La historia de una familia de Comodoro que viajó a Chipre en una Misión de Paz: "lo volveríamos a elegir"
El año 2001 fue bisagra para nuestra ciudad porque por primera vez se eligió a la IX Brigada como la unidad núcleo para realizar la Misión del mantenimiento de la Paz en Chipre. Ese año viajaron más de 180 voluntarios, entre soldados, oficiales y suboficiales representando a Argentina. En Comodoro, un matrimonio de soldados decidió sumarse a la misión y viajar con sus hijos en lo que sería una de las experiencias más ricas de sus carreras y vida familiar.
Hace más de 40 años que la isla de Chipre –ubicada en el mar Mediterráneo- está dividida por un enfrentamiento entre Turquía y Grecia. Desde 1964 la ONU (Organización de las Naciones Unidas) realiza misiones de paz para evitar conflictos armados en esa zona.
Sandra Fretes, es enfermera y Gustavo Arregui mecánico, ambos desarrollaban tareas en Comodoro Rivadavia y allí también formaron su familia. “En ese momento el Jefe de la Brigada Mecanizada, Juan Carlos Solari, me propone ir a Chipre en Misión de Paz, yo estaba en comisión” –cuenta Sandra- mamá de tres pequeños que en ese momento tenían 7,6 y 2 años. “Estaba indecisa por la edad de los chicos, otro país extraño, pero bueno después me animé y el director del Hospital en ese momento el Dr. Corominas me impulso bastante”. Tomó la decisión junto a su esposo y juntos se lanzaron a la experiencia.
“Planificamos, llevamos la niñera, los chicos, toda una logística de pasaportes, de vacunas porque tienen que estar en condiciones. Lo que me quitó el sueño fue la ida porque no pueden embarcar familiares en vuelos oficiales de Naciones Unidas. Viajaron los chicos con la niñera y después viajó Sandra en el último vuelo. Esos tres días que estuvieron los chicos en el aire, yo no podía dormir. Tuvimos que darle la patria potestad para poder transitar (a la niñera), un montón de documentos legales. Hasta que yo no me encontré con ellos en Chipre esas dos noches no dormí”, recuerda Gustavo.
Una tensa calma
El norte de la isla está ocupado por Turcos y el sur por Griegos. Desde 1993 Argentina presta servicios para las misiones de paz, duran 6 meses y el objetivo es mantener las relaciones pacíficas entre las dos partes en litigio.
Cuando voluntarios deciden unirse a una Misión de Paz, antes de emprender el viaje, deben cumplir con un adiestramiento intensivo –tanto físico como académico- que los preparará para realizar tareas humanitarias pero también actuar en un eventual conflicto armado.
“Ese año fue la primera vez que se utilizó lo que se llama una Brigada Núcleo porque antes la gente participaba aislada de las Unidades. Todas las Brigadas dependientes de la Brigada IX se reunieron en Km 11, y ahí se formó lo que sería la misión de Naciones Unidas. El grueso de la Fuerza de Tarea era de Comodoro Rivadavia”.
“Vas a una guerra”, advierte Gustavo. “Uno tiene que estar preparado físicamente para que ante una eventualidad que haya conflicto –no había conflicto en ese momento desde el año 60 - pero sí se llegaba a presentar una situación de conflicto estar físicamente preparados para replegar o para lo que sea”, agrega Sandra.
Gustavo despliega con detalle los aspectos geopolíticos y pormenores del enfrentamiento histórico que hay en la isla. “En Chipre lo que pasa es que está dividida en dos, Naciones Unidas está en el medio, hay una franja que divide la isla de norte a sur que es una zona desmilitarizada donde el único que transita es Naciones Unidas, hay partes que tiene 3 km de ancho y partes que es una calle. En esa zona que se denomina “buffer zone” (zona de amortiguación) es donde se mantiene Naciones Unidas operando. Así que había que estar en contacto con toda esa metodología operacional que se desarrolla ahí”.
La familia unida
Una vez que la familia se reunió en Chipre se asentaron en territorio Griego, en uno de los pueblos más antiguos y también el más cercano al lugar donde el matrimonio trabajaba.
Incorporaron una rutina de trabajo, paseo y escolaridad que duraría 6 meses. “La gente era muy mayor porque a la hora de la invasión la gente joven se había replegado y quedó gente muy mayor, no había niños prácticamente, los nuestros eran como los únicos niños ahí. Los vecinos eran amigables, rápidamente también los acogieron porque los chicos pasaban mucho tiempo en sus casas. Iban por ejemplo a buscar verdura, a alimentar a las gallinas, a buscar huevos, y estaban todo el tiempo en la casa de ellos como si fuera una abuela y se entendían perfectamente. Inclusive aprendieron canciones en griego, palabras en griego. Por mi parte nunca me sentí insegura. Estábamos protegidos, en un lugar seguro el campo donde trabajábamos”, cuenta Sandra.
Tareas humanitarias y de servicio
Triage de urgencia, ejercicios de mede back y simulacros de traslado de heridos eran algunas de las tareas que desarrollaba Sandra como enfermera en la isla.
Gustavo es mecánico, pero su misión era repartir agua en el sector argentino de la bafer zone; porque allí no había agua potable. “Manejaba un camión aguatero de 6 litros de agua, salía a las 4 de la mañana y volvía a las 5 de la tarde”.
Cuando se les pregunta sobre la experiencia, no dudarían en volver a elegirla. “Cultura, profesionalismo, economía, afianzamiento de la familia, de los compañeros de trabajo, ver a la Argentina desde afuera. ¿Vos estuviste afuera y escuchaste el himno? –pregunta Gustavo- No podés hablar”, dice emocionado.
El día 91 se considera la misión cumplida; es el momento de la entrega de medallas en la isla. Vienen embajadores, los ejércitos y se organiza la formación para el momento de la condecoración.
“Es un momento muy emotivo para todos porque se siente como que se cumplió con la misión. Yo recibí una felicitación por parte del Jefe de Tarea por mi desempeño como representante de la mujer del ejército y para mí fue un gran orgullo. Como experiencia profesional buena, como experiencia familiar también porque la verdad que los chicos estuvieron siempre muy seguros".