Cuidar a los que nos cuidan: ¿Cómo es la ayuda sanitaria que reciben los brigadistas del Parque Los Alerces?
ADNSUR conversó con Karina Bonan, Trabajadora Social y Mariana Pezzi, Kinesióloga del Hospital de Trevelin, para conocer la experiencia de trabajar sosteniendo en este operativo.
Profesionales del Hospital de Trevelin conformaron un equipo de trabajo interdisciplinario y asisten de manera voluntaria a los bomberos y brigadistas que están abocados a atacar el fuego desde el 25 de enero en la cordillera.
ADNSUR conversó con Karina Bonan, Trabajadora Social y Mariana Pezzi, Kinesióloga del Hospital de Trevelin para conocer la experiencia de trabajar sosteniendo en este operativo
Según explicaron, el proyecto nace de una médica que participó de incendios en la comarca años anteriores y se empezó a armar de manera espontánea. De a poco comenzó a sumarse gente de distintos centros de salud, profesionales independientes e incluso voluntarios que no son personal de la salud y ofrecen su ayuda. Hoy en día “son más de 30 personas que están trabajando activamente en la asistencia y otros más que están en la lista de espera del voluntariado”. Fue una iniciativa 100% de la sociedad civil.
“En cuestión de horas se armaron dos equipos de más de 30 personas y empezaron a surgir la provisión de recursos y de mucha gente que ofrece de todo para poder asistir a los que están en el frente de batalla”, recordaron.
EL OPERATIVO DE AYUDA
Uno de los equipos trabaja en la Planta educativa del Parque Nacional, que tiene como tarea esperar a los brigadistas cuando bajan de la montaña y otro equipo que opera en el Ejercito, en la ciudad de Esquel.También hay voluntarios que ofrecen su ayuda preparando viandas, lavando ropa, envía recursos, etc., explicaron.
La Planta Educativa –donde funciona uno de los puntos de asistencia – “es un mundo nuevo”, cuenta Mariana Pezzi. “Escuchamos a los brigadistas, a los helicópteros, pero vivirlo es muy movilizante. Desde las 6 de la mañana hasta las 18 horas. Me abrió los ojos el trabajo que ellos hacen poniendo en riesgo su vida todos los días. Algunos tuvieron que ser rescatados por helicópteros, porque el fuego los había encerrado. Son vivencias muy fuertes. El clima en general entre los brigadistas uno puede percibir que hay mucha camaradería, cooperación, le ponen onda, se cuidan y ayudan. También se ven los signos de cansancio, porque cargar esas mochilas que pesan mas de 15 kg, todo ese vestuario que -con el calor que hace- levanta mucha temperatura, el casco, las botas, las antiparras, los guantes y encima la motosierra, las palas y caminar en montaña entre 7 y 10 km por día”, relata Mariana Pezzi, Lic. En Kinesiología.
Por su parte, Natalia Roberts, Lic. en Kinesiologa, dice que pueden ver día a día el agotamiento de los brigadistas. “Vienen muy cargados muscularmente, con lumbalgias, lumbosatalgias, los gemelos muy cargados, ahí esta la tarea de ayudarlos a estirar y calmar el dolor”, explicó.
Para Karina Bonan, Lic. en Trabajo Social, la parte emocional está muy presente entre los brigadistas. “Hacen un esfuerzo durante horas para llegar a un lugar y a veces tienen que replegarse. Hay que destacar que no sólo hay brigadistas, también hay muchos bomberos voluntarios de muchas partes del país. Vino gente de la policía de la provincia de Buenos Aires. Uno puede sentir un clima de cooperación importante”.
La solidaridad al servicio
Este proyecto trata de un espacio de contención, de confort para ellos. “La mayoría está muy agradecido y dicen que nunca habían tenido ese cuidado cuando llegaban de los incendios. Hay gente que hace más de 15 años realiza esta tarea y es la primera vez que se les hace esta atención”, cuenta Natalia.
“El primer dia venían pocas personas a atenderse a la carpa porque no sabían de que se trataba y después de ese día comenzaron a venir siempre. Ellos ya piensan que los vamos a estar esperando para curarlos y recibirlos. Empezamos con 40 y anoche vimos cerca de 100 personas”, explica Natalia demostrando que la demanda va creciendo.
Hay un protocolo de asistencia cuando llegan a los lugares, donde los esperan los voluntarios. Hay un espacio de relajación de pies, se los coloca en fuentones con agua fría, en ese espacio también se hace un lavaje ocular y nasal, se ve si hay cenizas, tierra. Se les toma lo datos, se les pregunta si tienen ampollas, lastimaduras “Hay médicos y enfermeros que pueden atender estos cuadros específicos. Algunos presentan tos irritativa por el humo. Después de 15 minutos de estar ahí se pasa a otro sector donde se les coloca vendas frías en los pies y piernas. Vendajes circulares compresivos”.
“Vemos muchos dolores de espaldas por el uso de las mochilas, cansancio en los brazos porque cargan mucho peso”, indicó.
“De alguna manera esto es un campo de batalla” –explica Karina Bonan- es el fuego arrasando con la naturaleza y seres humanos luchando contra algo que es avasallador”. Las profesionales coinciden en que es como “ir a la guerra” a luchar en este caso contra el fuego.
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