River sufrió. Pero todo lo que se consigue a base de sufrimiento después se festeja el doble. Por eso, los hinchas celebraron mucho en el estadio y, luego, siguieron por las calles de Osaka y por los trenes que se tiñeron de rojo y blanco. El primer objetivo se cumplió. En Japón, el equipo de Marcelo Gallardo le ganó por un ajustadísimo 1-0 al Sanfrecce Hiroshima y jugará la final del Mundial de Clubes ante el vencedor del duelo entre Barcelona y Guangzhou Evergrande, que se enfrentan este jueves. Lucas Alario volvió a ser el autor de los goles importantes al convertir el único tanto del partido, a los 27 minutos del segundo tiempo, luego de que Marcelo Barovero fuera la figura en los 45 iniciales. Y así ganó River: de arco a arco. El capitán Barovero sostuvo el cero en el primer tiempo y el Pipa Alario consiguió el pasaje a la final.

Barovero, Mercado, Maidana, Balanta, Vangioni; Sánchez, Kranevitter, Ponzio; Pisculichi; Mora y Alario fueron los "samurais" elegidos por Marcelo Gallardo para arrancar el sueño de River en Japón. Y esos 11 jugadores tuvieron la gran responsabilidad de que el equipo argentino tenga un debut exitoso ante el Sanfrecce Hiroshima local, mientras los más de 15 mil hinchas riverplatenses teñían las tribunas del estadio Nagai de rojo y blanco, las vestían con sus numerosas banderas e inundaban el aire con sus cánticos como si fuese el estadio Monumental.

Con ese empuje, River salió decidido a atacar y con una última línea plantada en la mitad de la cancha tomó la iniciativa en los primeros 15 minutos. El Sanfrecce, totalmente replegado, recién respiró a los 4, después de un agobio del equipo de Gallardo, que intentó por abajo y también con una jugada de pelota parada: tiro libre de Pisculichi, Balanta intentó meterla al medio, Mercado pateó, hubo un rebote y el arquero Takuto Hayashi contuvo el peligro. Alario se mostró movedizo arriba en un arranque que se pareció más a un entrenamiento que a un partido de semifinales de una competencia que reúne a los mejores de cada continente.

Pero después del cuarto de hora, se vio lo peor de River. Se equivocó Gallardo porque vio al campeón japonés jugar el domingo, pero no pudo neutralizar las tres virtudes que tiene el Sanfrecce Hiroshima: son rápidos, pacientes y ordenados. Así en la vida, también en el fútbol. Y, de a poco, inclinaron la balanza hacia el arco de Barovero. Un pelotazo de Shimizu desde la derecha (el gran lío que tiene River por su franja izquierda volvió a quedar en evidencia) lo encontró a Balanta despistado. Entró Minagawa y menos mal que salvó Barovero lo que hubiera sido el 1 a 0 para los locales.

Fue el primer susto para el equipo argentino. Vendrían más. Porque esa situación entusiasmó al conjunto japonés y produjo que la potencia y dominio de River se diluyeran con el correr de los minutos. Chajima desbordó por izquierda, enganchó y sacó el remate cruzado que obligó a Barovero a otra atajada magnífica, a los 33, lo que ya convertía al ex Rafaela, Huracán y Vélez en la figura del partido con tres intervenciones clave. Y el 25 del Sanfrecce, Chajima, volvió a tener el gol a los 39, cuando controló en el área y remató de derecha, a lo que el santafesino reaccionó con una atajada a mano cambiada para mandar la pelota al córner. Realmente, fue una atajada monumental.

En el final, River volvió al ataque para no terminar esa primera etapa con una imagen tan deslucida. A los 43, dos cabezazos en el área no fueron gol porque la palomita de Sánchez fue interceptada por Takuto, cuando la jugada ya había sido anulada por el offside del uruguayo.

El segundo tiempo comenzó de la misma forma que el inicio del partido y a los dos minutos lo tuvo el equipo de Gallardo, con un centro paralelo desde la derecha que Sánchez llegó a meter de nuevo en el área para que Mora sacara un remate con la parte externa del pie que se fue por arriba del travesaño. La respuesta del local fue con una jugada por izquierda de Chajima que Mercado cortó antes de que la pelota cayera en el punto penal.

A los 11 minutos, el Muñeco decidió cambiar porque River no mejoraba su juego ni tenía oportunidades de penetrar a la sólida defensa japonesa. Por eso apostó por el ingreso de Lucho González, que en la previa sonaba como titular, en lugar de Leonardo Ponzio. Siete después, salió Pisculichi, de flojo rendimiento, e ingresó Viudez. Y la primera reacción que produjeron los cambios fue un desborde de Mercado en la derecha que terminó en el centro al primer palo para Lucho González, que el arquero japonés pudo cortar, a los 19.

El 0-0 marcaba un final inevitable: el alargue y, de mantenerse la paridad, los penales. Pero River no quería eso y despertó en el momento justo. A los 27, Viudez se hizo cargo de un tiro libre, ejecutó el centro al segundo palo, el arquero salió mal para cubrir un cabezazo de Maidana y Alario, el delantero de los goles importantes, aprovechó el rebote para anotar el 1-0 tan esperado.

El gol le dio tranquilidad al equipo argentino y eso provocó que pudiera liberarse despuès de tanta presión en contra. A los 32, Viudez, uno de los aciertos de Gallardo, probó con un remate directo en el tiro libre y provocó que el arquero Takuto Hayashi respondiera con los puños. Y a los 35, Mora volvió a tener el gol en sus pies, cuando lo habilitó Mercado en otra subida por el lateral derecho, y su remate salió cerca del poste. Otro de los uruguayos del plantel, Mayada, fue el último cambio de Gallardo cuando reemplazó a Mercado (que estaba amonestado y Gallardo decidió preservarlo) a los 38.

Aunque antes de sonreír tuvo que pasar un nuevo susto, con un tiro al arco de Shiotani, River consiguió dar el primer paso en el Mundial de Clubes. Ahora, queda esperar el resultado de este jueves y la final del domingo, en el Estadio Internacional de Yokohama. Allí, se esperan aún más argentino -se calcula 20 mil hinchas de River- para ir por el sueño de levantar otra copa en Japón. Para eso, tendrá que mejorar y mucho. La gente, los hinchas, el equipo, todos lo saben: jugando así River no tiene ninguna chance. Ni con el Barcelona ni con el Guangzhou chino.

Los hinchas le pidieron, casi que le exigieron, a los jugadores que "el domingo/cueste lo que cueste/ el domingo tenemos que ganar...". Para eso, Gallardo deberá replantear mucho de todo lo mal que River hizo hoy. Y los jugadores demostrar por qué son los campeones de América. Con actitud, pero con mucho más volumen de juego.

Fuente: Clarín 

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