Mientras el presidente esta enfocado en cuestiones puntuales, como la defensa del discurso “anticasta” en redes sociales y medios afines, Karina Milei suma sectores de poder.

Quienes conocen de cerca a la secretaria de la Presidencia, aseguran que lo importante es caerle bien y tener perfil bajo. Dejó de escudarse bajo la denominación de “El Jefe”. Su figura es tan preponderante que se convirtió en: Karin. Sin mas.

La autonomía de la hermana del primer mandatario y su manejo de rigor con quienes integran el gobierno, la pusieron en el escenario de lo mas temido. “Ella logra detectar en poco tiempo si puede confiar en la persona con la que habla. Si desconfía, es una cuestión de tiempo para quedar afuera”, aseguran.

Karina Milei toma decisiones independientes para todas las áreas de la gestión. Desde la organización partidaria a nivel nacional para las elecciones de medio termino, hasta gestos de política internacional.

Esta semana, una más signada por el vaivén de la economía que no hace pie, Karina, mantuvo un reservado encuentro con el embajador de Francia para pedir disculpas por una publicación de la vice. Victoria Villarruel trató a ese país de colonialista. La jugada diplomática fue autónoma. Ni Francia había elevado algún tipo de queja, ni Karina anticipó la estrategia a Villarruel, quien se enteró por los medios de comunicación. Es sabido que el vínculo entre la fórmula presidencial pasa por una aguda crisis desde que se ganaron las elecciones. Cada tanto, intentan atenuar el choque publicando fotos juntos. La realidad es que Milei y Villarruel no interactúan en conjunto para llevar las riendas del gobierno. Hay un factor que agudiza los problemas en la relación: Karina.

La vice no es la única figurita a la que corren de los escenarios. ¿Dónde estaba la canciller en el encuentro diplomático para trasmitir que el gobierno argentino no comparte de ninguna manera las declaraciones de la vicepresidenta en relación a Francia?

En caso de que la circunstancia suponga un problema diplomático, corresponde que el ministerio afín, proceda en disculpas necesarias. 

El mensaje subliminal era para Victoria Villarruel. Sin embargo, dejó en evidencia que, a Mondino, no se la tiene en cuenta. Tampoco fue necesaria para la visita del presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou a la Casa Rosada. Mondino la vio pasar.

Mondino, ¿una figurita de decoración?

Sin ir mas lejos, el mes pasado, Javier Milei viajó a la Cumbre del G-7 en Italia. La comitiva presidencial incluía a Demian Reidel (presidente del comité de asesores económicos), Gerardo Werthein (embajador argentino en EEUU), Fernando Iglesias (diputado nacional alineado con Patricia Bullrich) y Karina Milei, por supuesto. ¿Y la ministra de relaciones exteriores? También la vio pasar. Abajo del avión, claro.

Si los vínculos de la política internacional no los lleva Mondino, quizás sea para centrarse en los asuntos importantes de la gestión comercial del país con el resto del mundo. Pero no. La secretaria general de la Presidencia pasó a su órbita todo lo referido a “Marca País”: atracción de inversiones, promoción de exportaciones y publicidad de Argentina en el mundo.

Diana Mondino se convirtió en una figura decorativa. No es tenida en cuenta para decisiones relevantes de la política exterior, ni siquiera como para mantener protocolos. Tampoco opera tras bambalinas en los armados de lo que se necesite.

Los rumores acerca de su salida se dieron en reiteradas oportunidades en los meses de gobierno de La Libertad Avanza. Sin embargo, continúa en el cargo. Puede que no haya nombres para ese puesto. O, quizás, que necesitan un perfil al que puedan destratar y desplazar constantemente de la escena.
 

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