Un informe elaborado por Eduardo Dunaj, presentado recientemente al intendente Othar Macharashvili, aporta sugerencias a la discusión sobre las soluciones que se evalúan para el camino Ara San Juan, pero que resultan extensibles a otros puntos del frente costero de Comodoro Rivadavia.

La búsqueda de soluciones a la erosión marina en la ciudad abarca aspectos que empiezan por el plano económico, ya que el costo estimado supera los 12.000 millones de pesos, pero también desafíos de índole técnico.

Vista panorámica del camino costero, antes del inicio de obra.

Es necesario evaluar las mejores soluciones para evitar que las grandes erogaciones, en caso de obtenerse financiamiento, resulten infructuosas.

Si el tema se enfoca específicamente en el camino Ara San Juan, la cifra no sería inferior a una cuarta parte del total, es decir unos 3.000 millones, un monto que el municipio busca incluir, al menos parcialmente, en partidas del final de este año. Según se dijo repetidas veces, se intentará darle inicio a la obra antes de concluir 2024, para darle continuidad durante 2025.

Precisamente sobre ese sector, el topógrafo Eduardo Dunaj hizo un estudio, junto a Carlos Espejo, que presentó recientemente al municipio con el fin de contribuir en la discusión de soluciones técnicas, con conclusiones interesantes sobre el tipo de trabajo y tipo de muro de protección que habría que construir.

“Lo hicimos en forma particular, si bien en el Club Náutico permanentemente hago este tipo de estudios -comentó el también presidente de la institución deportiva, en diálogo con ADNSUR-, por el tema de la erosión costera en la parte norte y la sedimentación en la parte sur, que es un problema constante”.

La obra del camino Ara San Juan no tuvo en cuenta trabajos complementarios para brindarle mayor protección.

El aporte realizado, a partir de un relevamiento topográfico mediante 3 vuelos con VANT (Vehículo Aéreo No Tripulado-Dron), permitió arribar a conclusiones que si bien están focalizadas en ese tramo de sólo un kilómetro, pueden extenderse a todo el frente marítimo afectado por la erosión marítima, como en avenida Ducós y el tramo crítico entre el chalet Huergo y el club Náutico del centro de la ciudad.

ES NECESARIO CANALIZAR LA DESCARGA DE AGUA AL MAR 

El informe explica la necesidad de este tipo de estudios previos a la definición del tipo de defensa a construir. “En algunos ámbitos, los términos defensa del mar y protección costera son empleados para referirse, respectivamente, a la defensa contra las inundaciones y la erosión. Es imposible plantear técnicas de Construcción de Defensas Costeras sin hacer estudios minuciosos de la Dinámica Marina, la Geomorfología del suelo y el comportamiento Geotécnico”, se lee en el trabajo.

Croquis del canal propuesto, entre el camino y futuro muro.

“Lo primero que observamos es que hay dos problemas -explicó Dunaj-. Uno es que la berma, o sea el costadito del camino construido, no concluye como debería terminar en la playa. O sea, hay un muro que está sosteniendo el terraplén, pero el desagüe está entre el muro y el terraplén, no va directamente al agua”.

A partir de esa observación, Dunaj precisó que “si fuera directamente al mar, escurriría por sobre el muro. Ese es el principal problema que tiene y por eso siempre va a erosionar, tanto por la lluvia como por el viento. Hay que trabajar un poco ahí y no es tan sencillo como poner una piedra para proteger contra el oleaje”, advirtió.

Vista del relevamiento mediante vuelo en dron.

Como segundo inconveniente principal, el trabajo hace alusión a los cambios provocados por las urbanizaciones cercanas. “El suelo consolidado natural que sufre el maquinado de su superficie expuesta, inicia procesos no concurrentes (arcillas expansivas), la modificación de los cauces y escorrentías por cordones cuneta o bulevares, provocando desvíos y concurrencia de mayor volumen hídrico en lugares antes no situados. En el caso del urbanismo (zona alta), inmediato al camino, el faldeo lindero muestra erosión permanente por acción pluvial y eólica.  Sin una adecuada estabilización, esta mitigación seguirá accionando sobre el trayecto Ara San Juan”. 

RECOMENDACIONES DE OBRAS COMPLEMENTARIAS

Como primera recomendación, el estudio propone realizar a ambos lados del camino un canal de protección de la corona, hasta los puntos de concentración de la escorrentía, badenes y alcantarilla. “Cursos que deben superar al muro de defensa implantado, en su proyección hacia la playa”, advierte el trabajo.

Modelo de muro disipador, similar al utilizado en playa de Rada Tilly.

