Fue una semana negra para la Argentina en materia económica. Justo el punto que más afecta al presidente. A menudo, soslayan desde el oficialismo que, a Milei, lo obsesionan las cuentas del Estado.

Los bonos operaron a la baja a pesar de un leve respiro el ultimo día de la semana. Hay dos premisas básicas que hay que tener en cuenta para los no expertos en economía. La primera: el mercado es emocional. Se mueve por expectativas. La segunda: la economía, para estabilizarse, necesita previsión y un contexto firme e invariable. 

Ese análisis no lleva a los rumores que trascendieron sobre las dificultades para renegociar el SWAP con china y a la manoseada Ley de Bases. 

Todo indica que, si bien hay negociaciones, la refinanciación con el país asiático no esta encaminado. Puede darse a medias o, directamente, no cancelarse en tiempo y forma. Estamos hablando de vencimientos, equivalentes en yuanes, de 4.900 millones de dólares en este mes y el que viene. Si hay que cancelarlo de manera total, el número se duplicaría. Por eso la búsqueda de calma y el entendimiento con el gigante país. Los desplantes a la diplomacia internacional no son gratuitos. 

El panorama político también esta complicado. Guste o no al oficialismo, el Poder Legislativo, tiene peso y puede imprimir presión. Es lo que sucedió esta semana con la media sanción de la Cámara de Diputados a una nueva formula de movilidad jubilatoria. 

El avance opositor para imponer medidas es un antecedente, mas allá de la discusión acerca de si el cálculo jubilatorio impacta en las arcas del Estado. En este punto, el gobierno asegura que pone en riesgo las cuentas públicas. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el costo sería de 0,40% del PBI. No parecería terrible. 

La semana que viene también trae expectativa y tensión legislativa. El miércoles se trata la Ley de Bases y el paquete fiscal en el Senado con varias convocatorias a marchas opositoras en la calle.

Hay consenso entre los analistas económicos que aseguran la necesidad de una señal de estabilidad política. En lo discursivo, eso no parece, incomodar al presidente. Arremete una y otra vez contra el Congreso. “Les voy a vetar todo, me importa tres carajos”, advirtió Milei esta semana.

La directiva, por lo bajo, es lograr la sanción de las leyes. Por eso, los funcionarios que dependen de Guillermo Francos y están al mando de las negociaciones, vienen gastando los pasillos y despachos de la Cámara Alta. 

¿Por qué Milei agrede en medio de la necesidad de estabilidad política y, por ende, económica? El mandatario se sigue amparando en las encuestas que le muestran el respaldo de la mitad de la población. La grieta, mas viva que nunca. Sin embargo, hay expectativa en ver si, los números, pueden cambiar este mes. 

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