“Siempre me surge ese agradecimiento a docentes como Dudge que nos transmitieron los contenidos, por supuesto, pero también valores que con el paso de los años se agrandan; porque uno como adulto tiene otra visión y ve como ella ha sido una persona muy comprometida”. Quien habla es María Rosa Bertozza, una vecina de Kilómetro 5, integrante de la Asociación Detrás del Puente, que fue alumna de Radka “Dudge” Stefanoff de Arias, la maestra que soñó con poner en valor el patrimonio de su barrio y lo pudo ver con sus propios ojos.

El recuerdo de “Dudge” Stefanoff de Arias, la maestra de Kilómetro 5 que soñó con poner en valor el patrimonio de su barrio

Dudge, como la conocieron todos, falleció el 28 de junio a los 88 años y dejó un gran recuerdo en quienes la conocieron. No solo por su actividad docente sino también por su trabajo en la asociación del rescate histórico de kilómetro 5, su trabajo en la Cruz Roja y su participación en la colectividad Búlgara, aquella entidad que por estos días celebra el Día del Inmigrante con la gran Fiesta Nacional de las Colectividades Extranjeras. 

Radka nació en Bulgaria el 9 de marzo de 1934, y cuando tenía seis años sus padres, Dimitrio y Kina, decidieron emigrar a Argentina, eligiendo Comodoro Rivadavia para asentarse. 

Dudge se crió en Kilómetro 5. Su papá era el zapatero del barrio. Estudió en el colegio María Auxiliadora y cuando terminó la secundaria supo que quería ser maestra. Como docente, trabajó en la Escuela 119, en la Escuela 43 de Kilómetro 3, fue directora de la Escuela de Adultos de Kilómetro 8 y trabajó en el Centro Nacional de Alfabetización. Sin embargo, su escuela, su lugar en el mundo, fue la Escuela Nacional N° 37, hoy conocida como Escuela Provincial N° 111.

Dudge en la entonces Escuela 37 con el plantel docente (segunda de pie de la derecha).
Dudge en la entonces Escuela 37 con el plantel docente (segunda de pie de la derecha).

En ese establecimiento fue donde Maggie Quintero la conoció. La tuvo como maestra en quinto grado y fue vecina suya en el barrio. “Ella era muy buena persona. Yo la conocí de toda la vida, porque era vecina de unos tíos míos y la tuve como maestra. Siempre fue muy recta, pero inculcó valores y nos enseñó mucho. En ese tiempo la maestra daba todas las materias, y después la tuve de grande, en la Nocturna donde fue directora. Había contabilidad, inglés, dibujo, bordado, y ahí aprendíamos los que no habíamos tenido la oportunidad de seguir la secundaria”.

En esa misma época, María Rosa Bertozza, vecina de kilómetro 5, quien nació en Italia y llegó a Comodoro en el 51, conoció a la maestra. La tuve en 6to grado, cuando a Dudge le tocó cubrir una suplencia, y muchos años después se reencontraron, como cuenta. 

“La vida quiso que nos encontráramos trabajando por otro objetivo, como lo fue la conformación de la Asociación Detrás del Puente y luchamos por el patrimonio, lo cual me dio muchísima satisfacción porque me permitió encontrarme con dos de mis maestras, como lo fueron Raquel Pérez y Radka. Ya era otra etapa, donde ella decía ‘podemos hablar de igual a igual’ pero jamás la pude tutear, por esa imagen que tenemos del docente, que era un profundo respeto”, dice entre risas.

María Rosa admite que siempre le nace ese agradecimiento a las antiguas maestras que tanto ayudaron en su formación, pero con Dudge le pasa algo especial, porque asegura que ella siempre continuó educando. 

“Ella siempre le seguía enseñando a uno. Nos siguió enseñando hasta último momento porque en cada temática que uno desarrollaba ella siempre tenía un punto de vista que uno decía 'eso uno no lo pudo avizorar’ y eso hace que la figura del maestro se torne mucho más grande”, admite.

María Rosa y Maggie recuerdan con mucho cariño a Dudge, no solo por haber sido su maestra en la Primaria sino también por lo que les enseñó en su paso por Detrás del Puente.
María Rosa y Maggie recuerdan con mucho cariño a Dudge, no solo por haber sido su maestra en la Primaria sino también por lo que les enseñó en su paso por Detrás del Puente.

Como dicen, Dudge siempre fue una persona comprometida, tanto con la Cruz Roja, como con la Asociación Detrás del Puente, aquella que fundó junto a otras mujeres de Kilómetro 5 por amor a su barrio. 

Amante de la cocina, los libros y la educación, con orgullo Maggie y María Rosa cuentan que colaboró hasta el último momento, “siempre preocupada para que pongan arbolitos en la plaza, un compromiso que va más allá de las aulas”, porque como cuentan su sueño, “era ver que se corporice la biblioteca y la placita este toda forestada”, dos proyectos que ya están encaminados, el gran legado de un grupo de mujeres que supo disfrutar de esta maestra de Kilómetro 5.  

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