Por qué el estilo de dos jóvenes treintañeros hace temblar los cierres electorales del PJ y de Cambiemos en Chubut
La manera en la que se mueven Julián Leunda (31) e Ignacio Torres (33), hace un enorme ruido entre la dirigencia histórica, que se siente desafiada. Dos exponentes de una nueva generación política que va por todo.
“Estos pibes no respetan nada, quieren todo ya y sólo piensan en ellos. No se dan cuenta que recién empiezan y tienen mucho por delante”. La frase es un resumen, una especie de compendio de las opiniones que se oyen de los dirigentes con mayor trayectoria tanto dentro del PJ como de la UCR. Los primeros hablan de Julián Leunda y los segundos, de Ignacio Torres: dos “millennials” que están en la arena política hace muy poco tiempo y que por estas horas tienen la osadía de desafiar a otras figuras con más años de recorrido, poniendo en jaque la armonía de los cierres de las listas legislativas en Chubut.
En ambos casos, vienen realizando una serie de jugadas estratégicas que los han posicionado en el centro de la escena, peleando por encabezar sus respectivas listas de senadores, a pesar de los intentos de dirigentes de peso que tratan de convencerlos -por las buenas o por las malas- de que todavía no les llegó el momento. Estas maniobras de los dos treintañeros chubutenses provocan un cimbronazo interno en los cierres de listas, y si bien no hay un pronóstico claro de cómo se van a resolver los acuerdos, ya marcan una advertencia de que hay una nueva camada de políticos que viene por todo.
Quienes los ven por el lado positivo, observan que estos jóvenes integran una nueva generación desestructurada, que se caracteriza por no medir demasiados riesgos; muestran mucha flexibilidad, con una mezcla de audacia y pragmatismo, sumada a una irreverencia que les hace llevarse todo por delante. Los que aprendieron a hacer política con otro estilo, se asombran de que no estén dispuestos a recorrer el “camino marcado”, ir paso a paso, acatando el mandato de sus antecesores.
¿Cuál es el fondo de la discusión? El repaso de algunos nombres de senadores que representaron a Chubut en los últimos tiempos, da una primera pista: Marcelo Guinle, Osvaldo Sala, José María Sáez, César “Kuky” Mac Karthy, Mario Cimadevilla, Carlos Maestro, Mario Pais. Todos ostentaban una enorme trayectoria que los precedía, con más de 30 años de militancia. Quizás con otro perfil de menor recorrido político, pero igualmente con mucha experiencia en su haber, también llegaron al Senado Nancy González, Graciela Di Perna y Alfredo Luenzo.
Al observar este repaso, se entiende el asombro de otros dirigentes que no pueden evitar la comparación: “¿Cómo puede venir un pibe que recién arranca, a querer sentarse de prepo en una banca del Senado?”, se preguntan los que ven como mejor preparados a figuras como Carlos Linares (59), Gustavo Menna (55) o Mario Cimadevilla (67). Si se contrapone el trayecto de estos nombres, salta a la vista que la primera aparición de “Nacho” Torres fue en PAMI con la gestión de Macri en 2015, y de ahí saltó a una diputación nacional en 2019, con 31 años. Ni hablar del caso de Leunda, cuya primera actividad pública en política data de apenas un año y medio, cuando el Presidente Alberto Fernández lo designó en su equipo de asesores.
Lo que está claro a esta altura del partido, es que ambos provocaron que se deba abandonar la primera estrategia, que fue de “ninguneo”: un tiempo atrás, los actores históricos de las cúpulas partidarias de ambos espacios, sonreían de manera sarcástica al escuchar la posibilidad de que alguno de estos muchachos pudiera llegar a encabezar alguna lista. Ahora, el ambiente político de la provincia ya no puede desconocer que estos “pibes” se mueven rápido, son muy audaces en sus jugadas y sus negociaciones, y que parecen dispuestos a dar pelea hasta el final.
Se trata de una disputa “generacional” con los más grandes, que tiene en medio de ambos extremos a varios exponentes de una generación “intermedia” de intendentes, que están a mitad de camino entre los dos modelos: si bien son jóvenes, están formados con la vieja escuela, como es el caso –por citar dos, uno de cada espacio- del comodorense Juan Pablo Luque (PJ) y el capitalino Damián Biss (UCR).
