No se puede negar que Javier Milei necesita un tiempo de adaptación a su nuevo puesto de trabajo. Cualquiera que no provenga de la política viviría la imperiosa necesidad de sobre adaptarse velozmente a los desafíos de la Argentina, y sus ribetes.

Aunque al presidente no le guste, tiene que adaptarse a la política y ser político. ¿Ser político es malo? Si uno busca en la Real Academia Española la definición del adjetivo ´político´, puede encontrar: “Cortés, urbano. Cortés con frialdad y reserva”. Esa cortesía, que implica también diplomacia y apertura, le permitió al gobierno de La Libertad Avanza estar a las puertas de un dictamen en la Cámara de Diputados con la Ley de Bases. 

La oposición, menos Unión por la Patria y la izquierda, acompañaría en general y pondría reparos a los artículos en particular. Sin embargo, están esperando las ´famosas´ modificaciones por escrito. “Patricia Bullrich dice que van a sacar lo de las reuniones de 3 personas en la calle, pero nosotros no lo vimos escrito en ningún lado” le dijo una diputada a ADNSUR esta semana.

Si hay tanta urgencia y necesidad, ¿Porqué las concesiones no se dieron antes? ¿Porqué no llegaban los escritos con las sugerencias de quienes “colaboran” con los votos? ¿Porqué demoraron las negociaciones a punto tal que tuvieron que extender las sesiones extraordinarias del Congreso de la Nación?

Argentina tiene problemas de productividad porque las grandes empresas le deben a sus proveedores del exterior porque el gobierno anterior no le daba los dólares para pagar. Argentina tiene problemas de empleo genuino porque, entre varios factores, la economía informal representa el 40 porciento (algunos hablan del 60%). Podemos enumerar varios conflictos urgentes a resolver entre los cuales no podemos dejar afuera a la vulnerabilidad social por una inflación que deja a ciudadanos sin poder comer. Con todo esto, mas lo que falta, ¿es necesario que el presidente esté prendido a las redes sociales por comentarios del periodismo? Se puede entender que cualquier información que sea sobre sus perros provoque una reacción especial porque los considera sus “hijos de cuatro patas”, sin embargo, resulta llamativo el tiempo que utiliza para responder cada cuestión que aparezca en la prensa. Esta semana volvió a ocurrir porque la periodista María O'Donnell comentó que era algo "inusual" que el presidente vuelva de Ezeiza a Olivos en helicóptero porque busca " mostrar austeridad".  El presidente la trató de “mentirosa” en las redes sociales. ¿Cuánta energía puesta en esos espacios, no? ¿No hay una planificación de comunicación para rectificar algunos datos si salen de manera errónea?

Otro de los ejemplos que para nada suman fue la presentación que hizo una abogada del gobierno para poder apelar en la causa que impulsó la CGT para frenar el capítulo de la reforma laboral del DNU. La letrada fue sin el poder que la acredita a realizar presentaciones a la Justicia por parte del Estado. El error puede ser subsanado, pero es un error de principiante que denota la falta de madurez para cuestiones serias y de necesidad de acción inmediata.

Falta mayor coordinación, conocimiento y rigurosidad para no cometer errores banales. Esos traspiés le pueden provocar un acelerado desgaste a la figura presidencial que, mal que le pese a algunos sigue aceptable y alta, pero que viene en descenso. Milei y su gobierno están a prueba. Necesitan demostrar que saben, que pueden y que son idóneos. ¿Lo verán?

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