Leila es deportista nata. Un día cuando era pequeña vio llegar de entrenar a su tío Santiago Mamani con el Dobok y él comenzó a hacer Formas que le llamaron la atención. Quiso incursionar y al probar  nunca más se alejó.

"Fui a la clase a cargo de la boo sabon Vanesa Mansilla para ver cómo era. Tenía 7 años en ese entonces y quería hacer muchos deportes. Probé y me gustó. Mi mamá desde siempre me apoyó, pero mi papá no quería  porque decía que me iban a golpear e iba  a estar llena de moretones. Seguí igual, pero también hacía voley y hockey. A los 9 mi mamá me dijo que debía elegir y seguir con un solo deporte.  Fue difícil ya que me gustaba hacer los tres, pero me quedé con Taekwon- Do ya que entrenaba con mi tío y la instructora era novia de mi tío mayor", comentó la artista marcial sobre sus comienzos.

Corría el año 2011 y su tía (instructora) estaba esperando un hijo por lo que se vio obligada a dejar de entrenar a sus alumnos, y ahí su carrera deportiva dio un giro muy grande porque comenzó a entrenar con quien llegó a tocar el cielo con las manos en una competencia mundial cinco años más tarde. Ramos comenzó a practicar en ese momento con su actual Sabon, Sergio Oyarzo. Sobre aquel momento, contó: "Seguí rindiendo y compitiendo a nivel local y regional. En 2013 se me dio la oportunidad de viajar a Buenos Aires a una Copa del Mundo, en la cual quedé segunda en formas y perdí  en Lucha  antes de las semifinales. Después de esa experiencia  empecé a entrenar toda la semana  y llegaron muy buenos resultados. A finales de  2014, mi  Sabonim nos comentó  que en 2015 comenzaban los selectivos para el Campeonato Mundial de Inglaterra".

"Me entusiasmé mucho y empecé a entrenar aún más de lo que entrenaba. Por la mañana estudiaba y cuando salía de la escuela mi mamá me buscaba y me llevaba al "High Training Fitness Gym". En el camino almorzaba, salía del gimnasio,  volvía a casa a merendar y al rato a entrenar a Taekwon- Do", agregó.

La experiencia en el Campeonato Mundial del 2016 fue sin lugar a dudas un antes y un después en su vida. Tenía 15 años y emprendió viaje a Inglaterra sola. Su entrenador no pudo viajar porque iba a ser papá y su madre tampoco ya que no podía afrontar los gastos. Esto la fortaleció y el resto es historia conocida.  

"La primer competencia fue con la balanza, es uno de los primeros retos antes de una competencia. Por suerte lo di bien. Hubo un instructor de Buenos Aires que me acompañó durante ese momento y después seguimos entrenando con la Selección Argentina. Desde que llegamos hasta el último día entrenamos sin parar. Fueron días complicados. A mí se me rompió el celular y un amigo de la Patagonia  me prestaba el suyo para comunicarme con mi mamá o mi profesor. Los nervios durante la competencia siempre están, las piernas me temblaban y deseaba que mi  Sabonim esté ahí para calmarme. Él siempre hace que estemos seguros. Subí a hacer la primer Forma y se me pasó un poco.  Cuando empecé a pasar de llaves y me estaba acercando al podio los nervios se incrementaban. En ese momento trataba de calmarme y concentrarme", recordó Leila.

La final fue ante otra atleta del seleccionado argentino, Florencia Villar. Los nervios borraron un poco los recuerdos de aquella lucha final, pero están los videos que logran emocionarla cada vez que los ve.  Igualmente, recuerda y admite: "tuve una competencia excelente, no me sentí sola en ningún momento. Tenía a mis compañeras del equipo, mis amigos del sur, y al hermano y cuñada de mi instructor que son de España acompañándome. Tengo un recuerdo puntual después de salir campeona en Formas que es el abrazo con el hermano de mi Sabonim, Gustavo Oyarzo. Sentí mucho ese abrazo, era como que esperaba abrazar a Sergio después de conseguir el logro".

"El 2016 para mí fue uno de los años más marcados de mi vida. Un sueño que pude hacerlo realidad.  Tanto esfuerzo al final sí valió la pena. Salí Campeona Mundial en Formas (1er Dan) y subcampeona mundial en lucha hasta 50kg (juvenil). Multiplecampeona mundial con la selección Argentina   y campeona Nacional en lucha. Encima para cerrar ese año recibí el premio a la mejor deportista del año del Ce.Pe.De. , algo que jamás se me había venido a la cabeza. El momento en el que dijeron mi nombre no sabía si reír o llorar de felicidad. Estaba acompañada por mi instructor, mi mamá, mi papá y el hijo de mi instructor", enfatizó.

Leila Ramos, la campeona mundial con pasión murguera y compromiso social

Después de semejantes logros, las ganas de competir a nivel internacional crecieron en Leila. En 2017 comenzaron los selectivos para el Campeonato Mundial en Argentina 2018, al que clasificaron  cinco miembros de la escuela de Sergio Oyarzo. Ramos nuevamente se consagró campeona mundial en Formas y subcampeona en Lucha.

