El día que Caleta Córdova fue sacudida por la explosión de un tanque de petróleo
La explosión de un tanque de petróleo en la Playa de Tanques de Caleta Córdova fue uno de los siniestros más graves que se recuerden en la historia de la explotación petrolera de la Patagonia. No se registraron víctimas fatales pero sí perdidas económicas millonarias y la destrucción total de una autobomba y más de una decena vehículos de empresas y particulares que fueron alcanzados por el fuego. En “Expedientes Comodoro” el recuerdo de los vecinos del barrio y el testimonio de empleados de YPF que trabajaban en el lugar en el momento de la explosión.
Fueron más de 8 millones de litros de petróleo del tanque N°57 que volaron por el aire previo a un estruendo que hizo temblar los vidrios de las casas del tranquilo barrio de Caleta Córdova. La explosión fue seguida de un hongo de humo muy denso que rápidamente causó pánico entre los vecinos del barrio y los propios operarios que se encontraban trabajando en el lugar.
Según las crónicas de ese día, momentos antes de la explosión trabajadores se encontraban colocando en la superficie externa de un depósito “planchas de policloruro vinílico que era soplado a alta temperatura y en estado líquido (…). Este revestimiento satisface la necesidad de mantener a una temperatura estable el crudo que luego será bombeado hasta la monoboya de Caleta Córdova”. Un desperfecto durante operación fue la causante de este accidente.
“Las plantas son operadas por hombres y los hombres nos equivocamos, en algún momento comentemos algún error involuntario y tenemos como consecuencia estos siniestros que son realmente desgarradores, terribles”, recuerda Miguel Villacorta quien se desempeñaba como Técnico en Seguridad e Higiene Industrial en YPF y uno de los primeros en llegar al lugar del accidente.
En la Playa de Tanques se recepciona, almacena y despacha el petróleo crudo a los buques para todas las empresas productoras de petróleo de la cuenca del Golfo San Jorge. Es un lugar estratégico y también cercano a las casas del barrio Caleta Córdova. Por este motivo el temor y el desconcierto de muchos vecinos que de primer momento no supieron qué hacer.
¿Irse o mirar el espectáculo?
“A muchas casas se les rompieron los vidrios y salimos a ver qué paso. La mayoría decidía irse por miedo a que siguieran explotando tanques. La gente de Caleta nos queríamos ir y gente de Km 8 venían a mirar lo que había pasado”, recuerda el entonces adolescente Omar Torres vecino de Caleta Córdova que junto a su amigo Cordano decidió tomar un colectivo que los llevara hasta el centro de la ciudad; lejos del infierno.
La vecina María Hidlago tomó la misma decisión. “La desesperación era agarrar alimento, leche, ropa e irnos de acá. Yo no quería ni mirar lo que era para Playa de Tanques porque era un infierno, daba impresión”.
Combatir al monstruo
Andrés Salvagni tenía 28 años cuando ocurrió el siniestro y era personal de la Playa de Tanques de YPF. Ese día salía a llevar unas muestras de petróleo de los tanques cuando escuchó la explosión y regresó.
Quienes lo vivieron de cerca aseguran que las llamas tenían más de 40 metros de altura y la columna de humo superaban los 100 metros. “Luego de la explosión el techo se abrió hacia atrás y la gente de turno accionó la red contra incendio y trató en lo posible de reducirlo pero la dimensión del hecho era inmanejable”, recuerda Andrés.
A lo que Villacorta suma que las cañerías del sistema ignifugo se desprendieron por completo, entonces la espuma extintora en lugar de caer en el interior del tanque parte caía en el interior y parte afuera y nos quedamos directamente sin los medios de extinción adecuados”.
Rápidamente llegaron bomberos voluntarios, autobombas propias de la empresa YPF y otros refuerzos como el ejército, ambulancias, policías y gendarmería. Todas las fuerzas desplegadas para atacar un incendio que se presentaba inmanejable. Pero lo peor todavía no había ocurrido.
“En un momento se produce lo que en la jerga bomberil se denomina “boilover”, que es un derrame de hidrocarburo por ebullición”, explica Villacorta. Para que se produzca este fenómeno tiene que haber un contenedor con hidrocarburo encendido, sin tapa y en el fondo del tanque un colchón de agua. Entonces una onda de calor empieza a descender hasta ponerse en contacto con el agua, el agua hierve y tira el producto encendido hacia afuera.
En ese momento “empieza a caer esa ola de petróleo encendido, a desplazar, busca alguna pendiente y todo lo que fue agarrando en el camino lo fue quemando”.
La realidad es que nadie advirtió a tiempo que eso podía ocurrir y más de una docena de vehículos- particulares y de empresas- se encontraban estacionados a poco metros del tanque encendido. “El petróleo encendido todo lo que agarraba en el camino lo fue quemando, 14 unidades, entre camiones autobombas, vehículos camionetas, autos, camiones bombeadores y la sala de bombas contra incendio las destruyo”.
Pérdidas millonarias
El incendio se prolongó por 14 horas y el mayor temor era que se prendieran los tanques aledaños. “Después quedo en el fondo la carbonilla que queda en el tanque y con el viento quería volver a encenderse pero de todas maneras eran todas ruinas lo que quedaba”, recuerda Salvagni.
El trabajo denodado de todo el personal involucrado permitió poner nuevamente en funciones la planta en tiempo récord y evitar mayores pérdidas económicas. “Se inició por desnivel el envío de crudo desde la Plata de Almacenaje afectada al buque “Plaza Huincul” que aguardaba frente a Caleta Córdova, lo que indica que el sistema de la planta se encuentra nuevamente en funciones evitándose pérdidas de producción” informaba diario El Patagónico en su edición del día 5 de mayo de 1980.
Las causas del siniestro fueron investigadas pero no informadas. Se sabe que las pérdidas económicas alcanzaron los 3 millones de dólares y se perdieron 6250 metros cúbicos de petróleo.
“Si hubiera implicado mayor parte de la instalación y hubiera afectado personas eso hubiera sido lo más grave. Fue un momento imborrable, un hecho que te pasa una vez en la vida y es una cosa que no se te olvida nunca”, recordó Salvagni.