El mapa electoral de las últimas dos elecciones presidenciales se parece a la bandera de Boca Juniors. 

Tanto en 2015, como en 2019, el peronismo (azul) ganó en el norte y en el sur del país, mientras que Juntos Por el Cambio (amarillo) triunfó en la zona del centro. 

Estas dos elecciones son la base del análisis electoral para los comicios de agosto y octubre de este año. ¿Por qué? Porque en ambas elecciones, el factor polarización está presente y se repite el esquema de competencia entre dos fuerzas mayoritarias.

Para hablar con mayor exactitud: en 2019, el peronismo triunfó en el Noroeste (NOA), compuesto por La Rioja, Catamarca, Tucuman, Santiago del Estero, Salta y Jujuy y el Noreste (NEA), compuesto por Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones, a ellos se le suma San Juan, de la región de Cuyo, que hasta esta elección venía de una tradición peronista de unos 20 años. 

También ganó en Neuquén, La Pampa, Buenos Aires, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.Juntos Por el Cambio, en aquella misma elección monopolizó el voto en Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.Con este contexto como base, la siguiente pregunta es: ¿Cómo están preparando la elección para este 2023?

El primer acto de Sergio Massa fuera de Buenos Aires fue en Catamarca, es decir, en la región del NOA, donde Raúl Jalil va por la reelección el próximo 22 de octubre, junto con la elección presidencial. 

El gran norte argentino es mirado con cariño por el peronismo porque allí obtiene casi la misma diferencia de votos contra JxC que en la 1ra y la 3ra sección electoral del conurbano bonaerense.

 Por ejemplo, en las PASO del 2019, en el NEA + el NOA la fórmula Fernández/Kirchner sacó 1.7 millones de votos más que la fórmula Macri/Pichetto. En la 1ra y la 3ra sección del conurbano bonaerense sumadas la diferencia fue de 1.9 millones de votos, también a favor de Fernández/Kirchner. Esos cálculos se analizan para saber donde se debe reforzar la estrategia. Algo similar hacen en la oposición, donde su fuerte está en Córdoba y Santa Fe. 

Hoy, la elección a gobernador de Santa Fe es clave para definir la hoja de ruta de las próximas semanas. Para JxC no será lo mismo si gana Carolina Losada, la candidata de Patricia Bullrich o si gana Maximiliano Pullaro, el candidato que apoya Horacio Rodríguez Larreta. 

Un dato para recordar por si se repite la elección del 2015, donde hubo ballotage: aquel año, el batacazo macrista estuvo apoyado en la elección en Córdoba, donde la diferencia a favor de Macri fue de 43%. 

Además, ganaron en las provincias de La Pampa, Jujuy y La Rioja, donde en la primera vuelta el macrismo había perdido.    Ganar una elección depende de muchas cosas, entre ellas, está la estructura de base que garantiza un piso electoral y donde pesan mucho más los partidos tradicionales. 

El peronismo tiene capilaridad a lo largo y ancho del país, porque su construcción data de hace más de 70 años. Otro partido con igual despliegue es el radicalismo que tiene más de 130 años de historia, es por eso que el macrismo, a partir del 2015 se apoyó sobre la estructura nacional del radicalismo. Aquella vieja bipolaridad entre el radicalismo y el peronismo de las décadas del ‘80 y del ‘90 mutó al Kirchnerismo Vs. Macrismo que contenían al peronismo y al radicalismo en cada espacio. 

A partir de este año la historia comienza a dar otro giro que podría dejar en el camino a Cristina Kirchner y Mauricio Macri, para darle lugar a algo nuevo, en el peronismo pareciera estar claro que está en cabeza de Sergio Massa, mientras que en JxC se deberá dirimir entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta.

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