Diego Rubilar decidió colgar los botines y fue saludado por colegas, técnicos y personas vinculadas al fútbol. El delantero se ganó el cariño de compañeros y rivales por la clase de persona que demostró ser durante estos años y ese es, quizás, el mejor título que se puede llevar.
El hijo del “Rata” debutó en el “Globo”, el club de sus amores, con 15 años. Luego, jugó en la CAI donde pudo sumar minutos en la B Nacional. Volvió a su “Globo” querido a jugar Argentinos y ganar campeonatos. Luego vistió la casaca de Florentino Ameghino de la mano del “Pocho” Portalau y su última etapa fue en Rada Tilly, club con el que consiguió el ascenso a la máxima división del fútbol comodorense.
Una lesión en la espalda fue la gota que rebalsó el vaso. Decidió comenzar a tener una vida sin dolor y aceptar la propuesta de acompañar a Diego Gelinger en el cuerpo técnico del “Aurinegro”.