“Hay que escurrir el agua en un solo lugar -explicó Dunaj-, o sea tratar de que todo el escurrimiento y la escorrentía de ese lugar vaya a un sector predeterminado y salga a la playa después del muro. Se debe evitar que descargue entre el muro y el terraplén, sino que corra al costado del camino hasta determinados lugares a más bajo nivel y desde ahí evacuarlos al mar, superando al muro, porque de lo contrario el agua va a socavar y desestabilizar el terraplén”.

Además de los canales, la propuesta incluye la construcción de un muro disipador de la energía de las olas, para contrarrestar los fuertes oleajes que se dan cuando coincide la marea alta con vientos desde el Este hacia la costa. Sin ese tipo de instrumento, el oleaje reventaría contra el muro y sobrepasaría la protección, generando erosión permanente. 

“Es lo mismo que hoy está pasando en la ruta 3, en la zona del ex cementerio (donde se produjo el deslizamiento en septiembre del año pasado) -indicó el autor del informe-. Fue lo que pasó exactamente cuando superó el muro que existía ahí abajo y el volumen de agua entró por detrás de toda la defensa y empezó a humedecer, provocando todos los cambios geológicos que han explicado profesionales del área, como José Paredes”.

La función de los disipadores de energía es precisamente atenuar la fuerza del embate marino, lo que puede construirse en forma previa al muro, o directamente sobre éste.

El informe presenta distintos ejemplos de disipadores de energía de las olas.

“Los disipadores son necesarios para que la ola no llegue con todo el volumen, porque la potencia o energía es muy alta -explicó Dunaj-. Cuando estuvo un especialista del Conicet en el club, analizando el problema, nos recomendó poner geotubos sumergidos en el agua, para reducir la distancia que recorre la ola sin encontrar obstáculos, porque cuando mayor es esa distancia, más va ganando en altura”.

Ese tipo de soluciones, indicó, depende de la profundidad y el armado de la ola. “Hay que hacer estudios de la dinámica marítima en ese lugar -insistió-. En la zona hay escombros, partes de infraestructura que existía en la playa, con plataformas petroleras y se ve cómo erosiona el mar, con muy poca disipación de esos restos porque está muy sobre la ribera, entonces el mar siempre llega con mucha energía hasta esos escombros”.

Los acrópodos para escolleras son elementos especialmente diseñados para contener el oleaje (imagen: Dyopsa/muelle de Camarones).

Además, advirtió, tienen una utilidad limitada los restos de escombros aportados por YPF, provenientes de bases de equipos petroleros. “Son como prismas de hormigón gigantes y disipan un poco, pero no es el material requerido, porque eso nos fue construido con esa con esa función. Se requiere otro tipo de hormigón, preparado especialmente para la embestida del mar, con una estructura especial. El que se utiliza para la construcción de los acrópodos, que se colocaron en la escollera del puerto, es totalmente diferente el hormigón de la vereda”.

EL ENROCADO ES IMPORTANTE, PERO NO SUFICIENTE

Como conclusión del trabajo, Dunaj indicó que el enrocado puede servir como un complemento importante, pero se requiere un tipo de muro con características especiales para contener la erosión.

“En realidad, lo que hicimos nosotros fue hacer una recomendación de que no es solamente el enrocado lo que se precisa. Por la información disponible que tenemos sobre las dinámicas marinas en distintos lugares del mundo, la mejor solución que yo creo que funcionaría es la “J” invertida, que es un muro que tiene como un rulito en la parte de arriba”.

Para ello se requiere una buena fundación del muro, para evitar que la energía del mar termine desestabilizándolo.

“No debe ser una obra barata, pero es lo que hace falta también en otros sectores, como la avenida Ducós -indicó-. Ahí pasa exactamente lo mismo, porque el muro es un tronco piramidal que tiene una arista hacia arriba, donde siempre pega la ola y sube hacia la vereda y la calle. Termina haciendo un efecto de ‘rampa’ para la ola, que cuanta más inclinación tiene, más velocidad agarra”.

Modelo de muro en forma de "J" invertida.

En realidad, concluyó Dunaj, la alternativa podría aplicarse a todo el frente costero, incluyendo el tramo crítico que va desde el chalet Huergo hacia el club Náutico del centro de la ciudad, que pone en riesgo a la ruta 3.

El permanente embate de la marea sobre avenida Ducós también plantea la necesidad de extender las obras de protección a todo el frente costero de la ciudad.

“Hay mucho para estudiar todavía -dijo finalmente-. Este informe lo hicimos en forma colaborativa, solamente para que se tenga una base para arrancar y no gastemos plata en cosas que no van a funcionar. Si ‘enrocamos’ solamente, el agua sigue pasando y encima puede actuar como dique para el escurrimiento, dejando agua entre el terraplén y el muro, lo que provoca inestabilidad para el camino.

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