Foto: Geambiente

COMODORO RIVADAVIA (Por Geambiente / Especial para ADNSUR) - Mientras esperamos la fecha, incierta, del cierre del basural a cielo abierto y se modifican los lugares de disposición final de la basura, los basurales clandestinos repartidos en la ciudad demuestran con, absoluta claridad, que esto es apenas una pieza de un complejo y preocupante rompecabezas que pone en juego la salud de todo el entorno.

Esta situación no sólo vulnera el medioambiente sino también la salud de miles de personas que, en numerosas ocasiones, se encuentran habitando cerca o sobre la basura.

El desarrollo de los basurales clandestinos en Comodoro Rivadavia es permanente y data de muchos años.

Se trata de cientos o miles de personas, pertenecientes a un grupo heterogéneo de vecinos, que arrojan sus residuos en sitios no habilitados, que comparten la desconsideración por lo ajeno. Sumatoria de falta de educación, de ciudadanía, escasa valoración y arraigo por la ciudad y su naturaleza.

Es necesario hacer un trabajo muy profundo desde las políticas públicas tendientes a modificar la representación del individuo en el colectivo social. Dificultades para respetar y valorar al otro.

La ausencia de una política sustentable en materia de gestión de residuos convierte, muchas veces, a los basurales clandestinos en la única alternativa con la que sus habitantes cuentan para verter sus desechos, en ocasiones ligados a la falta de planificación urbana.

Hoy en día, es difícil de cuantificar la cantidad de basurales clandestinos que existen, sin embargo solo el 40 % de los residuos se disponen correctamente, el 60 % restante se desconoce su disposición final.

NADIE QUIERE LA BASURA CERCA

Foto: Geambiente

El área que abarcan los basurales clandestinos es mayor a la de los espacios que se encuentran habilitados para tal fin. Los más pequeños se inician y suelen sanearse rápidamente, sin embargo otros son permanentes y de gran extensión en superficie. La cantidad de desechos, en toneladas, que se concentran en estos estos basurales es un gran interrogante.

Los daños de la convivencia sin control entre los seres vivos y sus desechos son múltiples. Al estar sometidos a la acción de las aguas de lluvia que lavan los residuos, generan líquidos que no sólo contaminan el suelo sino que también pueden afectar las napas subterráneas.

Aves en busca de alimento -contaminado- el alojamiento de plagas animales como roedores e insectos, que suelen comportarse como vectores de enfermedades son algunos de los actores de estos basurales clandestinos.

¿Qué tipos de basurales clandestinos existen?

Foto: Geambiente

Existen diferentes nomenclaturas y clasificaciones pero acorde a nuestra realidad, describimos los que más usualmente se desarrollan en Comodoro Rivadavia y alrededores.

Basurales clandestinos periféricos

Estos basurales son de gran tamaño, se encuentran en la periferia de la ciudad, alejados de las zonas residenciales, se desarrollan en zonas carentes de servicio público de higiene urbana, son difíciles de erradicar. Se suelen encontrar residuos domiciliarios mezclados con otros como ser restos de poda, electrodomésticos, restos de demolición, chatarras de autos, entre otros.

Parte de esos desechos lo aportan la construcción y las demoliciones, cuyos generadores prefieren dejar estos desechos en cualquier parte y así ahorrarse el tiempo de acceder a las escombreras habilitadas. Basta que se arroje un volquete en una zona descampada para que eso la habilite como un basural.

El primero en tirar basura en un espacio público sabe que está haciendo algo que está mal y así lo siente, sin embargo el vecino número 15 en hacerlo siente menos culpa y el 100, directamente lo toma como un uso y costumbre del barrio, sin cuestionarse nada.

Una vez desarrollados es muy difícil que no vuelvan a proliferar, a pesar de que se realice el saneamiento. Se transforman en parte del paisaje urbano y se utiliza como si fuera un sitio de disposición autorizado.

Muchos de estos están vinculados a urbanizaciones espontáneas, no planificadas. Esto dificulta llevar adecuadamente el servicio público de higiene urbana por la falta de mensuras, servicios generales y correspondiente pago de los impuestos por parte de los habitantes que van habitando la zona en forma precaria.

