“Fueron días muy frenéticos”, cuentan fuentes oficiales cuando se les consulta sobre la negociación con gobernadores y diputados para que la Ley de bases pueda obtener media sanción en diputados.

“Cómo no voy a entender a un gobernador que quiere proteger los intereses de su provincia”, aseguró en conferencia de prensa el ministro de la cartera económica, Luis Caputo, al anunciar que quita el paquete fiscal del proyecto de ley en cuestión.

La semana estuvo marcada por la política de la que tanto Javier Milei reniega. Conversaciones con los gobernadores, articulación con diputados, concesiones, trueques, reuniones paralelas y chicanas mediáticas. No faltó nada. O sí. El logro de dictamen de mayoría y el voto de los diputados de Tucumán, que se fueron del bloque de Unión por la Patria, no fueron suficientes para cantar victoria. Ahí es cuando, el pragmatismo y la velocidad arrolladora que quiere tener el gobierno, se choca con la realidad. La institucionalidad y la tan valiosa división de poderes imprimió su peso específico y demostró que la convivencia es necesaria.

Si bien el dólar esta semana no tuvo grandes cambios y, en el gobierno, confían que pueden ir mejorando los escenarios, se necesita que la ley avance y deje de ser un mero proyecto. Entonces, la adelgazada ley ómnibus, ¿termina siendo una derrota o una victoria? Puertas afuera aseguran que: “es pragmatismo”.

Quitan mas de 100 artículos y sacan de cuajo todo el paquete fiscal. ¿Puede ser una derrota y una victoria a la vez? La derrota es clara. La ley ómnibus no termina siendo lo que pretendían y se vieron empujados a ceder, siendo que en los medios de comunicación se plantan con el discurso de “no se negocia nada”. Sin embargo, desde el oficialismo, creen que tienen un mejor escenario del que creían en materia económica y, por ende, “se pueden graduar”. La gran pregunta es: ¿van a pedir mas los gobernadores? ¿Van a pretender obtener más coparticipación a futuro?

Al presidente le obsesiona la economía y busca resultados. El objetivo de déficit cero no se logra solo con cálculos en el escritorio. Y el tiempo corre.

El Congreso de la Nación marcó el ritmo y la necesidad de cintura política. Los objetivos económicos necesitan encontrarse en ciertos momentos del camino con el arte de la seducción política. La oposición lo sabe. Esa llamada “oposición dialoguista” (que algunos critican como si el dialogo fuera malo), conoce a la perfección que tiene un as sobre la manga: los necesitan. El gobierno que encabeza Javier Milei necesita de aliados porque su bloque tiene solo 38 diputados en la Cámara Baja. Y no es cuestión de darle la espalda a quienes pueden convertirse en aliados para garantizar el funcionamiento del Estado y la gobernabilidad. De lo contrario, pueden ser una piedra en el zapato.

Igualmente falta diálogo, códigos, cumplimiento y conocimiento de como funciona la articulación política. Resta saber si esta semana se entendió la lección de mancomunar objetivos pragmáticos para la economía del país con la política o, van a desgastar puentes necesarios y cruciales para los próximos cuatro años.

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