El fútbol, uno de los deportes con más adeptos en todo el mundo, volvió en varios países, pero sin uno de los componentes más importantes: los fanáticos.
Al inicio del segundo tiempo de Barcelona-Mallorca, un muchacho se metió en la cancha con la camiseta de Argentina estampada con el 10 y el apellido del astro de Rosario.
El aficionado entró por el sector de Jordi Alba, lateral izquierdo compañero de Messi, con quien atinó a sacarse una selfie veloz.
Inmediatamente, el fanático fue expulsado del campo por unos cinco hombres de seguridad con barbijo, a diferencia del chico, que estaba sin protección.
Minutos después, Messi selló el 4 a 0 final en el debut por la vuelta del fútbol en España.