BUENOS AIRES - Después de haber pasado la Navidad en Buenos Aires, Wanda Nara se trasladó con toda su familia a San Martín de los Andes, donde su hermana Zaira y su esposo tienen un enorme campo en el que viven rodeados de naturaleza. Todo el clan viajó en avión privado y tomó los recaudos necesarios para evitar contagiarse de coronavirus. Luego del brindis de Año Nuevo y de disfrutar las primeras horas del 2021, a la empresaria le llegó la hora de volar hacia otras aventuras y la despedida fue dramática. Todo quedó registrado en sus redes sociales, donde se la ve llorando desconsoladamente.

“Odio las despedidas”, escribió junto a la grabación que compartió en su Instagram Stories. Para ella la situación fue muy angustiante, ya que es la primera vez que pasa tanto tiempo con Viggo Silvestre, su sobrinito nacido en febrero. Malaika, la hija de Zaira y Jakob Von Plessen, también pedía entre lágrimas que sus primitos no se fueran. Sin embargo, a las pocas horas la empresaria ya estaba de regreso en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, instalada en su departamento con una espectacular vista al Estadio Monumental. Por ahora, el próximo destino es incierto y no se sabe si partirán a París o si harán una última escapada a algún lugar paradisíaco, como suelen hacer.

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A fines de noviembre, Wanda había aterrizado en Buenos Aires como regalo de cumpleaños. Le había dicho a su esposo que extrañaba mucho a sus seres queridos y él no dudó en sacarle un pasaje de sorpresa. “Conocí a Viggo y no puedo estar más feliz. Bebé, te amo”, publicaba en aquel entonces junto a la tierna imagen con el nene al que esperó tanto para alzar en sus brazos.

Meses atrás, se lamentaba públicamente por la angustia que le provocaba verlo crecer solamente a través de una pantalla. El único contacto que hasta entonces había tenido con su tía y sus primos, Valentino, Benedicto, Constantino, Francesca e Isabella, era gracias al celular y la tablet. Por eso estas fiestas en familia fueron tan importantes, ya que pudieron disfrutarse después de tanto tiempo en el exterior.

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Durante su estadía, degustó de sus platos favoritos y no pudo escaparle a su gran debilidad: el postre vigilante. Se trata de una rodaja de queso con otra de dulce de batata, aunque muchas personas prefieren el membrillo. También comió asado y no se privó de nada, al igual que sus hijos. El que sí debió cuidarse fue Mauro Icardi, ya que debe mantenerse en forma para no tener problemas con el París Saint-Germain, el club donde trabaja.

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