UNA SEMANA MOVIDA
El último domingo anticipamos desde esta columna que más allá de todos los nombres en danza, la pelea por encabezar la lista de senadores del Frente de Todos está circunscripta a dos figuras comodorenses: Carlos Linares o Julián Leunda. El primero se había postulado hace un año y ya era conocido por todos; pero el segundo, venía pasando bastante desapercibido para la mayoría hasta hace un tiempo atrás. Sin embargo, esta semana que acaba de culminar, tanto en el antes, el durante y el después de la reunión realizada en Puerto Madryn, el nombre del joven asesor presidencial explotó en todos los titulares políticos.
Ahora sí, en el microclima -como suele llamarse al sector ocupado en estos temas, de los que aún está alejado el común de la ciudadanía- no hay nadie que no haya comenzado a hablar en las últimas horas de este apellido, quizás desconocido para la inmensa mayoría. En buena parte se debe a que volvieron a instalarlo con fuerza quienes parecen ser sus dos principales aliados en estos momentos, que son los intendentes de Puerto Madryn, Gustavo Sastre, y de Trelew, Adrián Maderna.
Leunda se mostró haciendo actividades con ambos jefes comunales, y no perdió la oportunidad de realizar declaraciones periodísticas para dejar claras sus aspiraciones. El joven asesor presidencial habló con la prensa de sus ganas de ser el candidato de la renovación del peronismo chubutense, aunque siempre dentro de la unidad. Por su parte, Maderna aseguró a su lado que el comodorense “tiene todos los pergaminos para ser candidato, es joven y sabe gestionar”.
Pero más allá de estas actividades públicas, y de la “ultra vigilada” reunión de Puerto Madryn, lo más interesante de la semana estuvo en la cena del martes por la noche, también en la ciudad del Golfo Nuevo, de la que participaron como anfitriones los hermanos Ricardo y Gustavo Sastre, a solas con el empresario Cristóbal López y el mismo Leunda.
Más allá de los mensajes previsibles que se oyeron dentro del encuentro cada vez numeroso de la Mesa de Unidad, en este tipo de cenas más íntimas –como las celebradas en abril en la zona sur- es donde suelen tejerse los acuerdos más interesantes. Las micro reuniones (hubo varias entre lunes y martes) son más fructíferas que los encuentros macro, donde suele prenderse más el “casette”, o como dicen algunos, son “más de lo mismo y sin demasiados avances”.
Las versiones del encuentro Sastre-Cristóbal-Leunda son varias, e incluso una de ellas fue publicada en un medio de máximo alcance nacional. En nuestro caso, el olfato basado en información nos marca que hay un claro acercamiento de Sastre en apoyo a la candidatura de Leunda. Incluso con la posibilidad de sumar alguna figura femenina a la lista, como el de la actual viceintendenta madrynense, Noelia Corvalán, cuyo nombre se habría mencionado en la cena.
La gran incógnita es cuál sería el rol de López en ese hipotético acuerdo Sastre-Leunda. Si bien Cristóbal previamente había dejado clara su preferencia por Linares, hay quienes dicen que está “analizando todas las opciones”, y que además en esa cena es muy probable que se haya hablado bastante del 2023. No hay que pasar por alto que el gran objetivo del mellizo vicegobernador es que un madrynense pueda sentarse de una vez por todas en Fontana 50, como declaró nuevamente esta semana.
APOYOS Y SILENCIOS
La cuestión se vuelve más compleja si, al panorama de cierre dentro de 30 días, se le suma que aquí también está en juego la estrategia para gobernar Chubut dentro de dos años, donde está claro que otro de los aspirantes dentro de este espacio, además de Sastre, es el comodorense Juan Pablo Luque. Ya dijimos el pasado domingo que el intendente petrolero es el dirigente más incómodo en toda la provincia ante la disputa Linares-Leunda, y que hasta el momento ha optado por no fijar una posición, a diferencia de su vice intendente, Othar Macharashvili, quien en las últimas horas salió a respaldar la candidatura de Linares.
La indefinición de Luque en la interna es leída como un apoyo implícito a Linares, quien además tiene el fuerte respaldo del titular del sindicato de Petroleros Privados, Jorge “Loma” Ávila. Claro que ante esta prudencia del jefe comunal comodorense y otros de sus pares justicialistas, hay intendentes de peso, como los de Trelew y Madryn, que ya dan señales de haber tomado posición y haberse volcado hacia Leunda.
“Ojo que ya no se ganan más las elecciones con el voto sólo de Comodoro. Se lo mostramos con Das Neves contra Buzzi; el valle, Madryn y la cordillera también pesan”, se escuchó de un vocero de la ciudad del golfo luego de los últimos encuentros.
