Majó Ferronato, la comodorense que rompió las estructuras como artista de circo y viaja por Europa con su show unipersonal
Un concierto en un espacio autogestivo de Kilómetro 5 le cambió la vida por completo a Majo Ferronato. En un folleto descubrió que había una escuela de circo en Comodoro y decidió ir, adentrándose en un mundo de risas, acrobacias y alegría. Quince años después la joven dedica su vida al clown, exhibiendo su espectáculo en Argentina y Europa, donde este invierno fue por segundo año consecutivo. Una historia de malabares, autogestión y pasión.
“Al principio fue un poco difícil, hubo un poco de resistencia en mi familia, pero cuando se dieron cuenta que era lo que me gustaba y que estaba comprometida en entrenar, aprender y era algo serio, me dieron todo su apoyo”, dice Majo Ferronato (31). La joven comodorense hace 15 años se dedica al circo, un oficio que descubrió de casualidad en un concierto de Titín Naves en el Kultural 5. Admite que el camino no es fácil, sin embargo, se puede vivir de esta vida de risas, espectáculos y autogestión.
Por estas horas Majo está en Friburgo, un pequeño pueblo estudiantil de Alemania. Son días de mucho calor y muchos festivales, la temporada ideal para poder trabajar y ampliar su circuito de trabajo, aquel que decidió extender cuando se sumergió en su primera aventura por Europa.
“Está bueno acá, es otra la movida que hay”, dice a ADNSUR desde Alemania. “El año pasado también vine a Europa y recorrí bastante. Empecé a laburar en junio e hice Italia, Suiza, España, Holanda, Croacia y Polonia. Me moví un poquito más porque me salieron cosas más lejos y este año fue como que me salieron más cosas en Italia, así que me quedé haciendo base allá”.
Majo llegó a Europa en mayo. Su primera parada fue Italia, luego viajó a Portugal y posteriormente a Alemania. Ahora llegó el turno de volver a Italia. Más tarde será Suiza y luego retornar a Argentina y prepararse para la temporada en El Bolsón, el lugar adonde va cada verano desde hace 13 años.
Cuenta que una parte del viaje está planificado y otra es simplemente sumergirse a la aventura, buscar nuevas fechas de trabajo y ampliar la red de contactos. “Es un poco y un poco. Ahora estoy en un festival de música donde se presentan distintos rubros. Lo tenía programado hace unos meses, también tengo 7 u 8 fechas y después todo lo que pasa en el medio es medio una aventura porque tengo una parte del viaje programada y la otra veremos dónde me lleva el viento porque me manejo por mi cuenta”.
Como dice, Majo es autogestiva, organiza su propio trabajo y busca sus propias opciones; una tarea que requiere paciencia y una búsqueda permanente. “Es 100% autogestión. Yo mando los emails, mando el material. Obviamente el video me lo hizo un fotógrafo y me lo editó, pero la producción soy yo. Entonces es buscar y ver. Acá hay muchos tipos de festivales en el año pero hacen una convocatoria, uno manda material, foto, video y algunas te las aceptan y la mayoría no. Pero hay un circuito de festivales que es tremendo; el teatro, la música, el circo callejero tiene mucho lugar y la gente lo aprecia mucho, tanto el que organiza el festival como la gente que va al festival a ver, muy diferente a Argentina donde en muchos lugares tenés que pagar por estar, para poder trabajar. Acá es al revés. Obviamente en algunos lugares tenés que pedir permiso, pero hay otra forma, algo diferente”.
UN CAMINO DE CRECIMIENTO
La vida de los artistas está llena de obstáculos, más allá del rubro que sea. Solo algunos llegan al estrellato, el resto debe caminar por la cornisa de la incertidumbre, pero siempre con pasión y buscando seguir su propia guía.
En su caso, Majo descubrió su oficio en su último año de secundaria mientras cursaba en el Colegio Santo Domingo Savio. Venía de una familia tradicionalista que creció en el deporte y la educación y donde la universidad era la opción inmediata una vez que terminara la secundaria. Sin embargo, un folleto que recibió en un concierto de Titín Naves lo cambió todo.
