 está en el Ejército, una década antes había comenzado en el rubro de casualidad. Cuenta este hombre de Entre Ríos que un día fue como cliente a una gomería del barrio y terminó alquilando el lugar, iniciando un largo camino en un rubro que, hasta ese momento, era desconocido.
“Empecé por curiosidad, un día fui a una gomería como un cliente más y el hombre me comentó: ‘vos sabés que estoy por cerrar porque no puedo atenderla más y no tengo nadie que la atienda’. Me preguntó ‘¿no la querés agarrar?’ Y yo le dije, ‘yo no sé nada de esto’ y me dijo ‘Te acompaño’. Así que estuvo tres o cuatro meses conmigo, me enseñó, me acompañó y arrancamos. Así empecé, después le compré el fondo de comercio y seguimos nosotros”.
Néstor admite que cuando compró la gomería la pensó como un ingreso más para su familia. Ambos trabajaban en el Ejército y venía bien un emprendimiento para generar un mango extra. Así, este hombre que prestó servicios en el Regimiento 8 y el Hospital Militar, comenzó a trabajar en paralelo en su propio emprendimiento.
Las cosas iban bien con ayuda de toda la familia. Sin embargo, en la pandemia el panorama cambió por completo. Frente a ese panorama, había dos opciones: bajar la persiana o buscarle la vuelta. Y escuchando la idea de Mariano y la existencia de la camioneta que tenían, decidieron reinventarse.
El hombre cuenta que ya había visto un proyecto de ese tipo en Neuquén. Así, convencidos de lo que querían, compraron las herramientas, las instalaron y comenzaron a funcionar atendiendo a los servicios esenciales.
“Empezamos por ahí, dijimos ‘vamos a ser esenciales para las ambulancias, la policía, bomberos’. También nos llamaban a veces los camiones que podían pasar para llevar mercadería al sur y nos llamaban a nosotros que éramos los únicos que estábamos funcionando en ese momento. Se dio justo y después continuó el servicio”.
La gomería móvil funciona de lunes a sábado de 9:30 hs a 22:30 hs y llega adonde la soliciten.
“Nos llama mucha gente, de todos lados, de Garayalde, de zona sur, camiones o por ahí del Módulo Norte porque se queda algún auto. Joan, uno de mis hijos, es el encargado, pero todos colaboramos. Mi hijo Mariano hace mecánica ligera, service de autos y en mi caso, el año que viene ya me retiro, así que cuando me jubile voy a estar un poco más. A mucha gente le llama la atención. Cuando paramos a hacer un servicio paran y nos piden una tarjeta. Por suerte nos va bien, tenemos 10 o 15 servicios por día, anda muy bien, gracias a dios. Se cobra un poquito más porque hay que cobrar la reparación y el viaje del servicio, pero la gente lo entiende”.
Néstor admite que hoy ya no es un renegado de la Patagonia, al contrario. “Hoy en día soy un agradecido, estoy muy conforme con la gente, con Comodoro, que podemos trabajar tranquilos. La verdad no pensábamos que iba andar tan bien, me habían dicho que hace años hubo una y no funcionó, pero le pusimos garra y anduvo. Ahora hay que seguir para adelante, teniendo buena salud y que la gente nos acompañe como siempre”, dice el hombre que se animó a emprender casi de casualidad y ahora asiste a los vecinos de la ciudad con su propia gomería móvil.