En la Chubut, como en el resto del país, los desafíos económicos han llevado a los ciudadanos a realizar cambios significativos en sus hábitos diarios. Anteriormente, disfrutar de un asado los fines de semana era un lujo accesible para muchas familias, pero hoy en día, la subida de precios en la carne ha hecho de esta costumbre un recuerdo lejano. De la misma manera, salir a comer fuera ha pasado de ser una práctica común a un lujo inalcanzable para muchos.
Los chubutenses se han visto obligados a restringir sus salidas de esparcimiento, los viajes y la compra de alimentos no esenciales. Actividades como disfrutar de una cena con amigos o incluso salir a tomar un café se han vuelto excepciones, en lugar de ser parte de la rutina semanal.
La restricción en los gastos ha impactado en la calidad de vida de muchas familias, que se ven obligadas a priorizar el cuidado del presupuesto por sobre los gustos y placeres cotidianos.
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EFECTOS PSICOLÓGICOS
Para la licenciada Cynthia Zaiatz, psicóloga y jefa de salud mental del Sanatorio Modelo de Caseros, “el tema económico pone muy mal a la gente. Últimamente, estoy recibiendo muchos pacientes con cuadros depresivos por no llegar a fin de mes. Personas que me dicen que realizan dobles turnos y ahora tienen que acortarse o pasar a consumir segundas marcas”.
“Existe una tendencia, traducida en estrés y ansiedad, de que esto no va a terminar nunca. El estar endeudado genera mucha presión. Post pandemia se vio que esto empeoró. Saben que la comida y la salud es lo principal, perderse las salidas o la diversión implica un problema muy grave”, sostuvo la psicóloga.