El 3 de abril de1987, Enrique "Quique" Davies había quedado en pasar a un buscar en el auto a un amigo que salía de trabajar de Sedamil en Trelew, para ver pelear a Falucho Laciar, el campeón del mundo.  "Quique" tenía 27 años, jugaba al fútbol en el club Germinal y trabajaba en la Casa de Gobierno en Rawson.

Era una noche tranquila. Un conductor borracho apareció de la nada, pasando la estación de servicio "La Lusitania", esquivó un colectivo y lo impactó de frente. Falucho Laciar derribó al rival en el primer round –que apenas duró un minuto- y se terminó la pelea.

“Quique” Davies pasó cinco meses y medio internado en estado vegetativo en la terapia de ADOS, hasta que un día despertó, pero su mundo ya no era el mismo. Guillermo Castro, un neurocirujano de Trelew, le salvó la vida.

Después del choque, "Quique" Davies estuvo un año en silla de ruedas. Al principio, perdió la noción de la perspectiva de las cosas. El hombre caminaba aferrándose a las paredes, se chocaba su rostro en los espejos, no distinguía las vidrieras de los comercios.

“Ahí viene Quique”, recuerda Davies con humor que decía un farmacéutico, cada vez que él se estampaba contra el vidrio, como si fuera una mosca, porque no veía la puerta. En los comienzos, recuerda él, ni siquiera podía subir los escalones del colectivo y –sin darse por vencido- se colgaba de las barandas para poder viajar.

El terrible accidente lo dejó a “Quique” Davies con una grave afección en la parte izquierda del cerebro. No había cumplido 30 años cuando tuvo que volver a empezar de cero. Apenas podía comer, debía ejercitarse para volver a caminar y recuperar el habla.

“Me di cuenta de que no tenía noción en el espejo del vidrio del baño. Empecé a caminar agarrándome de las paredes; no podía subirme a los colectivos, me colgaba, empecé a subir y no me pararon más; iba a la farmacia y no tenía idea de la distancia que había al vidrio, me lo chocaba de frente”, comenta.

"Quique" Davis frecuenta la confitería del Touring Club en Trelew, cuando no está trabajando.
"Quique" Davis frecuenta la confitería del Touring Club en Trelew, cuando no está trabajando.

LA DISTANCIA DE LOS ESPEJOS

La primera vez que se bajó de la cama “Quique” Davies tiró el televisor. “Me estrellé la cara contra el espejo del baño”, recuerda hoy sentado en la confitería Touring Club, después de haber corrido 30 años.

Davies hoy tiene 63 años, hijos y nietos, lleva encima dos operaciones de cerebro, y sigue trabajando. Hace más de cinco años dejó de correr por recomendación de los médicos. No era fácil: volver a caminar significaba reinventarse a sí mismo.

Un día un amigo, que fue su abogado en el litigio del accidente, lo invitó a trotar por las calles de Trelew, y desde ese momento, nunca paró. Primero comenzó a correr con personal de la Policía; después se anotó en una maratón en la ciudad del Valle, y descubrió que tenía una disciplina que podía convertirla en rutina.

Como tenía problemas para conciliar el sueño, Davies se despertaba a las cinco de la mañana y salía a correr desde Trelew hasta Rawson, y regresaba cuando los empleados públicos estaban yendo a trabajar a la capital.  

Sin saberlo, "Quique" Davies estaba dando los primeros trotes que lo convertirían en el primer atleta discapacitado en correr en Comodoro Rivadavia y ganar la maratón del diario Crónica, compitiendo contra deportistas que no tenían ninguna limitación.

EL GANADOR INESPERADO

Seguramente, “Cachito” Cárdenas, un flaco alto del Próspero Palazzo, ya se creía ganador en la recta final de la maratón de Crónica, cuando pasaba por el Hotel Atlántico, y veía la meta ahí nomás a unos pocos metros.

