Argentina enfrenta una nueva parada en la que no puede perder, algo así como un duelo de dieciseisavos de final. Si esa obligación condicionó futbolísticamente al seleccionado contra México, ¿por qué habría que esperar que esta vez jueguen sueltos y que la pelota fluya? Es un deseo, difícilmente realizable. Quizás la conclusión sea que en una Copa del Mundo el fútbol pasa más por la condición mental que la técnica. Una está ligada a otra, es cierto: a mayor personalidad, mayor jerarquía. Lo demostró Ecuador, una selección con futuro, sobre todo cuando sus integrantes estén curtidos de situaciones definitorias. 

Argentina es la selección de la que más se espera en relación a lo que hasta ahora mostró. El resto de las que llegaron como candidatas rindieron de acuerdo a las expectativas: la personalidad de Brasil, la contundencia de Francia, el toque de España. Incluso algunas de las del segundo escalón ya expusieron sus credenciales: Portugal, su potencial ofensivo, y Países Bajos, su equilibrio. Alemania tuvo un muy buen primer tiempo ante Japón y un partido disputado contra España, señales para recordar que siempre será un equipo fuerte. El choque contra Croacia tal vez deje afuera a Bélgica, con mejor pasado que presente. 

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Tweet de 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐩𝐨𝐫𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐍𝐞𝐰𝐬 Argentina 🇦🇷

El equipo de Scaloni tiene un potencial más importante que el rendimiento real, sin dudas. Pero deberá adaptarse a lo que el Mundial depara. En general, los rivales trabajan mucho en neutralizar a los que más tienen. Polonia tratará de cerrarse en su campo y salir rápido, cuando recupere la pelota, a la posición de Robert Lewandowski, un buen 9 para pivotear y abrir a los costados. Equipo de áreas, bien sostenido por su arquero Wojciech Szczesny, difícilmente le pelee la posesión a Argentina. Su misión será la de estirar el 0-0 y aprovechar las ocasiones, probablemente pocas, que el trámite le presente. El desafío de Argentina pasará por sostener el ritmo, estar juntos tanto para jugar como para robar y no perder la paciencia

En los últimos años, el fútbol se hizo más colectivo que nunca. Ya casi no hay margen para que un solo jugador gane un partido. Puede suceder, claro, y si sucede, se festeja. Pero no tiene mucho sentido pedirlo antes de que se juegue. Contra Polonia, entonces, tiene que aparecer el equipo. La fuerza colectiva que consagró a este grupo en el Maracaná. El orden del conjunto desde el que pueda lucirse Messi como siempre, pueda aparecer Angel Di María y pueda intervenir Lautaro Martínez. La conclusión es la misma que en la previa del sábado pasado: la selección se ganó el elogio y debe revalidarlo. Lo merece. Lo tiene que volver a demostrar.

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