A partir de septiembre, se observará un desfasaje significativo en los haberes jubilatorios en Argentina. Los nuevos jubilados, es decir, aquellos que comiencen a recibir su pensión a partir del noveno mes del año, experimentarán un aumento del 32,2% en sus ingresos. , según lo dispuesto por el Ministerio de Capital Humano y comunicado en el Boletín Oficial el pasado viernes.

Actualmente, los haberes jubilatorios se ajustan trimestralmente en base al RIPTE (Remuneración Imponible de Trabajadores Estables). Este coeficiente, que en el trimestre junio-agosto era de 87.081,536, se incrementará a 115.130,326 en el trimestre de septiembre-noviembre, reflejando un aumento acumulado del 32,2%.

La actualización de las remuneraciones generó una disparidad en los haberes. Los jubilados actuales y aquellos que se jubilen en agosto recibirán un aumento del 4% en sus haberes, en línea con la inflación de julio, que se ubicó en ese porcentaje según el INDEC. Con la fórmula de movilidad vinculada a la inflación, el haber mínimo pasará de $225.454,42 a $234.540, mientras que el máximo aumentará de $1.517.094,80 a $1.578.234. En caso de confirmarse un nuevo bono de $70.000 para los jubilados de la mínima, el haber más bajo se incrementará a $304.540, aunque esta suba sería inferior al índice inflacionario.

El nuevo sistema de actualización, que determina ajustes trimestrales, generó una diferencia en el monto final que reciben los jubilados, favoreciendo a aquellos que comienzan a percibir su jubilación desde septiembre. En contraste, los jubilados que no reciben bonos enfrentarán un incremento total de hasta el 121,8% en sus ingresos desde marzo, mientras que el ajuste del bono de $70.000 acumulado en los primeros nueve meses será de un 89,5%, quedando por debajo de la inflación anual hasta julio, que es del 87%.

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