Quedó demostrado que, al menos en Argentina, tiene poder quien sepa liderar un espacio político y hacer uso de su ejercicio de mando, mas allá de la lapicera e, incluso, del formato presidencialista. 

Dentro de un año, Alberto Fernández, estará culminando su mandato. Según los análisis políticos y las proyecciones de encuestas, no será reelecto en caso de presentarse. ¿Es debido a los altos márgenes de imagen negativa del presidente? No solamente. Al mandatario le faltó construir una política propia y asumirse líder. Tuvo la lapicera, pero no ejerció el poder.

El presidente contaba con los gobernadores peronistas mas clásicos para una construcción leal y competitiva. También contaba con el apoyo de algunos lideres de la CGT que le creyeron, una y otra vez, cuando Alberto les prometía tomar las riendas del poder político mas allá de Cristina Kirchner. ¿Está a tiempo? Ya no le creen.

El reloj electoral corre y la mayoría de las provincias buscan adelantar elecciones locales y despegarlas de la nacional. Por su parte, los gordos de la CGT, piensan en darle forma a un partido de origen sindical.

Mientras Alberto Fernández sigue recalculando su mandato, Cristina Kirchner puso manos a la obra. Punto a favor en construcción de poder, la cercanía de su hijo Máximo con Pablo Moyano. Un puente con los gremios, siempre es necesario para el poder. Era necesario volver a la escena pública y apareció dos actos como figura central, claro. Incluso se piensa en la posibilidad de un nuevo acto para renovar el “operativo clamor” antes de fin de año. Sería, otra vez, en la provincia de Buenos Aires, el distrito que mas pretende retener, y el que mas le preocupa.

Faltaba la reconquista de aquellos que se habían alejado de ella. Por ese motivo se reunió con integrantes del Movimiento Evita hace unos 10 días.

Cristina Kirchner y Emilio Pérsico llevaban casi un año sin hablar. Sin embargo, con la mirada puesta en las elecciones del año próximo, la vicepresidenta convocó a esa reunión de la cual salieron todos contentos: Pérsico habló de “refundar el Frente de Todos” y Cristina ganó nuevamente la simpatía de quienes están pisando fuerte en terreno bonaerense. Ejercicio y construcción del poder en estado puro. 

Hay otro tema que pone a Cristina en el centro de la escena. No de manera positiva pero si de forma protagónica. El próximo martes, se conocerá el fallo del Tribunal Oral Federal número 2, en la causa que se investiga a CFK por delitos de fraude al Estado y administración fraudulenta. Sindicalistas, organizaciones sociales y algunos políticos ya anticiparon que habrá cortes y manifestaciones si se condena a la vicepresidenta.

¿Y la oposición? ¿Quién toma el mando de poder para alinear los jugadores? No se sabe. Están muy ocupados en ver quién es mas protagonista. ¿Y Mauricio Macri? Si bien porta el titulo de ex presidente, no logra concentrar el poder suficiente dentro de su coalición. El radicalismo lo rechaza y su propio sucesor en la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodriguez Larreta, lo ve como un competidor y no como un conductor político.    

En definitiva, quien usa el poder, y busca aumentarlo, es Cristina. A como sea la vicepresidente hace y deshace. El poder político lo tiene ella y lo sabe. Pero, sobre todo, sabe que, hasta ahora, nadie se animó a disputárselo.

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