Desde la salida de la convertibilidad, el precio de la ropa en Argentina aumentó un 32% por encima de la inflación general, mientras que en el resto del mundo ocurrió exactamente lo contrario. Actualmente, una canasta de prendas cuesta casi un 40% más en comparación con el promedio de los países de la región.

Según el estudio de la organización Fundar, hay cuatro causas principales que explican esta divergencia:

  1. Barreras a la importación: Argentina tiene aranceles a la ropa mucho más altos que el promedio mundial, llegando al 33% en comparación con el 8,5% en otros países.
  2. Tributos a las importaciones: Impuestos como el Impuesto PAIS y la tasa estadística encarecen aún más los productos importados.
  3. Incertidumbre macroeconómica: La inestabilidad económica y cambiaria del país impacta más fuertemente en los precios de los bienes que de los servicios.
  4. Caída de la productividad: La industria textil local ha visto una disminución en sus niveles de eficiencia, lo cual también se traslada a los consumidores.
La carga impositiva y la inestabilidad macroeconómica convierten a la ropa argentina en una de las más caras del mundo. Foto: Google
La carga impositiva y la inestabilidad macroeconómica convierten a la ropa argentina en una de las más caras del mundo. Foto: Google

Estos factores generaron que una prenda de vestir en Argentina compre casi el doble de bienes y servicios que en Estados Unidos. Esto explica por qué los argentinos consumen un 22% menos ropa que el resto de los latinoamericanos, a pesar de tener un mayor poder adquisitivo general.

No obstante, el informe también señala algunas excepciones. Los precios locales son relativamente más caros en tejidos planos, indumentaria de alta gama y productos de marca, pero más baratos en ropa infantil y tejidos de punto, donde la industria argentina es más competitiva.

"¿Tiene sentido tener altos aranceles a la importación donde no hay producción local? ¿No convendría poner el foco de la política en los artículos competitivos?", se pregunta Gustavo Ludmer, uno de los autores del estudio.

La clave parece estar en encontrar un equilibrio entre la protección de la industria nacional y la apertura a la competencia internacional, de modo que los consumidores puedan acceder a prendas de calidad a precios razonables. De lo contrario, Argentina corre el riesgo de seguir teniendo una de las canastas de ropa más caras del mundo.

Con información de la Organización Fundar, mejorada por la IA, redactada y editada por un periodista de ADNSUR.

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