“No se puede vivir así”, dice un vecino que prefiere no dar su nombre. Quienes viven en el barrio 30 de Octubre, más conocido como las 1008, están cansados de la inseguridad, pero temen quedar expuestos ante los delincuentes. Es que puertas adentro, se conocen todos: los buenos y los malos, y el temor son las represalias.

Lo cierto es que lo que sucedió en los últimos días, con enfrentamientos armados que dejaron a dos personas heridas, no es nuevo, pasó siempre, pero hace tiempo Comodoro no vivía de cerca los enfrentamientos entre bandas antagónicas. 

Sí, no es un fenómeno exclusivo del barrio, alguna vez también golpeó fuerte al Máximo Abásolo, el Isidro Quiroga y el San Cayetano. Esta vez, el lugar es el 30 de Octubre, y los vecinos piden respuestas.

Una imagen frecuente. Polícias en el interior del barrio, esta vez fue para realizar un allanamiento, en el marco de los últimos hechos armados.
Una imagen frecuente. Polícias en el interior del barrio, esta vez fue para realizar un allanamiento, en el marco de los últimos hechos armados.

El complejo habitacional se encuentra en la avenida Chile, entre Padre Corti y Enrique Girolamo y fue construido por el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) durante la última dictadura militar para dar respuesta a la problemática habitacional de la ciudad. 

Cuenta la historia que el modelo es español y buscaba replicarse en todo el país, pero la prueba piloto se realizó en Comodoro y Ushuaia. En principio iban a ser 1008 viviendas, pero finalmente se construyeron 1140. Se trata de departamentos económicos, distribuidos en nueve sectores con 106 edificios de 12 viviendas. 

La demanda habitacional, sumada al continuo arribo de inmigrantes y de habitantes del norte del país, produjo que en 2005 se creara una extensión de las 1008, un asentamiento precario e ilegal que complicó aún más las cosas en el sector.

Para muchos se volvió imposible vivir en las 1008 y decidieron dejar sus departamentos por temor a ser víctimas de la delincuencia. Es que las usurpaciones se volvieron moneda corriente. Para ejemplificarlo, solo basta recordar la situación del edificio 43, que en 2019 estaba usurpado por personas que tenían antecedentes policiales. Incluso, en el departamento K se halló un búnker con cientos de elementos robados "valuados en 3 millones y medio de pesos" de ese entonces.

Los enfrentamientos han sido moneda corriente en el barrio.
Los enfrentamientos han sido moneda corriente en el barrio.

Lo cierto es que diferentes gobiernos se han propuesto trabajar sobre el sector para mejorar la situación de vida de sus vecinos. Incluso en 2012, el gobierno provincial de Martín Buzzi presentó un programa denominado “Rehabilitar”. 

El mismo buscaba implementar proyectos urbanos integrales, mejorando el espacio público, el medio ambiente, los edificios públicos y la movilidad, a través de la participación comunitaria y la convivencia. La iniciativa se ejecutaba a través de un equipo interdisciplinario, que dependía de la Dirección de Proyectos Especiales y contaba con un antropólogo y el asesoramiento de un arquitecto colombiano, Gustavo Restrepo, quien propuso trabajar el urbanismo social para darles otra mirada a estos barrios, tal como se hizo en Medellín, donde la violencia está asociada al narcotráfico.  

En los último años, la red comunitaria del barrio -que integran el CPB, Cap 30 de Octubre, unión vecinal, iglesia, dirigentes de la asociación vecinal, escuelas 154 y 155, Comisaría Quinta- también ha realizado diferentes acciones que permitan mejorar la convivencia, sin embargo, nada ha sido suficiente y hoy, a más de 40 años de su inauguración, las 1008, sigue siendo escenario de violencia y conflicto. 

Los vecinos están cansados y su pedido es uno solo, que expulsen a los violentos para que de una vez por todas puedan vivir en paz.

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