Un nuevo Messi, reconciliado con el país, a un paso de llevar a la selección a su sexta final de la Copa del Mundo
En el ocaso de sus carreras, Messi y Modric buscan colgar en las vitrinas de sus cargadísimos museos personales la medalla que todos desean, el título más importante que se puede conseguir en el deporte. Se deberán enfrentarse a las 10 de Qatar por un lugar el domingo en Lusail.
Pareciera ser ayer cuando Messi sufría o le preocupaba estar en nuestra selección. Llantos, renuncias, idas y venidas. Es cierto, hubo una Asociación del Fútbol Argentino que no lo ha sabido cuidar ni capitalizar: Argentina tuvo al mejor del mundo durante 16 años. Ganó todo lo que podía ganarse en su club catalán, mientras que, de este lado del charco, tras la salida de Pekerman, fuimos institucionalmente de desprolijidad en desprolijidad. Los años fueron pasando y el crack mundial pasó de tener 19 años a 35.
Un país entero -hinchas y medios- le exigió con la albiceleste lo que consiguió en Europa en un club ordenado para él. Y él lo sufrió. Y lo mostró con sus gestos, con su cuerpo y con su fútbol. Chances erradas, vómitos en el campo de juego y demás.
Algo sucedió, este es un nuevo Messi. Maradonizado dijo Valdano hace unas horas. En fútbol, en gestos y en palabras, maradonizado. Messi no solo consiguió en Qatar su primer gol en fases de knock out de la Copa del Mundo, Leo fue el líder total del equipo y la llave fundamental para abrir ambos partidos. Y también para levantarlo cuando la mandíbula quedó floja ante Países Bajos.
Este es el equipo de Leo. El Leo que lo ve sin mirar a Molina y rompe con un pase milimétrico entre mil piernas. El Leo que patea dos penales con una confianza inédita. El Leo que si se tiene que carajear, se come el mundo. Messi es el líder futbolístico y espiritual de este equipo -por sus compañeros- y de esta selección que representa a un país entero que se siente representado aquí en Qatar y en cada lugar del mundo en el que haya un argentino.
Hablemos del juego
Croacia tiene dos formas de jugar, pero centrémonos en cómo lo hizo ante Bélgica y Brasil. Como varias selecciones a las que ya enfrentó Argentina, los croatas de Zlatko Dalić lo hicieron con un bloque medio-bajo comprimido en sus tres cuartos. Ahí donde la gambeta y los pases con riesgo son necesarios si es que uno quiere penetrar. Defienden con cuatro, pero a veces sus extremos bajan y terminan siendo seis, dejando sólo al 9 descolgado, para salir como flechas en los contraataques.
Veamos cómo hizo Brasil: simple, conducción de Neymar, pase con ventaja y gambeta. El gol brasileño es uno de los mejores del mundial. Por gestación y definición. Argentina necesitará de eso si quiere llegar a la final.
Los de Scaloni, por su parte, se debaten entre la inclusión de Di María o Paredes desde el arranque en lugar de uno de los tres del fondo -sería Lisandro Martínez-, además, Tagliafico seguramente sea quien juegue por el suspendido Acuña. El resto del equipo sería igual.
De ir Paredes de arranque, se soltaría Enzo Fernández -con menos responsabilidades defensivas y más posibilidades de asociarse con Leo y compañía-, pero se perdería el uno contra uno y la excelentísima pegada de Fideo, que entró en los últimos 10 ante Países bajos y le cambió la cara al equipo. Será tarea de un muy capaz Scaloni ponderar la mejor de las opciones y hacerlo mañana de la mejor manera posible para poder volver a jugar el domingo en Lusail.
Desde que juega mundiales en 1998, Croacia salió tercera en Francia 1998 con Davor Šuker como figura y llegó a la final en Rusia 2018 de la mano de su actual DT y de muchos de los futbolistas que siguen en su plantel. Croacia no es un rival menor. Es una selección con buenas participaciones en la Copa del Mundo, tiene historia, jugadores de la talla de Modrić (37), Perišić y Kovasić, viene de eliminar nada más ni nada menos que a Brasil y jugará los siete partidos del certamen por segunda vez consecutiva. Cuanto menos respeto.
En tan solo algunas horas, Leo va por la tercera y sabe que tiene, no solo un equipo en sus compañeros y cuerpo técnico, no solo una institución en la AFA, sino todo un país apoyándolo y gritando por él y la camiseta que honra defendiéndola.