"Mi competencia la viví de la misma manera que en Inglaterra pero esta vez con mi instructor, compañeros y mi mamá presente en la tribuna. Pude repetir la historia terminando con ese gran abrazo soñado con los dos. Muchas veces nadie ve el esfuerzo que hay atrás de cada deportista. Con mi familia vendíamos rosquitas, calzones rotos, torta fritas y con el grupo hacíamos locros, rifas, y mucho más para poder llegar a solventar todos los gastos ya que no tuvimos apoyo de nadie", admitió.

Con el compromiso que la caracteriza, en aquel momento subió al podio con el pañuelo verde, que simbolizaba la lucha de las mujeres por la ley a favor del aborto legal, seguro y gratuito, que finalmente el Senado de la Nación legalizó este año. Eso le jugó una mala pasada ya que mucha gente que estaba en contra la agravió. La artista marcial afirmó: "me sentí mal porque se hizo  polémica porque había subido al podio con mi pañuelo verde. Me hubiera encantado que se reconozca el título obtenido. Pero me quedé firme, ya que mi gente y yo sabíamos del esfuerzo y el gran logro obtenido."

"Creo que todos deberíamos empezar a aceptar las posturas y opiniones de las demás personas. Eso no quiere decir que porque yo tenga esa postura lo haría. No siempre estuve a favor de que se despenalice el aborto, pero es muy importante informarse, escuchar y leer para debatir. En ese momento yo entendí la importancia de la lucha y por eso me uní", afirmó convencida sobre su postura.

Durante el 2020 fue muy complejo poder practicar cualquier disciplina y las artes marciales no fueron la excepción.  Sin embargo, muchos se las ingeniaron para no perder el ritmo y Sergio Oyarzo fue uno de ellos. "Habremos estado dos meses sin entrenar. Tenemos el privilegio de tener un gran instructor que siempre estuvo atento a que nos cuidemos. El sabonim  empezó a darnos clases vía Zoom. Nos acostumbramos a entrenar en casa y no nos vimos por meses. Pero las ganas de hacer  Taekwon-do jamás se fueron. Cuando volvimos a las  clases presenciales  se notaba la alegría", relató.

Las competencias virtuales fueron un lugar común en épocas de pandemia y Leila se consagró campeona en Formas de la categoría de II DAN Femenino Adultas. También estuvo capacitándose con cursos de instructores y jueces tanto nacionales como internacionales. A su vez, tuvo la oportunidad de abrir su primer escuela.

"Mi  instructor un día me manda mensaje y me dijo que íbamos  a ver un salón en Laprida. Me sorprendió y a la vez me alegró. Fuimos con mi mamá y él.  Empecé en el mes de Agosto en el barrio en el que vivo y por suerte me fue muy bien. Hoy tengo una escuela de más de 15 practicantes  y hace poco comencé en barrio Sarmiento donde tengo 9 más. Si bien la pandemia afectó a muchos, para algunos un año muy malo y para otros bueno en cierta parte. Como dijo mi sabonim, este 2020 es para aprender y crecer", comentó la oriunda de barrio Laprida.

Más allá del Tae Kwon Do, Ramos tiene otra pasión que lleva a flor de piel desde chica, que es la murga. Ha tenido diferentes roles dentro de la misma y hoy parece haber hallado lo que más le gusta. 

"Comencé a los 7 años  en murga Deja- vü y en 2013 la murga se separó así que había dejado de bailar. Después en “Los chiflados”  de Km. 3 y luego mi hermano empezó en Poesía Murguera. En 2015 fui a ver una presentación suya.  Me encantó y   arranqué a bailar ahí. Es un viaje de ida la murga, es donde liberas todo: broncas, angustias y compartís alegrías”, contó.

En  2019 me animé  a la parte de percusión y sigo aprendiendo un montón. Empecé a tocar el bombo, porque por ahí tengo problemas en las rodillas y me pinchan entrenando.  Por eso dejé de bailar. Arranqué con eso  porque no quería dejar la murga, pero me enamoré del bombo por así decirlo, es una parte importante de la murga.  Llevar el ritmo y demás. Me siento muy cómoda en la percusión y en el baile no me pasaba sentirme tan a pleno “, agregó.

Leila Ramos, la campeona mundial con pasión murguera y compromiso social

Con Poesía Murguera tuvieron la posibilidad de viajar y conocer otras murgas, lugares y gente. Lo que les permitió continuar el aprendizaje. También han participado de las marchas en contra de la megaminería. 

En mi consideración  es una de las mejores murgas de Comodoro.  Ensayamos de enero a enero y es carnaval todo el año.  Nos enseñó muchas cosas a mi familia y a mí. Es increíble el trabajo grupal que hay.  No sólo es ponerse la pilcha y salir a tocar o bailar en febrero. Me siento muy contenta y cómoda donde estoy”, sentenció la artista marcial.

Fotos: Carlos Álvarez (Pasta de Campeón)

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