Si bien el Estado sistemáticamente sanea estos espacios, lo cual es muy costoso, el resultado es efímero y rápidamente deja de observarse. En estos casos se podrían considerar las bateas comunitarias con tapa, cartelería precautoria y campaña in situ de educación, especialmente los fines de semana cuando más gente se acerca a estos lugares a depositar residuos clandestinamente.

También la intervención con maquinarias debe tender a dificultar los caminos de acceso a estos lugares. Cualquier estrategia de saneamiento es un despilfarro de recursos si no se acompaña de educación.

Las multas no son efectivas ya que requieren de identificar al infractor y del control del Estado, que no cuenta con una policía ambiental como sí hay en otras localidades del país.

A modo de ejemplo se citan los basurales clandestinos ubicados en diferentes caminos entre el barrio Restinga Alí y Caleta Córdova; accesos a las playas, antiguas canteras o locaciones de pozos o instalaciones petroleras. En la zona sur de la ciudad un importante basural clandestino se desarrolla en el camino que vincula el Cordón Forestal con Malvinas Argentinas y Bella Vista Sur. Allí existen varias canteras abandonadas que son utilizadas con este fin.

Microbasurales

Dentro de esta categoría se incluyen aquellos sitios dentro de las zonas residenciales o industriales ya consolidadas, que aun contando servicio público de higiene urbana, se desarrollan. Suelen ser de pequeño tamaño, acotados en superficie y una vez que se los sanea, no se vuelven a desarrollar tan fácilmente como los anteriores.

Botellas de plástico y de vidrio, latas, envases de todo tipo, lavarropas, bicicletas... “Tiran de todo”, coincide dos vecinas de la Avenida Roca cuando se refieren al canal pluvial que evacúa efluentes cloacales.

Electrodomésticos, ramas, hojas, escombros, pañales de niños y adultos. A pie, con carretilla, en autos y hasta en camionetas 4x4. En la propia cuadra, en el barrio o en la otra punta de la ciudad, donde más cómodo resulte. Suelen estar vinculados a zonas sin edificación como bulevares, descampados, terrenos baldíos, esquinas diversas de la ciudad.

Se desarrollan a partir de la conducta indebida de una persona o empresa que inconscientemente deja sus residuos fuera de lugar. Muchas veces quedan indicios de quién lo ocasionó y por lo general son denunciados por los mismos vecinos del sector con o sin fotografías de los infractores.

La presencia de canastos comunitarios o contenedores sin tapa favorecen al desarrollo de estos microbasurales, porque no solo se llenan rápidamente sino que los utilizan indiscriminadamente vecinos de otros sectores. El viento y los perros callejeros se encargan del resto.

Algunas acciones tendientes a evitar que se instalen los basurales clandestinos

. Denuncie el inicio de un basural clandestino

. No utilice canastos o bateas comunitarias que se encuentran llenas

. No arroje residuos en los espacios públicos

. Coloque canastos reglamentarios y saque los residuos en horario.

. Utilice los iglúes para colocar residuos secos (iglú verde) o vidrio (iglú azul), si se encuentran llenos no deje los residuos amontonados alrededor.

. Si está construyendo, reparando o limpiando su hogar, o empresa, contrate un servicio de contenedores habilitados. El costo por batea varía de 400 a 800 pesos dependiendo del tamaño y puede compartirlo con su vecino aprovechando la inversión. Si su economía lo impide, solicite el servicio de bateas sociales a la Municipalidad de Comodoro Rivadavia.

. Infórmese del servicio de higiene urbana a su disposición. Restos de poda y residuos voluminosos (heladeras, lavarropas, cocinas, electrodomésticos, alfombras, etc.) pueden ser retirados por el concesionario, solo tiene que llamar a la guardia y coordinar momento de retiro.

. La generación de basurales clandestinos es responsabilidad de todos.

. Necesitamos cambios importantes en los hábitos ciudadanos. Una verdadera política de separación en origen y de recuperación podría reducir a la mitad el caudal de desechos, pero para esto hay que promover una gestión participativa, o sea, comprometerse y lograr que haya una apropiación social de todo esto.

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