Una historia de amor y amistad: la vieja leyenda de dos famosos ríos de Neuquén
La vieja leyenda mapuche cuenta que Limay y Neuquén eran los hijos de dos importantes caciques de la zona, y eran amigos inseparables. Ambos se enamoraron de la misma joven Raihué, y comenzaron a competir por su amor.
La vieja leyenda mapuche cuenta que Limay y Neuquén eran los hijos de dos importantes caciques de la zona, y eran amigos inseparables. Ambos se enamoraron de la misma joven Raihué, y comenzaron a competir por su amor.
El chamán del pueblo propuso que el primero que traiga de regalo un caracol para que la chica pudiera escuchar por primera vez el mar, obtendría su amor. Los dioses transformaron a Neuquén y a Limay en ríos para facilitarles la tarea: Neuquén corría desde el Norte atravesando los bosques de arrayanes, y Limay corría por los valles y montañas desde el Sur.
Pero el espíritu del Viento, celoso, le susurró a Raihué que ninguno de los jóvenes volverían. La chica, ahogada en angustia, fue transformada en un arbusto de flores rojas, el Michay.
Cuando Neuquén y Limay se enteraron de la muerte de Raihué, se fundieron en un estrecho abrazo y se convirtieron en el Río Negro, dando origen a la famosa confluencia.