 “Quique” Davies sorprendió a todo Comodoro Rivadavia con su sprint final, y lo pasó  a Cárdenas como un rayo, que se tuvo que conformar con el segundo puesto. “La maratón fue un éxito, fui el primer discapacitado que la corrió y nadie pensó que fuera a ganar. La gente de Comodoro me dio ganas de vivir”, cuenta

Davies tenía ya varias carreras en su haber en el Valle, esponsoreado por el Diario EL CHUBUT, que siempre lo apoyó durante su carrera deportiva. En los años ´90, la maratón de Comodoro Rivadavia, organizada por Crónica, que se corría los 31 de diciembre, era todo un desafío para él.

“Cuando representaba al diario El CHUBUT ya se comentaba la maratón de Crónica. Era la primera vez que salía a correr fuera del Valle, y ahí empezó mi carrera por todo el mundo. Comodoro Rivadavia fue el trampolín que me llevó a viajar por el mundo. La gente de ahí me apoyó muchísimo, es divina, es lo más linda que hay”, recuerda Davies con afecto a los comodorenses.

La primera vez que corrió en Comodoro Rivadavia, "Quique" Davies forjó una clásica rivalidad con “Cachito” Cárdenas, quien después se tomaría revancha en Rada Tilly y en Trelew, y le ganaría de visitante.

Davies corrió cuatro veces la maratón en Comodoro Rivadavia, pero no pudo regresar más porque esa fecha coincidía con la corrida de “Sao Silvestre” en San Pablo, Brasil, la más importante de Sudamérica.

Desde ese momento, el atleta siguió corriendo en diversas competencias en Rada Rilly, Esquel, Trelew, Rawson, Puerto Madryn y el interior, y no paró de cosechar triunfos en todo el país y en Sudamérica, que lo catapultaron a Londres.

Aún así, "Quique" Davies siempre conservó la humildad. Financiaba sus competencias vendiendo publicidad, llegaba con lo justo, se aseguraba que no le faltara nada a sus hijos y cada vez que regresaba de un viaje les traía un juguete. 

Quique Davies conserva los trofeos y medallas que ganó en certámenes chubutenses, nacionales e internacionales.
Quique Davies conserva los trofeos y medallas que ganó en certámenes chubutenses, nacionales e internacionales.

 LA GLORIA EN BRASIL

“Quique” Davies guarda como un tesoro una foto en el que se lo ve parado en la calle en San Pablo, con una camiseta y shorts azules, con la gente de fondo mirando del otro lado de la valla.   

Al dorso de la fotografía, que fue tomada en la maratón de Sao Silvestre, en 1990, dice: “Primer puesto, le gané a la medalla de oro de Estados Unidos, que salió segundo”.  Más abajo en la imagen reza: “Amor propio, garra, fuerza, corazón y huevos”.

Davies participó 14 veces en la maratón “Sao Silvestre”, en la que compiten deportistas de todo el continente. Ese fue el comienzo de la etapa más gloriosa de su vida como atleta.

En esos años, "Quique" nunca se olvidó de las personas que la estaban pasando mal y necesitaban ayuda. Una vez, donó 60 copas para organizar una corrida en Puerto Madryn a beneficio de un niño que logró mejorarse, entre otras acciones.

Otra anécdota que lo pinta a Davies en cuerpo y alma, sucedió en Brasil hace ya más de 20 años. 

En diciembre el 2001, cuando la Argentina estallaba en una crisis política y social, Davies había salido tercero en la maratón de San Pablo, y no tenía ni un centavo para volver al país. Todavía conservaba un pasaje de avión que le había dado el padre.

“Era o irme a dedo o comer, y preferí comer”, cuenta Davies quien con la medalla colgada en el pecho, hizo dedo en la ruta, y consiguió que un hombre lo llevara hasta el sur, donde después recibió la ayuda de unos carabineros.

“Me quedé sin plata y me vine a dedo; tardé dos días en llegar desde San Pablo a Buenos Aires en un camión, con la medalla en el pecho. Caminé 40 cuadras con el bolso hasta Aeroparque, cansado, destruido, con tierra colorada por todos lados”, dice Davies.

En la frontera con la Argentina, "Quique" le regaló la camiseta a un hombre que le permitió llegar hasta Corrientes. 

“Me dijo yo te pago el pasaje para el colectivo y le regalé la camiseta con la que había corrido. En Corrientes fui a una estación de servicio en las afueras donde había unos camioneros; caí de cara dura y les dije si me podían llevar”, concluye el campeón.

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