“Fue muy random. No es que estaba haciendo algo de teatro", recuerda. "No me olvido más porque para mí fue un cambio para siempre. Fui a ver a Tintín Naves con unos amigos, era súper íntimo y me entregaron un folleto de una escuela de circo que estaba en Rada Tilly. Dije ‘¿qué, una escuela de circo en Comodoro?’, y fui. Ahí empezó todo. Me re metí y en ese último año estaba re en otra, no estaba pensando en el viaje de egresados, yo quería trabajar haciendo circo, estaba en otra película”.
Majo admite que todo ese cambio le costó bastante, no solo con sus amigos sino también con su familia, quienes esperaban que siguiera el camino universitario. “Costó bastante al principio. En mi familia porque son todos profesionales y fue ‘¿cómo, no vas a estudiar una carrera universitaria?’. Básicamente no lo esperaban, iba a ser una artista de circo. Era eso, pero cuando se dieron cuenta que era lo que amaba hacer, que no era un delirio y que estaba comprometida en entrenar, aprender y era algo serio, me dieron todo su apoyo. Por suerte siempre tuve mucho apoyo de mi familia”.
Majo guarda muy buenos recuerdos de aquellos primeros años en el Círculo Circo, la escuela donde dio sus primeros pasos junto a Elo Vázquez, Cone, Almóndiga, entre otros personajes que conoció en sus inicios.
“Era todo muy integral, hacías de todo un poco, un poquito de teatro, un poco de aéreo, un poquito de malabares y me re copé. Los chicos eran muy copados, Elo, el Cone. Me incorporaron a ese mundo y dije ‘ah, se puede trabajar de esto’. Con ellos también hice mi primer espectáculo callejero en la plaza Pagano de El Bolsón. Me acuerdo que tenía un miedo que me moría. Tenía miedo de que sea cualquier cosa, que nadie nos vea, fracasar de una manera súper expuesta, pero estuvo muy bueno”.
Esa primera experiencia marcó el inicio de lo que vendría después, decenas de capacitaciones y cursos en Buenos Aires, espectáculos callejeros y privados y una búsqueda constante por seguir creciendo en este oficio que eligió para su vida laboral, porque como dice se puede vivir del circo.
“Se puede vivir de esto. Como todos los trabajos en el mundo depende de las oportunidades que tuviste en la vida en general, cuánto te pudo ayudar tu familia, pero obviamente es difícil, te tiene que gustar mucho la autogestión porque sino es complicado. Yo creo que esa es la clave, porque es una incertidumbre constante; no tengo una entrada mensual, excepto cuando doy clases. Y después, hay cosas que no dependen de vos. Por ejemplo, voy a trabajar a algún lugar porque hay turismo y de repente viene la policía y te saca; o se larga a llover y hoy no trabajaste y contabas con ese ingreso. Pero para mí si te gusta viajar y te gusta moverte es una herramienta hermosa y te da mucha libertad”.
Hasta septiembre Majo estará de gira por Europa. Luego volverá a Buenos Aires y comenzará a preparar la temporada de verano en El Bolsón, seguramente con ganas de volver otra vez a girar por el mundo.
“Me siento súper agradecida por poder hacer esto, es algo que venía planeando hace muchísimos años porque conocía gente que ya lo hacía. En Europa hay todo un circuito que si entrás está buenísimo, entonces tengo ganas de seguir porque cada viaje vas conociendo un poco más, personas que están en la movida, es medio infinito en cierto punto y eso es hermoso. Pero siempre uno sueña algo más; me gustaría tener una obra con una producción un poco más grande para trabajar en festival. Yo ahora viajo a pie, en tren, bus, no puedo cargar muchas cosas y mi espectáculo se basa en lo que puede entrar en un baúl. Entonces me gustaría no tener esa limitación, hacer reír a mucha gente y seguir creando. Esos son mis sueños y metas a largo plazo”, dice esta artista que se animó a romper las estructuras y eligió un camino distinto siguiendo lo que quería, el circo.