Linares y Leunda siguen jugando a fondo, cuando aún falta mucho para las definiciones. Y como ya expresamos, la famosa lista de “consenso”, en realidad va a depender de los acuerdos políticos que se logren tejer en esta etapa previa. En el caso de Leunda, su jugada está obligando por anticipado a posicionarse a varios gremios e intendentes que necesitan una relación fluida de gestión de fondos y obras con Nación. Una audaz estrategia que busca comprometer a actores que son claves dentro de cada localidad, para poner en marcha el “aparato” local en el caso de elecciones.
Las objeciones del entorno peronista que le pide más paciencia para esperar su turno, no parece hacer demasiada mella en el asesor de Alberto Fernández. Entiende que su momento es ahora, y pone toda la carne al asador. Juega a ganador, aunque esto no quiere decir para nada que tenga la disputa definida en su favor. A pesar de todo, Linares sigue siendo, por peso específico y por trayectoria, el candidato “natural” del peronismo, y cuesta imaginar que pueda quedar afuera de la boleta del Frente de Todos.
¿Esto significa que está en riesgo una lista de unidad? Para nada, tal como expresamos en la última columna, la orden desde Nación es que no haya PASO, y eso lo afirma Leunda cada vez que habla en público y en privado. La definición de los nombres de la lista final del PJ sigue siendo una incógnita imposible de develar cuando todavía falta un mes para el cierre de listas, una eternidad. Este interrogante se va a esclarecer recién pocas horas antes del cierre, por lo que tampoco hay que esperar que en el nuevo encuentro convocado para este lunes en Dolavon vaya a haber demasiadas concreciones.
ARDE CAMBIEMOS
Si bien hasta el momento tiene más prensa el Frente de Todos -por todo lo que se juega el justicialismo en la renovación de bancas en el Senado- es muy interesante lo que sucede en la previa del cierre del frente electoral de Juntos por el Cambio. Sus integrantes reconocen que están ante una oportunidad histórica porque es un espacio que en nuestra provincia no tiene ningún senador en estos momentos.
Ante esta responsabilidad como principal fuerza opositora nacional, en uno de los pocos distritos donde se renuevan bancas para la Cámara Alta, hay que decir que en Chubut el cierre entre la UCR y el PRO viene muy complicado, y en gran parte, obedece a la desafiante actitud del actual diputado, Ignacio Torres.
Como explicábamos en el caso de Leunda, también el manejo de Torres apunta a encabezar la lista de candidatos a senadores, contando con el aval del Jefe de Gobierno porteño y uno de los principales referentes del espacio hacia 2023, como es Horacio Rodríguez Larreta. Mientras hasta el momento el otro aspirante del espacio a encabezar esa lista, que es el radical Gustavo Menna, mantiene un perfil bajo, “Nacho” viene realizando varias giras y reuniones por toda la provincia desde el verano, cuando recibió a la presidenta del PRO, Patricia Bullrich.
Si bien tiene por delante aún más de la mitad de su mandato como diputado, Torres asegura estar en un proyecto nacional del PRO, en el que además de disputar la interna por el Senado, pretende postularse para ser gobernador en 2023. Semejante nivel de protagonismo, es lo que pone los pelos de punta a los socios del radicalismo en Chubut. Como dijeron a esta columna dos de los principales voceros de la UCR, “Torres juega su proyecto personal y mete a todo el espacio adentro, cuando necesitamos una lista de unidad, él juega la individual”. La explicación alude a que de ninguna manera el radicalismo puede resignar ese lugar, por el que va a pugnar además otro referente con lista propia, como es Mario Cimadevilla.
Hay márgenes de negociación, pero una lista de consenso necesita que alguno de los protagonistas se baje de su ego, como ocurrió en las elecciones de 2017. En cambio, en este caso, ni Torres ni Menna se han mostrado dispuestos a bajarse, y en el medio, se han tejido todo tipo de operativos, en los que han quedado tironeadas dos mujeres. Por un lado, Ana Clara Romero fue fruto de todo tipo de intentos de los radicales para sumarla a su lista, y si bien no se logró el cometido, es cierto que hubo algún ruido en el PRO ante la misma apetencia de ambos -el diputado y la concejal- de encabezar la lista de senadores.
Por su parte, Torres ha intentado cooptar a la presidenta de la UCR Jaqueline Caminoa, quien también fue tentada por Menna, aunque hasta el momento no quiso dar el sí a ninguno. La dirigente cordillerana asegura a sus correligionarios que de ninguna manera sacará los pies del plato, pero se mantiene firme en volver a firmar con el PRO la integración del frente electoral, una idea que algunos ponen en duda.
