Un grupo de empresarios japoneses, liderados por la empresa Marubeni S.A., expresó su interés en adquirir amoníaco producido en la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), ubicada en Arroyito, Neuquén. Durante su visita, fueron acompañados por el ministro de Infraestructura, Rubén Etcheverry, quien destacó el potencial de la planta para reanudar la producción de agua pesada y, en un futuro, diversificarse hacia la producción de amoníaco.

Etcheverry subrayó que los empresarios mostraron un gran interés en formalizar su interés a través de una carta de intención para toda la producción de amoníaco. “Esta es una buena posibilidad; la vemos con optimismo, porque abre las puertas para que, con una readecuación y reconversión de las instalaciones, podamos ponerla en funcionamiento y fabricar el amoníaco”, comentó el ministro.

La PIAP, propiedad de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y operada por la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI), fue construida en la década de 1990 con una inversión aproximada de 1.000 millones de dólares, inicialmente para producir 200 toneladas de agua pesada al año. Sin embargo, la planta dejó de operar en 2017 por falta de demanda.

Actualmente, la producción de agua pesada es esencial para el suministro de las centrales nucleares argentinas, que requieren entre 10 y 12 toneladas anuales. Con la reactivación de la planta, se podría producir hasta un millón de toneladas de fertilizantes, atendiendo así la alta demanda que enfrenta Latinoamérica, que actualmente importa más de cinco millones de toneladas de fertilizantes hidrogenados al año.

Con información de Gobierno Neuquén bajo supervisión y edición de un periodista de ADNSUR.

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