COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - El 23 de noviembre de 1999 a la una de la tarde una explosión seguida de una inmensa columna de humo negro sorprendió a quienes transitaban por el centro de Comodoro Rivadavia. El supermercado “Casa Tía”, que estaba ubicado sobre calle Pellegrini entre Rivadavia y San Martín (Hoy Carrefour), quedó reducido a cenizas en pocos minutos.

Se recuerda como una de las mayores tragedias que vivió la ciudad. Esa mañana obreros realizaban tareas de impermeabilización en el techo del edificio, cuando se observó que salía humo del centro de las chapas del local. El incendio fue feroz. Se desplomó una parte del cielorraso del local, y el fuego y el humo invadieron todo en cuestión de segundos.

En el local había 94 empleados y al menos 250 clientes haciendo sus compras. Todas las dotaciones de Bomberos apoyados por equipos de Rada Tilly llegaron al lugar. También personal de Defensa Civil, de la IX Brigada Aérea, Fuerza Aérea Argentina e incluso de la IX Brigada de Infantería del Ejército Argentino 43.

En cuestión de minutos decenas de personas se agolpaban tratando de salir de la nave principal del supermercado. Quemadas, ensangrentadas y desorientadas. Si lo que se veía desde afuera era una escena trágica, más aún lo era lo que estaba ocurriendo puertas adentro.

EXPEDIENTES COMODORO: " LA TRAGEDIA DE CASA TIA".

AMOR INCONDICIONAL

Tania Pires hoy tiene 36 años, es mamá y formó su propia familia. En 1999 fue una de las tantas personas que ingresó al supermercado “Casa Tía” a hacer unas compras. En aquel entonces tenía 15 años y su papá había pasado a buscarla a la salida de la escuela. “Voy a comprar algo para el almuerzo ¿Te querés quedar en el auto? voy y vengo en un ratito”, le dijo.  Tania decidió acompañarlo y entró junto a su padre a “Casa Tía”.

“Cuando  ingresamos y haciendo dos metros de la entrada miro el techo y veo un chispazo. Se desmoronó en un segundo el cielo raso y atrás del chispazo vino una bola de fuego roja. Mi papá atinó a taparme la boca. Yo no reaccioné. Me abrazó y con la expulsión de la fuerza de esa bola de fuego salimos para afuera; estaba todo oscuro, lleno de cenizas. Era la calle. Quedé en el medio de dos autos con mucha gente encima de mí y lo perdí de vista a mi papá. Sentí que estaba ahí adentro atrapada y que me iba a morir. Sentía que me iba a quedar asfixiada ahí adentro”, relata Tania con esa sensación en el cuerpo que creía superada.

Juan Carlos Pires cubrió con el cuerpo a su hija de 15 años y la salvó de las llamas. Habían quedado rodeados por el fuego y, abrazados, lograron salir del supermercado. “Cuando lo vuelvo a ver afuera estaba todo quemado, tenía una campera de cuero que al sacársela se le veía toda la espalda, el brazo y todo el cuello quemado”. Fueron los primeros segundos de la tragedia que se había desatado; aún no habían llegado los bomberos ni ambulancias.

Tania y su papá pararon un taxi que pasaba por la calle y fueron al hospital por sus propios medios. Allí le practicaron las primeras curaciones. Por la gravedad de las quemaduras Juan Carlos fue uno de los derivados a Buenos Aires, allí permaneció un mes con cuidados intensivos hasta que pudo volver a Comodoro con su familia.

Tania y Juan Carlos Pires
Tania y Juan Carlos Pires

 “Si bien mi papá nunca se quejó por todas las operaciones e injertos por los que pasó mientras estuvo internado, fue algo que marcó a nuestra familia”.  Sin embargo, tres años después, en 2002, la familia volvió a vivir una tragedia. “En mi egreso mi papá falleció de un paro cardiorrespiratorio. Yo no sé qué es la historia ni por qué pasan estas cosas, pero evidentemente emocionalmente nosotros estamos ligados”, aseguró Tania.  