¿SE CAE EL ACUERDO?
Un grupo de dirigentes radicales se reunieron en Comodoro días atrás y allí surgió una carta de presión contra Torres: si no depone sus aspiraciones, amagan con no firmar la alianza, por lo que el radicalismo haría un frente aparte con el Polo Social, sin dirimir en una PASO contra la lista del PRO, que iría en solitario por su lado. Claro está que esta salida ha sido descripta como la peor alternativa por todos, porque sería dividir votos y allanar el camino al justicialismo y al arcionismo. Es decir, un remedio peor que la enfermedad.
Ante esta advertencia de romper el pacto en Chubut, que también sonó como una amenaza en otras provincias donde peligraba la continuidad del frente, el último miércoles se reunió en Buenos Aires la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio, donde una de las decisiones que se comunicó, es que el frente electoral debe mantenerse a rajatabla, o en todo caso ampliarse en todas las provincias, pero nunca dividirse.
Y se comunicó además que, si llegada la fecha de presentación de listas ante la justicia electoral, el 14 de julio, no se ha tomado una resolución, hay un compromiso de las autoridades nacionales tanto el PRO como de la UCR de que van a intervenir el distrito donde no se acate esta directiva. Es decir, una “bajada de línea” tajante y firme de que el espacio no se puede dar el lujo de perder la oportunidad de dar batalla en este turno electoral. Sin embargo, la dirigencia radical en Chubut no se deja asustar, y no cree en ese verticalismo dentro de un partido históricamente democrático.
Lo que se observa en muchas provincias, sin ir más lejos, Buenos Aires y Córdoba, es que van a ser varios los casos en los que las candidaturas se van a dirimir en internas. La cuestión es qué pasará luego con la lista que pierde. En el radicalismo, aseguran que quieren comprometer al PRO en la unidad porque si luego pierden la interna, ya hay antecedentes de que no terminan acompañando en la general, y pactan con la oposición.
En el PRO responden que esa no es la verdadera razón, sino que hay temor a dar un "mano a mano" con una boleta que además de Torres, va a tener como candidata a una figura convocante en la zona sur como es Ana Clara Romero, y que todas las encuestas dan como la lista favorita. Desde la vereda de enfrente, los radicales retrucan que no hay tal temor, ya que el radicalismo ha demostrado históricamente su mayor experiencia y manejo de estructura para las internas. Pero argumentan que el riesgo es que una campaña de este tipo puede traer aparejados muchos problemas de convivencia en los municipios, donde coexisten funcionarios y concejales de ambos partidos, y que van a ser obligados a jugarse en la previa por algunas de las boletas.
La cuestión llegó a tal extremo que, en los intentos del radicalismo por lograr la unidad, hubo al menos tres interlocutores que hicieron llegar a Rodríguez Larreta la necesidad de que “ordene” a Torres que se baje de la lista, algo que parece haber quedado descartado luego de la foto del último jueves, cuando Larreta y Torres se mostraron juntos en Buenos Aires. Cuentan que allí habrían programado el lanzamiento de la lista chubutense en los próximos días, con figuras exclusivas del PRO.
De ser así, quedarían dos negociaciones pendientes: en el PRO creen que la última posibilidad de la unidad sería que una figura del radicalismo vaya en una lista junto a Torres, pero acompañando en la categoría diputados (parece imposible que esto pase el filtro de la UCR); y lo segundo, que de acuerdo al porcentaje obtenido en la interna, luego se crucen candidaturas en la general, para tener el compromiso de acompañar desde ambos sectores.
Por lo pronto, el radicalismo tiene la expectativa puesta en el próximo 3 de julio, cuando se realizará la Convención Provincial, que tiene que definir un nuevo presidente y una política de alianzas. Si se autoriza a la presidenta del Comité Provincia, Jaqueline Caminoa, a avanzar en un frente, deberá luego resolverse con qué partidos y cuál es el reglamento para dirimir la interna. Habrá que ver cuánto hay de cierto en la presión de los dirigentes radicales de divorciarse del PRO después de 6 años, en una alianza que ha otorgado a JxC, intendencias y concejalías en 8 municipios, además de dos legisladores nacionales. Si esta ruptura se llegara a plasmar, sería un grito de gol para los justicialistas y para la lista de Federico Massoni y Fabián Puratich.