Jugó en Newbery de Comodoro, hizo las inferiores en Independiente y encontró su lugar en la música
Maxi Lanezán tocó el fin de semana con su banda La Parra en la "Fiesta del Pescador". El exdelantero, que también logró un ascenso con General Saavedra, charló con PDC sobre su pasado con la pelota y su presente en el escenario.
En el escenario de la fiesta del pescador, realizada el pasado fin de semana en Caleta Córdova, se lo vio con sombrero, chaleco de jeans, lentes y un bajo negro. Nada más alejado de sus botines blancos y la cancha de fútbol.
Maxi Lanezán comenzó a escribir su historia con la pelota a los 4 años, cuando iba caminando al club Jorge Newbery junto a su papá, y fue en el gimnasio donde comenzó a jugar. El delantero está a punto de cumplir 36 años y, en una charla amena con Pasta de Campeón, repasa su historia.
“Empecé en Newbery oficialmente a los 4 años en la escuelita, pero el club es el patio de mi casa, me crié ahí. Vivo a una cuadra, así que fue toda la vida ir a jugar al club, pedirle una pelota a José (el canchero) y rogar que esté desocupado el gimnasio y, si no, ir al Playón que estaba donde hoy es el jardín”, recordó Maxi.
La cancha de tierra fue donde supo hacerse amigos que varios perduran hasta hoy. El amor por el “Lobo” es algo especial para él y su familia. “El fútbol fue siempre mi cable a tierra, fue el lugar donde me sentía feliz haciendo lo que amaba. Soy un agradecido del fútbol, pude defender las dos camisetas de los equipos que soy hincha, como Jorge Newbery y también Independiente de Avellaneda. La vez que no defendí mis colores, fui campeón, goleador y logré un ascenso con Saavedra”, recordó el delantero que ve de lejos los botines y los entrenamientos. “Así que más que agradecido al fútbol, que aparte me hizo conocer muchísima gente”, remarcó Lanezán.
Sobre su formación, recordó a dos entrenadores. “En inferiores, Daniel Pacheco fue el técnico que me demostró que, más allá de un jugador de fútbol, era un ser humano, y eso fue algo que me marcó para siempre. En Primera, el ‘Coco’ Bersán llegó a Newbery con una visión completamente distinta a lo que estábamos acostumbrados en el club en ese momento”.
En su adolescencia, tuvo la posibilidad de irse a Buenos Aires a probar suerte y quedó en Independiente de Avellaneda, que fue algo especial para él porque es hincha del “Diablo”. Sobre esos años, Maxi recuerda que le sirvió para crecer como persona y lejos de los afectos. “Fue hermosa esa experiencia. Enriquecedora y también me dejó muchas enseñanzas en cuanto a la vida; mi estadía allá me hizo abrir mucho los ojos también, tanto en los manejos dirigenciales dentro del club como en Buenos Aires como sociedad”, explicó.
LA MÚSICA Y SU LUGAR EN EL MUNDO
La música siempre estuvo en su vida y en su familia. Su papá, Daniel, toca la guitarra, y de tanto escuchar diferentes estilos en su casa, él fue buscando el suyo. Al bajo llega casi por casualidad, y si bien no tuvo un maestro que le enseñara, sí tuvo gente cercana que le dio una mano para progresar.
“Yo tenía ganas de tocar algún instrumento, y un día cayó un amigo con un bajo y me dijo: ‘guárdamelo unos días hasta que vuelva a casa’. Y ahí empecé; en esa época nos juntábamos mucho en casa y Brian Torres, que hoy toca el teclado en Cosecha Especial, trabajaba conmigo y empecé a acompañarlo y él me iba explicando algunas cosas de música”, recordó sobre los inicios con la música.
Si bien no tuvo un docente que lo fue llevando por el camino de la música, sí recuerda el gesto de un músico comodorense que lo orientó. “Después, cuando me compré mi primer bajo, vino a casa ‘Palito’ Gioia y me dijo: ‘no sé nada de música, pero te puedo enseñar esto', y me dejó en una hoja dibujado el mástil del bajo con cada nota, traste por traste. Y ahí me largué, metiéndole poco a poco, compartiendo con otros amigos músicos”, acotó.
Maxi repasa su trayectoria con las bandas como si fuesen los clubes por los que pasó. “Empecé en el Ombú, un tributo a Los Redondos que fue sacando temas propios. De ahí me fui y armé Lagarstones con Leo Moras. Y ahora armamos La Parra con los que estábamos en los Lagartos más Darío Acosta. También pasé por Gardeliando, un tributo a Gardelitos, y Don Bardo”, aclaró.
Maxi disfruta de jugar a la pelota, pero ya es una etapa cerrada. Este año cumple 36 y podría sumarse a Veteranos, pero ya mira para otro lado. “También estuve un año vagando”, aclara y suelta la carcajada.