SALVAR VIDAS

Tras la explosión, unos 80 bomberos de todas las dotaciones de la ciudad comenzaron un operativo de evacuación, rescate de heridos y extinción del fuego que duró varias horas. Mientras tanto, en el interior del supermercado el fuego seguía propagándose y las personas atrapadas buscaban la manera de salir, algunos arrojándose desde un primer piso.

“Cuando salimos del cuartel e hicimos dos cuadras, al ver la intensidad del humo, el color y con la fuerza que subía nos dimos cuenta de que se trataba de un incendio grande, entonces pedimos apoyo a otras dotaciones porque nos iban a hacer falta”, recordó Daniel Gali, bombero del Cuartel N°2. Estaba de guardia el día que ocurrió el incendio.

“Cuando llegamos había gente rompiendo los ventanales y mirando un poco más allá vemos una mujer colgada de la ventana asique cambiamos los planes enseguida porque veníamos planificando cómo iba a ser el ataque, agarrar las escaleras para poder bajar a la mujer de un primer piso”, aseguró a ADNSUR.

PRIMERA VÍCTIMA

Cuando logran enfriar el frente del supermercado, los bomberos decidieron ingresar para asegurarse de que no quedara gente atrapada. “Al llegar al final de la segunda góndola vemos el cuerpo de una mujer que había quedado atrapada por el fuego. La estructura venía cediendo, se escuchaban los ruidos, golpes, como que avanzaban hacia abajo, por prevención a mí y a mi personal volvimos a salir”, recordó Daniel.

En el sector de panadería del supermercado trabajaba un bombero voluntario del destacamento, algo que  permitió reaccionar con rapidez y salvar varias vidas. “Conocen todos los recovecos en el depósito y gracias a él salió mucha gente por calle Rivadavia. Si no tal vez la historia hubiese sido otra con respecto a las víctimas”, sostuvo.  

RELATAR Y AYUDAR

Los medios de comunicación asumieron un rol fundamental en este trágico siniestro. No solo cumplieron con su trabajo de transmitir y contar lo que estaba pasando, sino que se sumaron a la tarea de rescate y contención de las personas que salían del lugar.

“No me lo puedo olvidar nunca porque fue el comienzo de mi trabajo como movilero en Radio del Mar”, relata el periodista Marcelo Vidal. “Estaba yendo al Concejo Deliberante a una conferencia de prensa y ya se veía la columna de humo. Se veía en principio a los colegas y empezaron a que a cumplir un doble rol porque estaban ayudando a salir a la gente”.

Agregó que “también seguían con las cámaras prendidas. Eso fue para destacar me parece porque no dejaron  de trabajar en el rol de informar pero también de ayudar a la gente en una situación caótica que al menos yo no había vivido”.

Recordó que “fue un caos total porque la gente salía cubierta de sangre. Estuvimos presentes cuando se produjo la explosión. Fue una llamarada que salió desde adentro, desde el fondo, que impactó contra los vidrios que después se empezaron a romper para que saliera la gente con los carros o con lo que había a mano para poder ayudarlos”

Vidal tiene en la memoria el que fue “quizás el momento más impactante es cuando sale una mujer embarazada que tropieza en el ventanal y cae boca abajo en la vereda. Son imágenes que obviamente no nos vamos a olvidar nunca”.

Era Cecilia Baigorria, una mujer embarazada que fue trasladada de urgencia al Hospital Regional. Allí se le practicó una cesárea y los médicos lograron salvar al bebé.  Pero, con el 35% del cuerpo quemado, Baigorra murió pocos días después.  Entre las góndolas los bomberos encontraron a la segunda víctima fatal: María Maliqueo,

Dos muertos, más de 60 heridos y el recuerdo de uno de los incendios más trágicos que vivió Comodoro Rivadavia y que enlutó a la ciudad. 

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